Capítulo 5: Equilibrio - II

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22 de Abril del 2020.

16.36 horas.

Narra Ecko:

Definitivamente tenemos que dejar de hacer tantas fiestas con los Quintos. Se me parte la cabeza, me duele todo el cuerpo y apenas me acuerdo de lo que pasó anoche. Bueno, al menos había una buena excusa, la bienvenida de los chicos al grupo. Volviendo al ahora, no puedo ni abrir los ojos, ¿con quién estoy acostado?

   — Lit.. — susurré. — Mauro.

   — Mmmh..? — balbuceó.

   — Idiota, abrí la persiana. — ordené.

   — Me viste cara de empleada? Mové el culo y abrila vos. — reclamó.

   — Quieren callarse? Duermanse que tenemos libre. — bufó una voz a mi lado.

Me tomó por sorpresa y abrí los ojos asustado, encontrado a Oliva con Ribba durmiendo sobre él. La mano del platinado cruzaba sobre mi vientre y se entrelazaba con la de Monzón. Creo que esta vez en serio nos pasamos de escabio. Intenté levantarme en vano, Lit ajustó su agarre sobre mí, enredando sus piernas con las mías.

   — Dale bobo, dejame. — insistí.

   — No jodas, dormite. — ordenó, dejándome un beso en el cuello.

   — Quedé con el pelotudo de Agustín, son casi las cinco de la tarde boludo. Cuánto dormimos? — cuestioné.

   — Sueño. — susurró Valentín, posando una mano sobre mi pecho y todo se volvió negro.

Escuchaba los gritos del Quinto del Aire a lo lejos, sentía el viento frío recorrerme el cuerpo seguido de un escalofrío. ¿Estoy soñando? ¿Qué me pasa? Un repentino subidón de adrenalina me invadió y todos mis sentidos se pusieron alerta. Abrí los ojos exaltado, para encontrarme con el mar aproximándose a toda velocidad.

Agustín caía a mi lado, burlándose, probablemente de la expresión de terror en mi rostro. Comencé a canalizar energía en mis pies cuando logré enfocarme y aterricé de golpe contra la superficie del agua. Afortunadamente me preparé a tiempo y no sentí el golpe, así que tomé impulso y salí disparado a toda velocidad hasta la terraza del penthouse.

   — La re concha de tu madre, puto. — exclamé cuando Agustín apareció a mi lado, aún intentaba recuperar mi aliento. — Por qué carajos me tiraste?

   — Quién te manda dormir tanto? Quedaste en ayudarme hace dos horas y estabas roncando. — reprochó.

   — Pará, si quedamos a las ocho, qué hora es? — cuestioné confudido.

   — Son las diez y media zopenco. Cómo mierda dormís tanto? — explicó.

   — Wos y la puta que te parió. — bufé. — No sé, me desperté con el idiota del aceite, Lit y Ribba. Y cuando me quise levantar el pelotudo usó magia para dormirme.

   — Eso lo explica. Bueno igual ya fue, Dam y Cazzu me ayudaron. — contó. — Vamos que nos cayó una misión y tenemos algo pa' mostrarles.

Acto seguido un remolino de neblina nos rodeó y al disiparse nos encontrábamos en la sala de entrenamientos. Recordé que seguía en bóxer cuando sentí las carcajadas de todos. Puteé mentalmente al Quinto pero Victoria me palmeó la espalda y me vistió en un instante.

Busqué a Oliva con la mirada, y pareció notar mi amenaza en cuanto cruzamos miradas y sonrió inocente. Automáticamente salió a toda velocidad cuando sintió mi aura cambiar y yo corrí a toda velocidad para atraparlo, me las iba a pagar. Luego de varios minutos persiguiéndolo, un par de manos hechas de tierra nos atraparon a ambos y nos llevaron con el grupo.

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