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Una melodía repetitiva la despertó de un maravilloso sueño donde Nicolás y ella compartían la experiencia más linda que jamás... abrió los ojos de golpe al notar el brazo que la envolvía en la cintura, levantando el rostro se dio cuenta que no había sido un sueño, si se había quedado a dormir con él y no estaba en absoluto arrepentida, nunca pensó despertar a su lado y la sensación que la rodeaba era magnifica, la melodía seguía y seguía sonando y se dio cuenta que era el celular de Nicolás que sonaba pero él no parecía querer despertarse, se veía tan hermoso allí acostado, con los ojos cerrados y la boca ligeramente abierta, todo su rubio cabello alborotado, le encantaba y mucho, se debatía en despertarlo o no, si había puesto la alarma significaba que debía despertarse y con ese pensamiento movió un poco su hombro, llamándolo en voz baja, sin embargo lo único que logró fue que la apretara aún más contra él

Es la alarma del trabajo— dijo aun con los ojos cerrados —no iré— estaba loco, definitivamente estaba loco, Nicolás había faltado al trabajo el día anterior, no podía faltar este también

Debes ir, ayer no lo hiciste— presionó un poco para hacerlo cambiar de opinión, pero él solo se encogió de hombros, debía haber algo que hiciera que se levantara de esa cama y fuese a trabajar, su mirada se paseó por toda la habitación, mientras sus pensamientos iban y venían

No pasa nada, no van a despedirme— comentó para tranquilizarla

¿Cómo estas tan seguro? — le preocupaba mucho que Nicolás se quedara sin trabajo

Soy lo mejor que tiene esa empresa— una sonrisa petulante apareció sobre sus labios, aún mantenía los ojos cerrados, ella se mantuvo en silencio, no era un juego para ella —llamare a mi secretaria, le diré que no me presentaré a trabajar hoy y tu relajaras esa expresión que seguro tienes en el rostro y desayunarás conmigo— abrió solo uno de sus azules ojos para mirarla, efectivamente en el rostro de Clarisa había una expresión que se asemejaba al ceño fruncido, lo miró sorprendida, la conocía bastante bien, aun sonriendo desenredó los brazos para tomar su celular, el cual reposaba sobre la mesita de noche y detener el molesto ruido, Clarisa aprovechó el acto para levantarse de la cama, su ropa descansaba sobre una silla en la esquina de la habitación, la tomó con intención de cambiarse

Clarisa... yo...—Habló Nicolás, haciendo que se detuviera a medio camino del baño y se girase a él —Bajo el lavabo hay un cepillo nuevo, puedes usarlo si quieres— ella asintió agradecida, dedicándole una sonrisa, con Nicolás se le hacía tan fácil sonreír, con Nicolás sentía que no había ningún problema, con él todo fluía de una manera casi mágica, tenía suerte de no usar mucho maquillaje, porque no llevaba nada de eso en su bolso

Unos minutos más tarde salió completamente vestida y aseada del baño, encontrándose a Nicolás con el cabello húmedo y vestido con un jean negro y una camisa blanca con un estampado gris, se veía bastante informal, se miró a sí misma y sintió que no encajaba con él, Nicolás lo notó así que se apresuró a sacar ese pensamiento de ella

Te ves hermosa— aquellas palabras la sobresaltaron, no las esperaba en absoluto —Me lavaré los dientes y luego iremos a desayunar ¿te parece bien? — Nunca se cansaría de lo atento y educado que era, Nicolás es justo lo que ella siempre espero que fuera, incluso había llegado a sobrepasar sus expectativas

Sí, estaré en la sala— respondió

Preparé café— y con esas palabras la dejó en la habitación nuevamente ¿tanto había tardado ella en el baño que Nicolás se ducho, se vistió y preparo café? Se apresuró a la cocina antes de que saliera nuevamente y la encontrara allí, sobre la mesa de centro encontró su bolso y lo tomó, mientras se servía una taza de café revisó su teléfono, solo habían mensajes de Louise y decidió que los respondería más tarde, llamó entonces a su casa, necesitaba hablar con Julieta

AUNQUE PASE EL TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora