No sabía porque carajos estaba nerviosa, si por la cena de hoy o por verle a ella, tan solo había pasado un mes y tantito; Sentía como si no la hubiera visto en 10 años.
Me cambié y me puse el vestido rojo que mi mamá me había regalado era un rojo puta y tacones de 7, me veía hermosa de eso no había duda, de hecho era el mismo que me había puesto para la graduación de una de mis primas, ya solo me faltaba peinarme decentemente y podría bajar y acomodar todo en la terraza, claro descalza porque con tacones seguro me daba en la madre.
No encontré una forma buena de peinarme, por lo menos sola no podía hacerlo y el cabello suelto me sentaba bien con ese vestido, baje y estuve acomodando las mesas, y los manteles quedaban hermosos, todo lucía bonito, de comer daríamos hamburguesas y hotdogs, el motivo que les dijimos de la reunión fue “Convivencia familiar entre amigos” después de todo necesitamos unión y esas cosas que hacen las familias.
Subí por décima vez a verme en el espejo, no sabía si realmente lucía bien, me pasaba como cuando la conocí por primera vez, me temblaba todo y no sabía que hacer; la hora marcaba 10 para 7:30, los nervios me mataban, todo en mí me comía por dentro.
- Mamá, me podrías ayudar a poner los centro de mesa… iré al Oxxo por otro paquete de servilletas..
- Hija, pero tengo en la alacena…
- Pero mujer prevenida vale por dos, nunca sabes mamá…
- Está bien, Samay…
Los pies me estaban jugando mal, parecía bambi y apenas me iba a subir a la camioneta de mamá para ir cuando recibo una llamada.
- ¿Aló?
- Hola bebé, ya vienes para acá?
- Emm.. sí ¿y tú?
- Ya estoy aquí, te espero…
- Está bien, ahí voy…
- Sí.
Colgamos, no lo podía creer me estaba llenando de preguntas tontas y de miedo; me estaba temblando el alma y no podía concentrarme bien, arranque la camioneta, el parque estaba a menos de 5 minutos en carro, iba por la avenida e imágenes de ella y yo en Allende se me vinieron a la mente, éramos tan felices, realmente la amaba… ¿y ahora? No quedaba mucho de ese amor, no sabía si al verle iba a estallar de amor o de rabia, me había usado, me había hecho la peor jalada del universo.
Estacioné la camioneta en una orilla de la Avenida, y ahí estaba ella. Mi corazón se paralizó y solo sonrió como imbécil como si nadie le hubiera hecho daño o le hubieran borrado el caset al muy pendejo, era bella, estaba bonita como ningún otro día, tenía un pequeño ramo de flores y vestía con ese pantalón mostaza que tanto me gustaba, y una sudadera de su equipo de futbol, obvio era rayada…. ¿Por qué le había salido lo cursi tiempo después? ¿Por qué tenía que estar tan pendejita? , caminé hacía el puentecito del lago donde estaba una banca y ella a lado, estábamos a menos de 3 metros de distancia ¿Qué le iba a decir? ¿Hola? ¿Te extrañé? ¿Nos vamos a besar? ¿Qué carajos estoy haciendo aquí? ¿Y si mejor corro? Y me voy… Sí, sí.. Mejor.
Corrí como pendeja como cuando no quieres abrir la puerta y corres para que tus hermanos la abran, me sentía tan cobarde, pero no sabía que carajos le iba a decir… algo en mí me decía que esto no estaba bien. No alcancé a llegar a la camioneta, lucero me detuvo de una tacleada, estábamos en el zacate, no le vi la cara, no la quería ver.
- ¿Por qué corriste?
- No te quiero ver…
- ¿Por qué no?
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Crónicas de una Heteroflexible
Novela JuvenilCrónicas de una Heteroflexible Basada en la historia real de una persona con la colaboración de muchas otras bocas. Crónicas la historia que te hará pensar en que si quieres chichis lucha por esas chichis y no por un banano que no te hará...