26 de Enero de 2020.
16.19 horas.
Narra Replik:
Fue una noche bastante agitada, Mateo que se puso insoportable y encima ni Ribba ni Oliva me ayudaron a llevarlo, muy ocupados jugando a los novios. Al menos Emi me dejó en la cerca del departamento, así que sólo tuve que cargarlo hasta el cuarto. Mateo estaba entre medio dormido y medio muy alcoholizado, lo que no hizo nada fácil no llamar la atención, pero para mi suerte, nadie se despertó a ver qué pasaba.
Ayudé a que Teo se acostara y me cambié para hacer lo mismo. Mientras me cambiaba un extraño brillo llamó mi atención, en el lomo de un libro de mi repisa había una extraña figura de un fulgor dorado que se desvaneció en cuanto me acerqué. Tal vez yo también me había pasado de alcohol esa noche, después de todo. Me dirigí a la cama nuevamente y antes de acostarme un empujón me hizo perder el equilibrio.
Y ahí estaba Mateo, riendo como un nene chico mientras me abrazaba y yo intentaba esconder mis nervios. Se acomodó en mi cama y me hizo espacio para que lo acompañara, algo que se le había hecho costumbre cuando el pasado lo acechaba. Le dediqué una sonrisa y me acosté junto a él. Estaba demasiado exaltado, mis cachetes ardían y no quería que lo notase. — Gracias por bancarme todas wacho. Te quiero. — soltó justo antes de quedarse dormido, y mi corazón se revolucionó.
Ahora me encontraba leyendo a la sombra de un edificio del complejo, era un lugar tranquilo y casi nadie transitaba por aquí. Me llegó un mensaje de Vic recordándome que más tarde debíamos reunirnos para ver si había novedades, le confirmé y continué la lectura. Al cabo de un rato algo extraño sucedió, algunas palabras sueltas habían tomado el mismo fulgor dorado de la madrugada que se desvanecía pocos segundos después.
Intenté ignorarlo, hasta que al dar vuelta la página, la siguiente estaba completamente en blanco al igual que el resto del libro. Revisé las anteriores y se repetía lo mismo, un libro lleno de hojas en blanco, esperando a ser escrito. Me aterroricé y me apuré a guardarlo en la mochila sin dudar. Seguro estaba alucinando, debe haber alguna explicación racional para esto. Decidí ir a merendar antes de ir a la sala de entrenamiento.
Habían pasado un par de horas así que me dirigí hacia el edificio central. En el camino me crucé con Damián y Nicolás, que al parecer seguían hablando algo sobre el extraño arco de luz que conjuraba el primero.
— Qué onda Diccionario? — saludó Nico recibiendo una mirada furiosa como respuesta y se limitó a reír.
— Todo bien Manu? — agregó Dam sonriendo. — Y? Alguna novedad desde anoche?
— Todo bien si. Y no, nada nuevo. Me parece que no tengo ninguna habilidad especial yo. — mentí.
— Tranqui con eso, hay gente que demoró casi dos meses en presentar alguna señal. — aseguró el ojiazul, que me miraba de manera curiosa. — Vamo' que Dani ya está allá y no quiero que congele a Teo.
— Ahora se explica por qué siempre tiene cara de orto, bostero pecho frío. — bromeó Dam.
Ingresamos a la sala donde el resto de los Quintos charlaban con Lit y Dani. Al cabo de unos minutos llegaron Ecko junto con Wos y Teo, que aún tenía signos de la resaca. Victoria rodó los ojos al ver el estado del menor y se dirigió a hacer eso del extraño aliento. Dos minutos después Palacios estaba como un niño hiperactivo observando como Dani creaba una esfera de nieve y Dam seguía practicando su tiro.
Emi apareció con varias botellas de agua, alfajores y más comida chatarra para esperar el resto de la tarde. Vale nos dijo que podía ir a leer si quería, ya que vamos a estar varias horas acá. Asentí y el temor me invadió, el único libro que tenía era el de la tarde, y no lo había vuelto a abrir desde lo que pasó. Lo saqué lentamente, temiendo que explotara o algo, pero ahí estaba, normal como siempre.
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Vínculos
Fanfiction- Lunfardo argentino. - Algunos ships del 5to. - Historia de creación propia con referencias a otras obras. - Temática fantástica, sobrenatural, ciencia ficción. - Prohibida cualquier copia o adaptación.