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La última semana avanzaba, ya solo faltaban dos días para el gran día y ellos no parecían estar abrumados por el tiempo, sin embargo sus amigos y familia tenían una sorpresa preparada, Sara había planeado junto a Louise y Sharon llevarse a Clarisa a casa el viernes por la mañana, así estaría literalmente separada de Nicolás hasta que se volvieran a ver en la iglesia, las tres mujeres estaban de pie frente a la puerta del apartamento con insistencia.

¡Por el amor de Dios! Debe ser Enrique murmuró Nicolás aun acostado, eran apenas las ocho de la mañana y fue Clarisa quien se levantó para abrir la puerta, sin embargo el rubio la siguió con la intención de reclamarle por la insistencia.

Todo quedó en sus pensamientos al ver a Sharon, Sara y Louise frente a ella.

¿Pasó algo malo? preguntó preocupada.

No, para nada dijo Louise y Sara esbozó una gigantesca sonrisa.

Venimos a llevarte Instintivamente retrocedió, mirando a Nicolás alarmada, quizá él se hacía una idea y la verdad no le agradaba mucho — Es importante que no se vean hasta la boda

No mamá, no creo que...-

No seas llorona Clarisa interrumpió Louise, le avergonzaba sobre manera la situación, Nicolás sin camisa en la sala del apartamento y ella con un pijama bastante corto rogando para que no siguieran insistiendo.

Hija, es tradición fueron las últimas palabras de Sara antes de prácticamente ordenarle que se vistiera, buscara sus cosas y se marchara con ellas.

No me quiero ir, estoy asustada decía mientras caminaba de un lado a otro en la habitación, Nicolás estaba sentado a la orilla de la cama, por supuesto que él tampoco quería que se marchara, pero ellas tampoco lo harían sin Clarisa así que no tenían opción.

A partir de mañana no habrá nadie que pueda hacer que te vayas le dijo para calmarla — Yo también estoy asustado, pero de la buena manera, estaremos bien consoló tomando sus manos para acercarla, ella lo abrazó con fuerza escondiendo el rostro entre su pecho.

Veinte minutos más tarde se despidieron del rubio a quien Sara le aseguró que Enrique pasaría la noche con él y Nicolás asintió sonriendo, subieron al auto de Louise y fueron a desayunar, no habían pasado más de quince minutos cuando decidió enviarle un mensaje, sin embargo Louise la detuvo.

Te prometo amiga, que está bien... tú debes relajarte y disfrutar esto, mañana es el gran día y nosotras nos encargaremos de absolutamente todo, tu hermano también está involucrado así que respira y sonríe esa era la manera de Louise de transmitirle confianza, hablándole con la sinceridad por delante, apoyándola y entendiendo absolutamente todas sus preocupaciones, por esa razón decidió aceptarlo y entregándole el celular a su amiga prometió hacerle caso.

Aunque pensó que pasarían el día divirtiéndose la verdad es que había sido una horrible tortura, sin comunicación con Nicolás pues no le habían entregado su celular se quedó en su antigua habitación, sobre la cama descansaba su vestido pulcramente colocado, era realmente perfecto, amaba cada detalle, cada bordado, todo.

A la hora del almuerzo se reunió con las chicas en el comedor, ellas hacían llamadas, caminaban, salían y entraban, terminando los últimos detalles, asegurándose que todo estuviera perfectamente, cada vez que preguntaba le respondían con un sencillo "no tienes nada de qué preocuparte", de un momento a otro terminó llorando sobre la fuente del jardín.

AUNQUE PASE EL TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora