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- ¿En qué piensas? - preguntó Clarisa

-En lo egoísta que es tu hermano- confesó con la vista en ella, no quería dejar de mirarla, su mano fue a parar sobre su mejilla, donde dejaba suaves caricias, ella no dijo nada respecto a Enrique, sabía que cualquier cosa que dijera lo haría enfadar, quizá no lo conocía del todo bien, pues ahora había pasado un largo tiempo en el que Nicolás podría haber cambiado muchas cosas de las que ella solía recordar, pero sabía que cuando se empeñaba en algo, muy difícil que alguien lo hiciera cambiar de opinión

- ¿Qué tal que llegue ahorita? -pinchó Nicolás, quería saber cuál sería su reacción

-Estaríamos en un gran aprieto- contestó ella su pregunta, aunque aquellas palabras salieron de sus labios con un tono sorprendentemente calmado, le aterraba pensar en la idea de Enrique apareciendo por la puerta del jardín, encontrándolos a ambos tendidos en el suelo

-Me gustaría tomarte de la mano siempre... -no detenía sus caricias, Clarisa cerró los ojos, disfrutando -presumirle a todos que tengo a la novia más linda del mundo- abrió los ojos de golpe, mirándolo con curiosidad - ¿Qué? -inquirió él

- ¿Soy tu novia? - Nicolás frunció el ceño, claro que lo era... porque lo peguntaba

- Si - afirmó - ¿Por qué me lo preguntas? - quiso saber. Ella le dirigió una mirada de reproche y un pequeño brillo de vergüenza cruzó sus ojos marrón

-Porque no me lo has pedido- respondió en voz baja, avergonzada por esperar el momento especial en el que se lo pidiera y molesta con él por asumir que era su novia por el hecho de haberla besado, se sentó de inmediato, sintiéndose bastante torpe, no tenía mucha, más bien nada de experiencia en ese tema, pero pensó que Nicolás le pedirían que fueran novios

-Yo...- Nicolás no supo que decir, imitó la acción de Clarisa, sentándose -Lo siento... de verdad- se disculpó, aunque realmente no sabía que decir, lo había tomado con la guardia baja, no pensó en ello hasta ese momento, el momento en el que Clarisa lo miró con los ojos llenos de vergüenza

-Está bien, no importa- dijo ella para restarle importancia

-No claro que importa- tomó una de sus delicadas manos y la llevó a sus labios -Lamento haberlo asumido y ya- el celular de Nicolás sonó, en una llamada entrante -Voy a compensarlo - dijo y contestó la llamada - ¿Si? -

- ¿Dónde estás? Necesito ayuda- era Enrique, su voz sonaba ahogada, estaba en problemas, se levantó apurado, Clarisa frunció el ceño ante la actitud de Nicolás

- ¿Dónde estás tú? Te busco - no iba a decirle que aún estaba en su casa

-Afuera de tu casa- contestó Enrique y se lo imaginó sentado frente a su puerta

-Voy para allá- dijo y colgó, Clarisa seguía mirándolo con el ceño fruncido, Nicolás parecía bastante alterado -Era tu hermano, está en mi casa, dijo que necesitaba mi ayuda, sonaba preocupado-Clarisa se levantó a su lado, preocupada ahora por él, ella lo quería mucho pese a su comportamiento egoísta y grosero con ella

- ¿Le habrá pasado algo? - no se podía imaginar si su hermano estaba en problemas o si algo malo le sucedía

-No lo sé, te llamo ¿sí? - dijo para dejar un beso sobre sus labios y salir de la casa Evans directo a la suya, estaba inquieto, tenía un mal presentimiento sobre lo que estaba pasando, llegó a su casa y saludo a Ben, para su suerte el ascensor no tardó demasiado, al llegar a su piso se encontró con la imagen de Enrique, sentado frente a su puerta, las piernas extendidas sobre el suelo y los ojos cerrados, a su lado yacía una botella de vodka por la mitad "¿Qué lo habrá llevado a beber nuevamente" se preguntó Nicolás, agachándose hasta quedar a su altura

AUNQUE PASE EL TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora