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Al día siguiente despertó gracias a Louise, a quien se le había caído la bandeja con el desayuno ocasionando un fuerte estruendo que hizo que abriera los ojos alarmada

Lo siento — decía mientras se agachaba para recoger el reguero, esta solo se limitó a observarla, aun se encontraba un tanto alterada por todo lo que había pasado la noche anterior. Louise decidió, después de recoger todo, ir a buscar el desayuno nuevamente mientras Clarisa lavaba sus dientes para volver a la habitación, al hacerlo se percató de la presencia de su hermano, tenía los ojos rojos y unas ojeras bastantes pronunciadas bajo ellos, de nuevo traía el cabello desordenado y lucía cansado

Clarisa necesito que hablemos— dijo intentando acercarse a ella pero antes de llegar se detuvo, sintiéndose avergonzado, por primera vez en su vida tenía la necesidad de decirle completamente la verdad a Clarisa, su verdad, aquella que solo conocía Nicolás y que tantas veces le pidió perdonar

Enrique creo que no es momento para hacerlo— propuso ella, sin embargo Enrique estaba totalmente dispuesto a hacerlo, había tomado el valor y si no lo hacía en aquel instante dudaba mucho que lo hiciera en otra oportunidad, justo después de pasarle seguro a la puerta se giró hacia ella, siendo los únicos en la habitación junto a Nicolás quien sabia todos sus secretos más felices, tristes y más oscuros también

Necesito hacerlo Clarisa, necesito o puedo no seguir soportándolo — fue lo que dijo mientras comenzaba a contar todo lo que durante tantos años su corazón ocultó

Recuerdo exactamente, la verdad, con muchísima claridad el día en que mamá llegó a casa con la noticia de que estaba embarazada, nunca me sentí más feliz en la vida, solo tenía dos años pero en mi memoria ese día está intacto, grité de la emoción y cada día que pasaba quería que llegara el parto

»Luego de algunos meses mamá nos dio la noticia de que no sería un hermano o hermana, si no que serían dos, ¿puedes creer lo emocionado que estaba?, mamá solo podía darme buenas noticias, así fueron pasando los días, los meses y yo no me despegaba un segundo de ella —mientras hablaba, no se había percatado de que algunas lágrimas brotaron de sus cansados ojos, aun parado cerca de la puerta, con el rostro ligeramente inclinado hacia el suelo, también tenía esa costumbre de su hermana, en la que retorcía sus manos con nerviosismo, lucía tan indefenso

»Un día en particular estábamos bebiendo té, sentados uno al lado del otro, cuando mamá comenzó a sentirse mal, yo no entendía que pasaba y me asusté demasiado cuando vi sus piernas cubiertas de sangre, era demasiada y yo estaba aterrado, papá llegó y la llevaron al hospital, pasaron alrededor de tres días en los que me carcomía pensando qué había sucedido y si había sido yo el culpable de aquello, cuando mamá volvió a casa estaba pálida y triste, papá traía consigo una manta rosada que envolvía un cuerpecito pequeño... eras tú—dijo, levantando la vista hacia ella, que hasta ahora se había mantenido mirando el suelo, tanto en vergüenza como por timidez — me pregunté dónde estaba el otro bebe, pero nadie me decía nada —Para ese momento ambos largaban lágrimas, sintiéndose uno en su dolor

»Algunos días pasaron, papá me dejaba verte y jugar, eras muy preciosas —Al decir aquello, una pequeña sonrisa surcó sus labios —tan pequeña y blanca —se permitió tocarle las manos para sostenerlas con fuerza cuando se acercó —mamá comenzó a tener más fuerzas y ahora pasaba tiempo con nosotros dos, nos divertíamos, éramos una gran familia —de nuevo bajó la mirada, su semblante se tornó más triste cuando los recuerdos fueron acumulándose en su mente —cuando tenías dos años mamá volvió a quedar embarazada —tuvo que hacer una pausa, su voz quedó totalmente cortada al decir aquello, pues a partir de este momento la historia cobraría sentido para Clarisa, quien hasta el momento no entendía porque le contaba aquello

AUNQUE PASE EL TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora