Capítulo 1: Cambios - V

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Narra Ecko:

Me costaba seguirlo con la vista, el chico se movía de un lado a otro, asesinando sombras y esquivando sus ataques. Estaba malherido, sabía que no podría soportar mucho más en ese estado. — Cuánto tiempo pasó ya? Minutos? Horas? — intentaba calcular en mi mente.

Seguíamos agachados, glifos y runas brillantes nos rodeaban, los escudos se alzaban sobre nosotros y un dragón que parecía hecho de estrellas nos cubría. Los escombros se acumulaban a nuestro alrededor, gran parte de la azotea se había derrumbado durante la batalla al igual que la escalera por donde llegamos.

Yo abrazaba a mi abuela, sentía su respiración agitada y su cuerpo tan tenso como el mío. Valentín estaba a nuestro lado, cubriendo a su madre. Al cabo de unos segundos, un estruendo me sorprendió, miré detrás de mí y el terror me invadió. Las barreras habían caído, y una lanza afilada se dirigía directo hacia mi.

Narra Wos:

Ese estruendo nos exaltó a todos, al ver a mi espalda, ese chico, Nicolás, estaba frente a Matías. Una lanza lo atravesaba desde la espalda hasta el estómago, mientras ahogaba un grito de dolor. Su objetivo era el teñido, pero se interpuso a tiempo, salvándolo. Me miró, levantó su mano izquierda en mi dirección, y la sangre salpicó mi cara.

Una espada incrustada en su muñeca estaba a diez centímetros de mi rostro. Me encontraba

paralizado, mi cuerpo no respondía. Mi madre me rodeó con ambos brazos, tirándome hacia atrás mientras mi padre se ponía delante. Los restos de su armadura de hielo se desprendían y su espada había desaparecido. A simple vista se notaba, estaba agotado. En un segundo, todo empeoró. Vi dos cuerpos caer, uno sobre el otro. — La madre de Matías?! Qué pasó? Quién..? No! Manuel! — pensé alarmado.

Narra Ecko:

Miraba como la sangre brotaba de la muñeca del Quinto. De no ser por él, Valentín y yo estaríamos muertos. Rápidamente levantó su mano derecha, la cual se iluminó con tonos azules mientras un círculo se dibujaba sobre su dorso. Una andanada de proyectiles sombríos chocaron con ella, interceptando la mayoría, excepto por uno, que siguió su camino.

Gritos a mis espaldas me volvieron en sí. Sentí como la desesperación se apoderaba de mí en cuanto giré. Mi madre yacía en el suelo, con una herida en la espalda. Estaba sobre Manuel, quien miraba su rostro con espanto. Lo protegió del ataque, sin importarle su propia seguridad.

Me desesperé y corrí sobre ella, no respondía a nuestros gritos, su mirada estaba vacía. Mi abuela repetía su nombre una y otra vez, con la voz totalmente quebrada. Estaba.. mi madre estaba muerta.

Narra Wos:

La escena era cruel. Matías gritaba por su madre con lágrimas en los ojos. Su desesperación me calaba hasta los huesos. Mi hermano se encontraba en shock, conteniendo con un brazo a la anciana, la cual lloraba desconsoladamente por su hija. Yo abrazaba con todas mis fuerzas a mi madre y volví mi vista al ojiazul. La ira emanaba de sus ojos, brillaban con odio mientras unos tatuajes tribales comenzaban a iluminarse por todo su cuerpo.

El cielo se iluminó un poco al tornarse de un azul oscuro, todo el ambiente parecía teñirse del mismo color. Con su mano derecha conjuró un arma, e inmediatamente atravesó al enemigo que se encontraba detrás, a su izquierda. Una estocada rápida, y quien lo empalaba por la espalda cayó, decapitado. Otro golpe e incrustó su arma en el pecho del tercero, quien cayó, aún con vida.

Cerró su puño izquierdo con furia, destrozando la espada que apuñalaba su muñeca. Tomó la lanza en su estómago con ambas manos, y la partió, sin más. Giró sobre sí mismo, alzó una mano contra el enemigo tendido en el suelo. — Oblivion. — pronunció, mientras un inmenso haz de luz incineraba todo a su paso. Se volvió sobre sí para observar tan horripilante escena, una familia destruida.

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