Capítulo 25 - "Distracción"

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Capítulo 25

El restó de la tardé, me encargué de mantenerla distraída, que no pensará sobre lo sucedido, le sacaba risas y eso me bastaba, durmió unas horas y al llegar las seis, el doctor regresó con el permiso para que a Ana le dieran el alta, además me informó sobre los enfermeros, una mujer cuarentona y un hombre de unos treinta si mal no escuché, ellos irían mañana temprano a primera hora a la casa de Gemma, hace unos minutos ya Anais había despertado, el doctor le prohibió usar ropas gruesas, ropas que estuvieran muy ajustadas a lo que se respecta de la cadera, fue llevada en silla de ruedas hasta mi camioneta, ella soltaba leves quejidos, se arrecosto de mi hombro, diciendo que para cuando lleguemos, la subiera a la habitación ya que se dormirá aquí. Cuando se estaciono el vehículo, cargué a mi pobre Diabla, llevándola hasta nuestra habitación, que sé encontraba lista sin percheros ni ropas por todos lados, iba a dormir con ella, pero mi madre creyó que era mejor no molestarla, que por hoy durmiera en la habitación de al lado y que ella juntó a mi hermana se encargarían de cuidarla, que yo debía descansar porque tenía medía semana sin dormir, pero lo que hizo que no durmiera, otra vez, está noche fue lo que me comentó mi madre Tienes que estar para ella cuando te lo pida y si no lo hace, igual debes estar ahí, ella entrará a una etapa de depresión, te dirá que quiere estar sola, pero en el fondo, eso no es verdad, todo lo contrario, necesitará todo tu apoyó y amor, y si tanto la quieres le cumpliras. Sin duda eso retumbaba en mi mente, no paraba de preocuparme el sólo echó de pensar de que no quiera estar conmigo nunca más, que anulara la boda y se fuera de mi lado, eso me aterraba aún más.

A la mañana siguiente llegaron Patricia y Hernán, los enfermeros del doctor, ellos la cuidarian por los siguientes dos días. No pude pasar tanto tiempo con ella como yo quería, debía antes encargarme de mi primo, quien debe de estar muy lastimado, en la mañana tuve dos reuniones con posibles compradores, ambos interesados en el mismo producto, calibres de 7 milímetro, ya en la tardé tendría sus respuestas. Llamé a Gemma preguntándole ¿Cómo estaba Ana? Me respondió que sólo quiso comer dos o tres cucharadas como máximo, que estuvo abrazada a una almohada sollozando parte de la mañana y que tenía momentos de crisis en los que tuvieron los enfermeros que inyectarle una dósis de calmante.

Llegué al lugar remoto donde estaría Charles, esperandome, porque el sabía que yo iría tardé o temprano, al bajar mis hombres me saludan respetuosos, asiento devolviendoles el saludó, la vieja bodega de textiles era inmensa, pero había solo una habitación tan alejada del exterior que si un auto estuviese acelerando sus motores, nadie lo escucharía, sin duda alguna, esté sitio es mi lugar favorito de Francia para torturar.

Me abren la puerta de la habitación, el lugar olía a putrefacción, al parecer no habían limpiado el lugar desde la última vez, no me importaba, al final, eso estaba a mi favor, porque sabía que a Charles no le gustaban los malos olores, eso lo alteraba. Uno de mis hombres me entregó un tapa boca, todos tenían una puesta, es que con semejante olor, no provoca respirar. Me adentre aún más, así pudiendo notar el cuerpo de Charles sujetado como Cristo, tenía el rostro con vista al suelo, sus muñecas estaban cortadas, muchos hematomas cubrían su cuerpo y las cadenas en su torso impedían que tuviera una respiración regular.

- Queridísimo primo Charles- caminé a su alrededor, contemplando lo mierda de persona en que se convirtió- que alegría que despiertes de la anterior paliza, dime, ¿Fue increíble verdad? Algunos de mis hombres fueron a la milicia, allí aprendieron un par de cosas, cuyas muy pocas han puesto en práctica contigo, no porque no quisieran, oh claro que no, fue por obediencia, si no les hubiera dicho que se detuvieran porque quería tener una charlar contigo, estuvieras aún recibiendo golpes aunque estés ya de rato inconsciente- me detuve frente a el, lo sujete del rostro, levantandolo y mirándolo, aunque el tuviera la vista perdida- ¿Porqué te llevaste a Ana? Mm, tengo entendido que tienes suficientes mujeres con el burdel que llevas a cargo, quiero saber cual es la historia, porque un secuestró así, no se planea de la noche a la mañana, habla- le propine un golpe en sus costillas, el gimio de dolor, negó- Con que no me dirás, vaya que sorpresa, Ted las hojillas, por favor- estire mi mano a la derecha y supe que ya me las había entregado, cuando sentí el material frío- Gracias, ahora primito, creí que desde la última vez que jugamos a esto, lo habías entendido, pero lamentablemente veo que no, ¿A quién engañó? Esto es divertido, por lo que tú y yo Charles, jugaremos como en los viejos tiempos- no esperé respuesta, clavé una hojilla en su pectoral derecho, un grito gutural llenó la habitación- Pregunta número uno, ¿Cuándo la conociste?- al no oír una respuesta inmediata, hundi el material más profundo, otro grito.

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