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Justo hoy, justo hoy tenía que pasar, justo hoy esa mujer tenía que aparecer de nuevo para atormentarle la existencia y la poca paciencia que hasta ahora había estado guardando. Tomó el primer taxi que pasó frente a la casa de los Evans y fue directo a su apartamento, Ben el vigilante de su edificio le había enviado un texto avisándole que Carmen estaba esperándolo, ella había sido su novia durante un tiempo, sin embargo habían dejado su relación y no espera verla, ni hoy, ni nunca, conocía muy bien a Carmen y sabía que hasta que él no fuese ella no se iría.

Se bajó del auto con fastidio y la encontró de pie en el vestíbulo del edificio, ya que Ben no la dejaba subir, era una mujer hermosa, con el cabello cobrizo y los ojos negros pero lo que había entre ellos había terminado hace mucho tiempo, sin embargo cada vez ella le llamaba intentando hacerlo cambiar de opinión, para que volviese con ella, ya era hora de que entendiera que eso no iba a pasar.

Se acercó apresuradamente, cuando estaba frente a la pelirroja ésta habló, fuerte y decidida, con coquetería

No me has llamado— una de las razones que hizo que Nicolás dejara aquella preciosa chica fue su voz, tendía a ser un tanto irritante, era excesivamente chillona y alta, él era un caballero, pero ella le complicaba la existencia

Escucha Carmen— dijo, tratando de mantener la calma mientras la detenía del abrazo que estuvo a punto de darle

Nosotros terminamos hace como tres meses— y ahí estaba, su honestidad, la expresión en el rostro de la chica fue, como si hubiese derramado un balde de agua fría sobre ella, estupefacta. Pero no se inmutó del todo, prefirió ignorar sus palabras e intentarlo de nuevo, coqueta, segura de sí

Nicolás, pero si nosotros nos amamos—también usó esa expresión, de cachorrito, esa que en algún momento lo convenció de mil cosas, de no dejarla, de no irse, de volver con ella. Pero esta vez era diferente, esta vez tenía otro motivo por el cual luchar

No Carmen— respondió tajante —eso no es verdad— apartándola con delicadeza comenzó su camino hacia los ascensores para ir a su apartamento, justo antes de subir en él, se detuvo girando hacia ella con expresión sería y exclamó

Espero que está vez lo entiendas— con eso la dejó sola, rezando para que no volviera más a buscarlo. Hizo una seña de agradecimiento a Ben, por avisarle y se adentró en el ascensor

Mientras estaba en su casa, pensaba, en todas las cosas que estaban pasando, en el regreso de Clarisa, la madrugada en la playa, la actitud de Enrique. Su cabeza estaba trabajando a mil por hora, ideando la forma más sencilla para ellos de estar juntos sin poner a Clarisa entre la espada y la pared, sin perder su amistad con Enrique. Pero como el mismo le había dicho, resolverían una cosa a la vez, no quería precipitarse o hacerla sentir obligada a nada, llevaría las cosas con calma, mientras pudiera disfrutaría cada segundo a su lado, demostrándole de una mil formas lo mucho que la quería y lo mucho que quería mantenerse con ella.

Clarisa por su parte no sabía realmente lo que sentía, tenía tantos sentimientos
encontrados que su mente trabajaba en asimilarlo, por una parte se sentía feliz de haber regresado, de conocer todo lo que Nicolás había ocultado tanto tiempo, de poder estar nuevamente con él, sin embargo también se sentía completamente triste por la forma en la que su hermano la trataba, cómo la despreciaba, no creía que aún sintiese ese rencor absurdo que le carcomía el corazón, que ella no entendía el porqué.

Luego del té ambos se dirigieron a rumbos distintos, Enrique fue directamente a su oficina, mientras ella decidió dar un paseo por el jardín, era tan hermoso y grande, daba pasos lentos, regodeándose del olor de cada una de las flores que se encontraban allí, jazmines, rosas, lirios, amaba ese lugar, sus colores y olores, todo perfectamente ordenado. Cuando era pequeña caminaba entre los arbustos, imaginándose como Alicia en el país de las maravillas, imaginando que en cualquier momento se encontraría con el conejo que siempre iba de prisa o que las flores comenzarían a cantar, sonrió ante el recuerdo, en el centro de aquella exposición de flores se encontraba una fuente, con un cupido grande del que brotaba agua, amaba sentarse al borde de ella y mojar sus manos, esta vez hizo lo mismo, mientras veía su reflejo en el agua, un recuerdo llegó a su mente

AUNQUE PASE EL TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora