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¿Qué sucede Enrique? —preguntó en voz baja pues estaba muy asustada.

¡Serás estúpida! —respondió con altanería mientras alzaba la mano amenazando golpearla, por inercia cubrió su rostro, su hermano mayor giró de nuevo a la escena que sucedía frente a ellos, Sara la madre de ambos lloraba frente a Esteban su esposo quien yacía acostado en la cama, quieto y sin vida.

Desde hacía dos años Clarisa y Enrique vivían en un hogar roto, desde el accidente de su padre nada había vuelto a ser lo mismo, Sara se mantenía aislada de sus vidas atendiendo a su esposo postrado en su habitación esperando la muerte, tras la tragedia Esteban no solo no podía moverse, si no que sus riñones ya no funcionaban para nada bien, Clarisa con sus seis años había olvidado ya lo que se sentía recibir un abrazo o una palabra de afecto, pues de su hermano Enrique dos años mayor que ella solo recibía golpes y gritos. Conforme fueron pasando los años Clarisa se había convertido en una hermosa señorita, recibía clases de piano, canto y había aprendido lo necesario que una niña de doce años debe aprender, pronto la enviaría a un internado a culminar sus estudios, mientras que Enrique aprendía de economía, política y geografía, todo aquello que para ella era imposible, pues no se le permitía siquiera acercarse a la biblioteca.

Clarisa, es hora de que comiences a preparar tu equipaje —interrumpió su hermano en la sala de música donde se mantenía la mayor parte del tiempo, con un asentimiento ligero se dispuso ir a su habitación para llevar a cabo lo que su hermano le decía, Enrique se encontraba con ella, observándola mientras guardaba las cosas que necesitaría para los próximos años.

— ¿Me acompañaras al puerto? —pregunto tímida, aún le aterraban las reacciones de su hermano, más aun después de aquel día donde por accidente había tropezado con Nicolás, el mejor amigo de Enrique, tenía nueve años cuando sucedió aquello

»Se encontraba recibiendo clases de canto cuando la joven del servicio le avisó que se serviría el almuerzo en solo unos minutos, comenzó a recoger sus papeles y cuadernos de nota para guardarlos nuevamente en su cajón y se encaminó al salón donde seria servida la comida, desde abajo se escuchaban los gritos y pisoteadas de Enrique y Nicolás quienes se encontraban en el salón de arriba, ambos venían correteando como locos sin mirar a ningún lado en particular cuando por accidente Nicolás y ella se encontraron de frente, todo pasó tan rápido que Nicolás no tuvo tiempo de detenerse ni Clarisa de apartarse y ambos cayeron al suelo, sin embargo aquel chiquillo poseía una agilidad impresionante y justo antes de caer se giró para recibir todo el impacto mientras Clarisa quedaba sobre él.

—Lo siento Clarisa —decía Nicolás mientras la ayudaba a levantarse, pero su hermano estaba tan enojado, ¿Por qué tenía que ser tan inoportuna? Esa niña no sabía de imprudencias, mientras Enrique se hacía un telar de pensamientos en contra de su hermana, Clarisa sacudía su falda

— ¿Te encuentras bien? —preguntaba Nicolás pues aunque había sido el quien había recibido todo el golpe no había dejado de notar que Clarisa había lastimado su muñeca al caer, sin embargo no tuvo tiempo de dar una respuesta pues Enrique, sin previo aviso la tomó del cabello con fuerza alejándola de allí mientras ella solo podía llorar por el dolor y tomarlo de la mano que sujetaba su cabello.

—Enrique suéltame por favor —lloriqueaba ella, pero su hermano no atendía a sus palabras —Enrique fue un accidente —seguía insistiendo, frenó de golpe y la soltó con fuerza.

— ¿Por qué eres tan estúpida? —Gritó mientras la abofeteaba

—Enrique fue un accidente —dijo de pronto Nicolás tras el pero no le importó y volvió a abofetearla

AUNQUE PASE EL TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora