CAPÍTULO 38

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-          ¿Te importa?

-          Más de lo qué crees…

-          Isabel me dejaste sola, no me iba a poner a ver tv hasta que se te dignará a venir..

-          ¿Y por qué, no?

-          Porque no, simplemente no…

-          Samay, no te pongas así…

-          Es qué ni siquiera sabes que pedo, corres a Ariel y el pobre te tuvo miedo o qué pedo con el vato que salió bien gallina…

-          No, no es que saliera… Samay, tengo que decirte algo, porque entre tú y yo no hay secretos…

-          ¿Qué chingadera me vas a decir?

-          Meto la camioneta, vamos al cuarto y te cuento…

-          No, no quiero ir contigo…

-          Samay, ¿A dónde te irás? Dejaste tus cosas en la habitación…

-          Pues después me las das, tomaré un taxi…

-          ¿Y qué te lleve hasta Monterrey?

-          Si…

-          No la mueles, Samay… vamos al cuarto, te explico porque me fui…

-          Nada de nada, no voy a subir…

-          Samay, por favor…

-          Isabel, es qué te pones tan loca, tan rara…

-          Ya perdón, perdón… pero sube conmigo, no te haré nada malo…

-          Bien, pero si me compras café…

-          Mi niña, te traje café y pan de elote…

-          Graciasssss, entoces subamos..

-          Adelante, me esperas en el lobby…

-          ¿Y si me llevas  a conocer algo más de aquí?

-          Bieen, vamos ándale.. súbete…

-          Yeeei, bebé…

-          JAjajaja, mendiga huerca…

-          Me adorasss…

-          Mucho…

Me llevó a una plaza y nos sentamos en una banca, y comenzamos a conversar.

-          Bien, ¿Y qué tengo qué saber?

-          Pues quiero que sepas que me encantas y que me estoy arriesgando mucho al contarte esto…

-          Isabel, cualquier cosa que me digas no creo que sea tan grave…

-          Bueno, no importa mucho… quizás eso piensas pero después quizás me querrás dejar y no saber nada más de mí…

-          ¿Tan malo es?

-          Si….

-          Ay, no la chinguesss… ¡Suéltalo pues!

-          Puesss

-          Puta Isabel, dilo…

-          Samay, no soy lo que tú piensas…

Crónicas de una HeteroflexibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora