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A las siete de la mañana todas estaban despiertas, Louise lucia desesperada, siempre sucedía cuando algo importante venía, como el día de su graduación.

Debemos estar en Palm a las cuatro, Enrique vendrá por Clarisa a las cuatro treinta y a las seis es la ceremonia, lo que quiere decir que tenemos nueve horas para que esté completamente lista — no pudo evitar reírse, su amiga era muy meticulosa con el tiempo, le gustaba que todo estuviera exactamente realizado a la hora prevista, los estilistas llegarían a las dos de la tarde para peinarlas y maquillarlas a todas.

Quiero llamar a Nicolás — dijo cambiando de tema, las tres mujeres a su lado se miraron entre ellas, no se suponía que la dejaran hablar con él pero la expresión en su rostro les ablando el corazón, impidiéndoles negarse a su petición.

Sonrió con felicidad cuando le entregaron el aparato y corrió a su habitación mientras esperaba a que atendiera.

Buenos días amor, pensé que no te dejarían hablar conmigo — la voz de Nicolás le transmitió toda la paz que necesitaba, oírlo le devolvió la paciencia que había perdido en las últimas horas.

Buenos días... no iban a hacerlo, puse carita de cachorro — comentó con diversión — ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? — le preguntó, no quería esperar más tiempo para estar a su lado nuevamente

Esa cara es una trampa — rio — Estoy bien amor ¿Cómo estás tú? —

Quiero estar en casa contigo — admitió y lo oyó soltar un suspiro largo

Yo también quiero eso, si pudiera manejar ya hubiese tomado el auto para buscarte — dijo con sinceridad, no tenía duda de que lo hiciera — ¿Que hicieron ayer? — preguntó para cambiar de tema, distrayéndose de la bruma que los cubría y la ansiedad por que el tiempo corriera más rápido ese día

En la mañana estaba muy molesta, luego mamá me contó una historia de ella y papá, luego fuimos a hacernos manicura y por último vimos como tres películas románticas — del otro lado oía como Nicolás reía, él se imaginaba esa escena, le ponía muy feliz saber que se había divertido y que no había sido tan malo como pensaron — ¿Ustedes que hicieron? — quiso saber ella

Jugamos video juegos, tu hermano es un perdedor le gané todas las partidas — ambos rieron y hablaron por un rato, las mujeres dejaron que lo hicieran, el día anterior aunque se veía feliz ellas sabían que no lo estaba del todo, sin embargo tras haber hablado con Nicolás su semblante había cambiado por completo, al salir nuevamente de la habitación le entregó el aparato a su mejor amiga y la abrazó con entusiasmo, había recuperado su buen humor.

Tras el desayuno algunos de sus familiares que se alojarían en casa llegaron y acompañados de algunas chicas del servicio se instalaron en las habitaciones de huéspedes, Clarisa no conocía a la mayoría de ellos, pero al ver a una de las mujeres que llegaban, supo que se trataba de su abuela Nora, con los mismos ojos azules que su madre ella lucía mucho más elegante, como esas mujeres estiradas de élite, Sara definitivamente era más gentil.

No puedo creer que al igual que tu madre vayas a casarte tan joven — le dijo al verla, a Clarisa casi le da algo por sus palabras, pero fue Sara quien intervino.

Mamá por favor — la expresión en su rostro era de incomodidad y reclamo.

Estas muy hermosa Clarisa, hace mucho años que no te veía — ella simplemente sonrió, no tenía mucho que decirle pues no había tenido contacto con ella desde su cumpleaños número seis, antes de la muerte de Esteban.

AUNQUE PASE EL TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora