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La semana transcurrió de la misma forma, reuniones, firmas y Nicolás más emocionado que nunca, trabajando arduamente para que las oficinas fueran las mejores, pedía la opinión de Clarisa y Enrique cada cuánto y aunque generalmente diferían siempre terminaban llegando a un acuerdo que los beneficiara a ambos gracias a la ayuda de Nicolás, el día miércoles solo se presentaron durante la mañana pues el rubio debía asistir a sus terapias con el fisioterapeuta, cada día que pasaba él sentía su recuperación mucho más cerca, sentía como sus piernas adquirían mayor fuerza con cada terapia

Doctor disculpe, ¿Cuántas terapias deberá realizarse Nicolás? — preguntó Clarisa desde su lugar viendo a su prometido sobre una máquina de correr que lo tenía atado a la cintura con un arnés para que pudiera mantenerse de pie durante toda la sesión, aquella máquina lo ayudaba con la movilidad de sus piernas y adquirir fuerza, le gustaba observarlo, lucía concentrado y decidido

Serán solo dos meses, estoy seguro que en ese tiempo él podrá retomar su vida con normalidad, quizá necesite ayuda de un bastón, pero no será nada del otro mundo— respondió con confianza, aquello se sentía como si una enorme loza fuese apartada de su espalda, Nicolás giró el rostro hacia ella y le sonrió con alegría, ella correspondió de la misma forma

Las terapias constaban de algunos ejercicios, que ella ayudaba también a realizar durante las noches, como el estiramiento de las piernas y masajes, en ocasiones Nicolás se avergonzaba y no le permitía ayudarlo pero siempre terminaba convenciéndolo con palabras de apoyo y besos, generalmente las sesiones con el fisioterapeuta tardaban una o dos horas y pacientemente ella esperaba.

Es muy decidido, seguro sucede antes— comentó ella y el doctor asintió de acuerdo, Nicolás avanzaba en su salud mucho más rápido de lo que lo hacían generalmente los pacientes con ese tipo de accidentes y Clarisa estaba muy orgullosa.

Observaba desde su lugar como las enfermeras masajeaban sus piernas y terminaban con la terapia, a las tres de la tarde ambos salían de la clínica rumbo a su apartamento, sin embargo Nicolás no tenía muchas ganas de quedarse en casa aquella tarde así que propuso:

¿Quieres ir al parque? — Clarisa lo miró con curiosidad, aunque a ella le parecía una maravillosa idea

Sí, me gustaría— aceptó feliz

Bueno, pero vayamos por algo a súper primero— a Nicolás le gustaba mucho sorprender a Clarisa, llevándola a lugares sin que supiera o sorprendiéndola con sus bolsas de gomitas preferidas, sin embargo se adaptaba a la situación y aunque tenía limitaciones, cada día agradecía no haber muerto en el accidente y poder estar al lado de la mujer que amaba, a su lado la vio sonreír, cada vez que hacía ese simple gesto su corazón se hacía más grande, amaba verla feliz, amaba simplemente verla.

Ella era una excelente conductora, el supermercado no estaba lejos de donde ellos estaban así que tardaron menos de diez minutos en llegar, Nicolás era bastante gracioso, sobre todo cuando dejaba sus comprar o cualquier cosa que necesitara llevar sobre el asiento de su andadera, sólo para que Clarisa no tuviese que cargar las cosas, aunque ella insistiera e insistiera siempre terminaba negando y en ocasiones la amenazaba juguetonamente con que saldría corriendo por los pasillos de las tiendas arrastrando todo, entre risas aceptaba y lo dejaba llevar las cosas, al final no eran muy pesadas y no tendría que esforzarse de más, ella arqueaba las cejas viendo como entretenidamente su prometido dejaba bolsas de cualquier golosina que iba encontrando y refrescos sobre la andadera

Nicolás... ¿Qué es eso? — preguntó al ver las tres bolsas de pepitos y gomitas acidas juntos a dos Coca Colas

Vamos a sentarnos en el parque, sobre el suelo, hasta hartarnos de comer chatarra mientras planeamos nuestra boda— respondió tímidamente, en secreto ese era su plan y la enterneció tanto verlo con la mirada al suelo, como si estuviera avergonzado —Es que todo sería más fácil si pudiera sorprenderte— Clarisa no perdió un segundo más y lo abrazó, rodeándolo desde atrás con sus dos brazos, apoyando la cabeza en su espalda

AUNQUE PASE EL TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora