Capítulo 18

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Salió del gabinete y encendió el móvil.

Eran las dos de la mañana y tenía veinticuatro llamadas perdidas.

Llamada perdida: Tails (3).

Llamada perdida: Knuckles (2).

Llamada perdida: Cream (4).

Llamada perdida: Shadow (3).

Llamada perdida: Sally (2).

Llamada perdida: Rouge (1).

Llamada perdida: Blaze (2).

Llamada perdida: Silver (1).

Llamada perdida: Sonic (6).

Borró las notificaciones, se puso sus auriculares con la música en aleatorio y se fue camino a su casa. No tenía ganas de hablar con nadie en esos momentos. Mañana se inventaría alguna excusa.

Fue caminando un rato hasta que la música de sus auriculares se pararon de golpe.

Llamada entrante: Sonic.

La dejó pasar y siguió caminando.

Llamada entrante: Sonic.

Colgó y volvió a poner su música. En diez minutos habría llegado a su casa.

Llamada entrante: Sonic.

Ya estaba cansada y decidió coger el teléfono con voz de que estaba durmiendo.

–¿Sonic, qué coño quieres? Son las dos de la mañana, estaba durmiendo.

–Grita al otro lado del teléfono– ¡Chicos, chicos, me lo ha cogido! Que alegría que contestes Amy. Estábamos muy preocupados.
Hemos estado en tu casa y no había nadie.

¿Cómo que habían estado en su casa? ¿Qué hacían allí?

–Me he acostado pronto, estaba cansada. ¿Todavía estáis aquí?

–No, estoy en el taller con Tails y Knuckles. Como no abrías la puerta y no cogías el teléfono hemos llamado a los demás. Pensábamos que estabas con alguno de ellos.

–Pues no. La próxima vez tened en cuenta otros datos.

–Sí, es verdad, lo siento, descansa.

–Gracias –cuelga.

Llegó a su casa, cogió algo de la nevera para comer, se dió un baño y se acostó. Mañana sería otro día.

[…]

Eran la una de la tarde y se acababa de levantar. Estaba bastante sorprendida de lo tarde que se había despertado.

Después de consultarlo con la almohada, decidió dejar pasar lo que Balbina había dicho de Sonic. Al fin y al cabo, no podía estar enfadada por algo que no recordaba. Sería bastante estúpido, aunque le encantaría saber lo que habló con Sonic el día en el que la dispararon. Daba igual. Lo dejaría correr, a menos que él sacase el tema, cosa que no iba a hacer.

Se hizo la comida y se sentó en el sofá para comérsela.

Hoy tenía entrenamiento con Knuckles, así que trataría de ahorrar la máxima energía posible.

Pasaron cinco minutos desde que se sentó y alguien picó a la puerta.

–¿Por qué estoy tan solicitada últimamente? –Abre la puerta– hola otra vez Sonic.

–Hola, ¿estás bien?

–Sí –vuelve al sofá–. Pasa.

–Gracias.

Amnesia olvídameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora