CAPÍTULO 31

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La noche paso, y ella durmió. Así como lo hacía antes entre mis brazos y en mí.

“Pero qué carajos habíamos hecho, ¿Cómo unos simples besos te alborotan las hormonas? Y te sientes lo suficiente capaz de tener relaciones, la vida era así…”

Dieron las 4:00am.

-          Saaamy.. Samay, bebé… - Era Lucero, me quedé dormida acariciando su cabello-

-          Emm? – aún toda jetona-

-          Te hablan por teléfono, está sonando … 

-          ¿ehh? ¿Quién es? – lo tomé y vi que era Enedelia –

-          ¿Contestarás?

-          Si, dame un minuto… - no recordé que estaba en vestimenta de cuero y me levanté para ver qué hora era y me asomé por la ventana, vi la luna, sonreí y luego escuché la melodiosa voz de Enedelia gritándome en el teléfono-

-          ¿Dónde te has metido?

-          Hola, buenos días…. – le dije sarcástica-

-          Déjate de chingaderas y dime que pedo…

-          Weee, estoy bien..

-          ¿Bien? Pero en donde…

-          En un hotel…

-          ¿Qué chingaos estás haciendo ahí? – me burlé de su “ Chingaos” –

-          Con una morrita…

-          ¡Válgame Dios! ¿Estás con Isabel?

-          Nooo, estoy con Lucero…

-          ¿Es neta?

-          SI, es neta…

-          ¿Y qué mierda fuiste a hacer? ¡TE pinche encanta que te metan la lengua en tu pussy!

-          JAJAJAJAJ, ya.. tranquila a la escuela si llegaré…

-          Más te vale, ¿Quieres que vayamos por ti a algún lugar?

-          No, no… estoy cerquita de la facu…

-          Mmm bueno, hoy entramos a las 8:00 te lo recuerdo…

-          Si, no hay pedo.. solo dile a Jaime o Erika que me lleven una blusa o que me presten una sudadera… ¿va?

-          Va, a las 8:00 Samay…

-          A las 7:30 ahí estaré…

-          Pendeja!

-          TE amo..

-          Te amo más.

Le colgué. Lucero estaba checando su teléfono. Me dediqué a verla por unos segundos y luego me miró y me sonrió y con la palma de la mano palmeo un poco la cama y fui hacía ella.

-          ¿Sabes qué me encantas, verdad? Es por eso que sonríes te gusta tenerme a tus pies…

-          Esas no son mis intenciones…

-          ¿A no?

-          No, no lo son…

-          ¿Y cuáles si?

Crónicas de una HeteroflexibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora