Capítulo 4: Unión - I

110 13 6
                                    


15 de Febrero de 2020.

06.28 horas.

Narra Lit Killah:

A veces me pregunto, ¿Quién me manda tomar tanto? Y acá estaba, acostado con un dolor de cabeza insoportable, pero al menos bien acompañado. No sé qué me despertó, un pitido similar a una alarma no dejaba de sonar de forma insistente, solicitando un poco de atención. Me removí molesto, quería seguir durmiendo y no sentir tanto esta resaca.

   — Amigo, podés apagar esa mierda por favor? Quiero dormir. — bufé molesto mientras apretaba los ojos.

   — Ya va gil, estoy revisando a ver qué onda. — me respondieron, giré para observarlo, estaba sin ropa.

   — Qué mierda suena tanto? Parece mi vieja si demoro mucho en responderle. — solté.

   — Tengo trabajo wacho, al parecer hay un planeta bajo ataque y tengo que ir. — contestó de espaldas. — Cuando se levanten pidan algo en la cocina que les traen lo que quieran. — finalizó.

   — Es onda una misión de esas que nos hablaste? — consulté y tuve una idea. — Y si nos llevas? Así te vemos de primera mano a ver qué onda. — añadí. Recibí una mirada evaluadora por un minuto.

   — Bueno, dale. Levantá al otro bobo, en treinta nos vamos. — dijo mientras se terminaba de vestir y salía de la habitación. Me di vuelta emocionado, después de tanto entrenar podríamos ver algo más real.

   — Eu, eu, eu. — dije picándole el cachete a Matías. — Nico nos va a llevar a una misión, despertate.

   — No jodas Mauro. — soltó con un gruñido, hundiendo la cara en la almohada. Así que quería guerra.

   — Dale gil, todavía que lo pude convencer, no me vas a dejar ir sólo, no? — rogué con un puchero.

   — Que no jodas Lit. — volvió a gruñir. Bufé y puse en marcha mi plan. — Mauro, s-salí, b-basta. La puta que te parió, Monzón. — exclamó mientras luchaba para sacarme de encima. No podía frenar las cosquillas y yo tenía sus brazos asegurados bajo mis piernas.

   — Amigo levantate dale. O va a ser peor. — advertí con una sonrisa maliciosa. Matías se las arregló para acomodar una de sus manos y darme un chispazo en una nalga. — Ay, la concha de tu madre Ecko. — bufé. Me tiré a un costado, lo empujé de la cama y cayó al suelo. — Ja! Karma instantáneo..

   — Puto de mierda, me dolió. — bufó mirándome furioso mientras se ponía el boxer. — Ya me desperté. Qué carajos querés rompebolas?

   — Que te aprontes salame, en veintiséis minutos salimos. Vamos a una misión. — dijo Nico mientras ingresaba nuevamente. — No se ilusionen igual, esta vez sólo van a mirar de lejos.

   — No importa, algo es algo. — solté hundiendo los hombros. — Bajo a desayunar, no te demores cabeza de tuerca. — continué mientras terminaba de vestirme. Salí de la habitación mientras Ecko y Nico continuaban hablando.

Saludé a Vic mientras bajaba y me dirigí a la cocina. Pedí el desayuno y abrí Whatsapp. — Wachos, en veinte minutos tienen que estar en el penthouse de los Quintos, urgente. — mandé en un audio al grupo.

Al cabo de pocos minutos bajó Spallatti a desayunar. Replik me avisó que se estaban aprontando e iría con Mateo a buscar al resto, que seguro seguían roncando. Le pedí ayuda a Emi para que retrase a Nico un poco, para que le dé tiempo a los chicos de llegar. Para mi sorpresa, aceptó sin objeciones. Llamó al Quinto del Agua solicitando su ayuda y desaparecieron por la biblioteca. Victoria me sonrió cómplice al ingresar.

VínculosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora