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Durante el camino Clarisa se había quedado dormida, cosa que le hizo mucha gracia a Nicolás y aprovechándose de su sueño avanzó con mucha más velocidad hacia su destino, acortando el tiempo de llegada, una vez estuvo estacionado, bajó del auto y con delicadeza movió a su acompañante para despertarla.

Clarisa llegamos —dijo mientras pinchaba su hombro, esta se movió y con lentitud abrió los ojos, le tomó solo unos segundos desperezarse y entender lo que estaba sucediendo a su alrededor, Nicolás solo mantenía una enorme sonrisa dibujada en su rostro, mientras captaba cada una de sus reacciones, bajó del auto luego y comenzaron a caminar por la arena aunque no pudo dar más de tres pasos pues sus zapatos altos se lo impidieron

Creo que deberías quitártelos —sugirió Nicolás, Clarisa lo miro apenada —Vamos, yo también me quitare los míos —sin preámbulo se los sacó y los lanzó a ningún lado en particular de la playa, Clarisa sonrió por su acción y viéndole tan emocionado imitó su acción, sin tirar los suyos pues eran prestados, los dejó a un lado del auto y tomó la mano que le era tendida.

En silencio comenzaron a caminar tomados de la mano, descalzos, observando todo a su alrededor, Clarisa guardaba todo en sus recuerdos, siempre había soñado caminar por la arena de la playa, pero Enrique nunca la llevo pues imposible que usara un traje de baño, este día se sentía tan libre, como nunca, ni siquiera el día que emprendió viaje al internado o cuando al fin culminó sus estudios se sintió tan libre como ahora.

¿Te gusta? — preguntó Nicolás irrumpiendo en sus pensamientos

¡Es muy hermoso! —Dijo ella, observando las olas chocar en la orilla de la playa — ¿podemos acercarnos? —preguntó tímida mirándole

Hoy podemos hacer lo que tú quieras —respondió el

Se acercaron hasta la orilla, justo donde la arena se tornaba fría y sus pies se mojaban con la espuma. Soltando la mano de Nicolás se agacho hasta tomar el agua entre sus manos, su vestido ahora estaba mojado, pero eso no le importó, él la miraba atento, encantado, emocionado.

¡Esta fría!— comentó aun con las manos en el agua, Nicolás sonrió y se agacho a su altura, tomo un poco entre sus manos y le salpico en la cara. Clarisa soltó un pequeño grito de sorpresa y perdió el equilibrio, cayendo por completo al suelo, empapando así todo el vestido

¡Por Dios Clarisa, lo siento tanto! — entre carcajadas y preocupación intento ayudarla a que se levantara, ésta por su parte no reía, lo miraba seria lo que hizo que el dejara de sonreír

¡Me voy a congelar!— fue lo que dijo luego de unos segundos de silencio

Déjame decirte querida, que tuviste que pensar en eso antes de ponerte ese vestido tan... — dejó las palabras al aire mientras hacía señas con sus manos, Clarisa sonrió, mientras sus mejillas se tornaban rosas por el apodo con el que la había llamado «querida» guardo en sus pensamientos

Culpa de Louise— la miró, levantando una ceja y a modo de regaño dijo

Debo asumir que esta Louise es la niña que te prestaba el computador clandestinamente— Clarisa asintió suavemente y este negó riendo.

Ven— de nuevo tomo su mano y entrelazo sus dedos, caminaron fuera del agua y señalo el suelo para que se sentara a su lado

Arruinare aún más el vestido— se quejó ella

De nuevo palmeo a su lado, esperó...

Al fin lo hizo, se sentó en el suelo, con el vestido mojado y la arena adhiriéndose a él. No podía creer lo que estaba haciendo, prácticamente estaba arruinando el vestido, si Louise la viera de seguro la regañaría. Nicolás tenía sus piernas flexionadas, se quitó su chaqueta y la coloco sobre los hombros de Clarisa para que efectivamente no se congelara como había dicho. Rodeo sus piernas con ambos brazos y la chica a su lado imito su posición.

AUNQUE PASE EL TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora