Capítulo 4: Unión - IX

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20.31 horas.

Narra Wos:

.. Fe. — escuché, aún algo mareado por el encantamiento anterior. Nunca me esperé que una simple palabra pudiera desgastarme tanto. Observé a Ignacio, apuntaba con dos dedos unidos a aquel chico extraño que ahora estaba completamente consumido por la oscuridad. Un solo relámpago apenas divisible surgía de los dedos de Spallatti y lo atravesaba por el pecho, impactando en una pared detrás de él.

Un segundo después un fuerte resplandor lo siguió, y el relámpago apenas divisible ahora descargaba una cantidad inmensa de energía. Destruyó la barrera umbría que cubría a nuestro enemigo y perforó su torso. De la herida comenzaron a surgir diversas fisuras de luz, como si se estuviera destruyendo por dentro.

Los Quintos quedaron estupefactos por un momento, pero Victoria sacudió a Nicolás para hacerlo reaccionar e invocaron una espada cada uno. Eran bastante similares, una hoja hueca y larga, apenas curvada en la punta, de un solo filo. Ambos cambiaron sus posturas y cargaron a la vez.

Victoria atacó al intruso, trazó un arco horizontal y lo cortó en dos por el torso. Acto seguido, se comenzó a desintegrar en cenizas negras. Nicolás por su lado se dividió en cinco copias y atacó la nube de sombras que rodeaba a Lit. Una variedad de tajos la destrozaron y Monzón cayó de rodillas.

El Quinto lo sostuvo a tiempo para que no se golpeara, Vic se aproximó rápidamente y posó su mano en el pecho del ojiverde, comenzando a compartirle su energía. Cuando Lit se pudo sostener por sí sólo, Nico se dirigió a un pequeño orbe oscuro que levitaba donde antes se había desintegrado el intruso. Lo observó con algo de melancolía y alzó su espada, cuya hoja se rodeó de una extraña neblina azul oscuro.

Fin. — pronunció y trazó un arco vertical, cortando al medio dicho orbe. Segundos después implosionó, generando una leve onda expansiva. Todos nos acercamos a Lit, que aún estaba algo mareado. Manuel utilizó sus habilidades para curarnos. — Palabra de Gloria. — pronunció, y un leve resplandor dorado nos cubrió a todos.

   — Ya se terminó. — soltó Nicolás luego de un momento. — Perdonen que demoramos en llegar, las barreras de la sala nos dificultaron un poco sentir su presencia.

   — Qué quería ese loco? Estaba re ensañado con Litculo y conmigo. — preguntó Ecko.

   — Es una larga historia. Hace varios eones, un ancestro suyo fue Vínculo de Agustín. — comenzó Vic. — Pero luego de que se retirara, siendo jefe de su familia, les ordenó que por el resto de la eternidad se dedicarían a ayudarnos en nuestro trabajo. Y así fue, por varias generaciones al menos. Pasado un buen tiempo, comenzaron a querer más poder, exigiendo que eligiéramos algún miembro como Vínculo.

   — Pero no funciona así, al menos no en ese momento. — continuó el Quinto. — Por seiscientas y pico de generaciones, nos pidieron que conozcamos a cada nuevo miembro, para saber si alguno era Candidato. Pero nunca hubo otro, y empezaron a flashearla. Dijeron que ninguno era Candidato porque nosotros no lo queríamos, así que en ese momento decidimos cortar todos los lazos con ellos. — explicó.

   — Eso solo agravó su obsesión, al punto que comenzaron a rastrear y atacar a otros Vínculos nuestros. — agregó la Quinta. — Pero nunca lograron nada más que perder miembros y caer en la desgracia. Hace unos ciento cincuenta años fue el último ataque. Atacaron a un Vínculo de Vale, que lejos de defenderse, tomó la iniciativa contra ellos y casi los erradicó. Quedaron menos de diez miembros, y ese era el último.

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