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-Gala, Gala
-GALA.- escuché que me gritaron haciendo que me sobresaltara.
-Gala, ¿que pasó?.-me miró preocupado.
Se había orillado en un pequeño campito que había al lado de la carretera.
-No paso nada, enciende el carro ya, no podemos permitir que se nos haga más tarde.-le dije reincorporándome en el asiento y sacando de mi mochila una botella de agua con una de mis pastillas de la ansiedad.
Sin estar tan seguro arranco y volvió a la carretera pisándole machin para recuperar el tiempo perdido cuando se paro.
Me puse el cinturón de seguridad intentando aclarar y entender lo que había pasado.
¿Que había sido eso?
Se sintió tan real, era como si hubiese vivido esa pesadilla otra vez.
Me quede metida en mis pensamientos hasta que el sonido de un celular me bajo de mi nube.
-¿Puedes contestar?.-me pregunto Cornelio.
Suspire estirándome para sacar su celular de su bolsillo y conteste sin mirar quien era.
Claramente habíamos dicho que no podíamos tener ningún tipo de distracción, pero podía ser importante así que sólo por eso respondí
-¿Bueno?.-pregunté
-¿Quien eres y por qué tienes el celular de MI prometido?.-escuché por la otra línea sacándome un jadeo de frustración por tener que lidiar con esta wey también.
-No te hagas, bien que sabes quien soy, TU prometido está ocupado ahorita, no puede responderte así que más al rato te devuelve la llamada.-le dije intentando guardar la paciencia, iba a colgar pero en eso hablaron de nuevo.
-Solo dile que pasado mañana tenemos la cita con la gine.-No alcanzo a terminar la oración cuando colgué y puse el celular en la guantera, para qué negarlo, un poco celosa.
Había pasado todo mi embarazo sola, con Ignacio Elvira e Inés, mi mamá estaba demasiado ocupada y no podía mantenerse en un solo lugar, y tampoco yo podía viajar por lo que era difícil cuando podíamos vernos.
Nunca salí de aquella casa, el doctor iba a hacerme los chequeos en casa, nunca tuve fiesta de revelación de sexo, mucho menos baby shower, y el día del parto Elvira lo entendió, era mitad de la madrugada cuando los dolores llegaron.
Me encontraba sola, sin mi familia ni nadie que me diera ánimos, nadie más que Inés que se encargaba de limpiar mi frente y besarla mientras que me decía que todo estaría bien, grite y llore como nunca antes, llegue a sentir que no podía lograrlo hasta que escuché un precioso y agudo llanto que me hizo volver a la realidad.

Negué con la cabeza intentando quitar todos esos pensamientos
-Dice tu mujer que pasado mañana tienen la cita con la ginecóloga, que no lo olvides.-le pase el recado y saqué mi celular para infórmale a Iván lo que estaba pasando, esa fue su única condición para que se quedaran allá, que estuvieran enterados de todo lo que sucedía.
Marque el número que me sabía de memoria y de inmediato me contestaron
-¿Que pasó?.
-Tranquilos, todo bien.-les indiqué tratando de normalizar mi tono de voz
-¿Donde vienen?.-pregunto Ovidio
-Venimos saliendo de la ciudad, todavía falta una hora pelada se me hace.
-Pero, ¿todo esta bien, chaparra?.-volvió a preguntar, maldita sea me conocen mejor que nadie
-Sí, todo bien.-repetí
-Te conocemos Ampi, ¿que sucedió?.
-Nada Iván, todo esta bien, es solo la adrenalina del momento.-le conteste tratando de soñar lo más segura posible.
Escuché como soltó un suspiro más no dijo nada, si en persona era difícil que me sacaran la sopa, por teléfono y estando con Cornelio sería imposible y lo sabía.

FÉNIX  [Cornelio Vega] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora