Capítulo 31
Dos mujeres con escasa vestimenta se acercaron a nuestra mesa, Stephen sujetó de la cadera a una rubia y la hizo sentarse en su regazo. (El nombre de Stephen se pronuncia Estifen, solo aclaraba)
- ¿Cómo se encuentran ésta noche, caballeros? Hoy nosotras seremos sus anfitrionas, así que pidan lo que quieran, sin restricciones, aquí en Black & White Samuels se permite todo, absolutamente todo- una morena habló lentamente intentando sonar sensual, queriendo provocarnos y lo logró con lo demás, pero conmigo no.
- Que excelente inicio, me encanta cuando mis muchachas hacen caso al pie de la letra- se incorporó Austin y las mujeres palidecieron.
- Jefe no sabíamos que estaba aquí, reciba nuestras disculpas y permítame traerle su trago favorito- la morena se enderezo y sonrió apenada.
Hace tan sólo unos minutos habíamos llegado a uno de los tantos clubes que poseía Austin, éste era el más frecuentado. Realmente si no fuese porque Austin es el dueño no hubiésemos logrado entrar de manera legal, porque de otro modo hubiésemos chantajeado a los vigilantes de la entrada. El lugar estaba repleto de gente, la música resonaba por todo el lugar, las luces eran incandescentes y añadiendo que el sudor y el alcohol marcaban los olores del lugar, también olía mucho a marihuana. Como dijo la morena, el club es de los pocos de la ciudad que permite absolutamente todo, desde sustancias ilegales hasta personas homosexuales. Y eso es decir poco, porque en el país está prohibido tener discotecas y clubes en los que los homosexuales y los heterosexuales compartan un mismo espacio, demasiado ridícula esa ley y más aún quiénes la aprueban.
- Gracias Karina, trae diez botellas de whisky, espera, ¿Ustedes van a querer inhalar o fumar algo?- nos observó a todos y creo ser yo el único que negó- Eso lo veremos hermano, Barby trae cinco sobres de coca, un frasco de éxtasis y diez porros de marihuana, con eso empezaremos la noche- ambas asintieron- Es tu despedida de soltero mi hermano y la vamos a despedir a lo grande- dio un chasquido con los dedos y tanto la morena como la rubia que estaba en el regazo de Stephen, se fueron en busca de lo ordenado.
- Me parece excelente, Harry es tu última noche en la que puedes hacer todo lo que quieras, a menos de que lo sigas haciendo después de tener otro anillo en tu dedo, ¿Le serías infiel a Anais?- preguntó Liam.
¿Realmente le sería infiel a mi preciosa diabla? No, no lo creo. Anais es la única mujer con la que me he sentido completo, la amo como nunca amé a nadie más. Me encanta todo de ella, desde sus ojos azules como el océano, su radiante sonrisa que me deja embobado, su esencia tan angelical que siempre me incita a corromper. Su personalidad fuerte pero que con mi cercanía se serena, la sensación de tenerla entre mis brazos en indescriptible, los momentos en los que le hago el amor y la escuchó y observó como ruega por más, toda ella me encanta y ahora sé que sólo ella podría destruirme.
- Hey bro, no le haz contestado a Liam, ¿Porqué lo piensas tanto?- Niall dio varios chasquidos frente a mi rostro y le di una mirada fría, así dejó de hacerlo.
- No le sería infiel, aunque no lo crean, Anais logró llegarme- señalé mi corazón y todos nos reímos.
- Bien, bien, bien, llegó lo pedido, muchas gracias muchachas, y recuerden estar cerca- ambas chicas asintieron y dejaron sobre la pequeña mesa todo lo que Austin les había pedido. Éste mismo destapó la primera botella, antes había colocado los vasos en la mesa y luego prosiguió a servirlos. Al hacerlo cada quien tomó un vaso.
- Muy bien hermanos, brindemos por el pendejo a mi lado que ha decidido amarrarse de por vida con su mujer ideal, a tu salud- rodé los ojos y sin tardar nos bebemos el contenido del vaso.
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Vendida Para Styles
FanfictionMarck Parker era el nombre de mi padre, un mafioso húngaro que estaba en ruinas. Él mismo tenía una deuda con un socio británico y a cambio de saldar ésa deuda y obtener un poco de dinero extra para poder desaparecer del mapa y dejar todo el asunto...