–Recojamos todo esto. No quiero ver más la casa así.
Fue ordenando la casa por habitaciones.
Había muchos objetos por el suelo, pero sobre todo papeles.
Facturas, recibos del banco, notas, incluso las escrituras de la casa.
Ese hombre podría haberle quitado todo lo que tenía.
Guardó cada papel en su respectivo lugar.
No echaba nada en falta, excepto una cosa.
–Sonic, ¿tú has recogido la carpeta con información de mi madre y mía?
–No, creía que la habías cogido tú.
–Mierda.
Inmediatamente dejó todo lo que estaba haciendo para buscar esa carpeta ante la mirada desconcertada de Sonic.
No la encontró. Era obvio que el allanamiento de su casa había tenido más de un motivo.
–No está, ¡no está! –Dijo ella con desesperación–. Se la ha llevado.
–¿No tienes ninguna copia?
–De lo que yo apunté no, pero el resto creo que Vector lo tendrá en la agencia –se sienta con nerviosismo.
–Mañana iremos a buscarlos, hoy tienes que descansar. Apuesto a que ni siquiera has cenado. –Ella niega con la cabeza. La verdad es que sí tenía hambre– voy a ver que tienes en la cocina.
–Eres un cielo.
Sonic preparó una macedonia. La cocina no es que fuese su punto fuerte, además no había gran cosa en la nevera. Uno de los planes de Amy habría sido ir a la compra, supuso.
Amy no puso ninguna objeción al menú y lo comió gustosamente.
Pasaron un par de horas, eran la una de la mañana. Tocaba dormir.
–¿Cuál es mi habitación? –Pregunta él curioso. Sabía que Amy no le permitiría dormir en el sofá, aunque no le importaría. Pero obviamente sería mejor dormir con ella.
–Verás... Hace poco salí con las chicas y las dejé dormir en las habitaciones que me sobran. Digamos que no están en muy buen estado –mintió. No quería dormir sola esta noche.
–Vaya.
–Pero puedes dormir en mi habitación conmigo, a mí no me molesta.
–Ya veo. Reconozco cuando mientes. No quieres dormir sola y no sabes como decirlo, ¿verdad? –Parece que Chaos escucha con atención sus plegarias para cumplirlas.
–Suspira– sí.
–Ríe– no hace falta que me lo pidas así, lo quería hacer de todas formas.
Su relación desde luego había cambiado. No eran los mismos que hace una semana, y mucho menos que hace unos meses.
Ahora rebosaban confianza el uno por el otro.
Se miraron fijamente.
Aunque no solo confianza de amistad.
–Bésame –dice ella. Anhelaba aquella sensación de bienestar que sentía cuando sus labios se rozaban.
Sonic no lo pensó dos veces y se unieron en un dulce y a la vez apasionado beso.
Él también quería y extrañaba el olor y el tacto de su piel.
–Te quiero –dijo separándose un poco de ella para inmediatamente volverla a besar. Ni él mismo sabía porque lo había dicho, fue algo involuntario, pero tampoco se arrepentía de haberlo hecho.
Amy por su parte no mostró reacción por fuera, pareciendo más concentrada en el beso, cada vez más apasionado, que en otra cosa.
Sin embargo algo si que se movió en sus adentros; como si una pequeña niña gritase de emoción. De todas formas la ignoró.
Lo acorraló en la pared más cercana sin dejar de besarlo. El miedo que tenía se iba esfumando; quizás ese era uno de los motivos por los que tanto le gustaban esos momentos de lujuria.
Rompió el beso para descender hasta la parte baja de su cuello. Sabía que los besos en esa zona lo volvían loco.
Y era verdad, las púas de la espalda de este comenzaron a erizarse de manera exagerada.
Él, a modo de cariño, acarició la parte baja de la espalda de ella.
Amy lo arrastró hacia su habitación. Al menos esta noche dormiría sin interrupciones.
[…]
Eran las tres de la mañana.
Amy dormía plácidamente en el lado izquierdo de la cama, mientras que en el lado derecho se encontraba un Sonic pensativo.
¿Qué eran ellos dos ahora exactamente? No eran solo amigos, al menos su concepto de amistad no encajaba con algunas cosas que habían hecho. Tampoco se podían considerar una pareja, ya que no habían formalizado nada. ¿Qué diablos eran entonces?
Sacudió la cabeza y se dió una bofetada interna. ¿Cómo podía estar pensando en eso sabiendo que hay un loco que la quiere matar?
–Quizás si no me hubiese comportado como un cretino hace unos meses, ella no estaría en esta situación. No habría estado a punto de morir en ese callejón –pensó.
Todo le pasó por no pensar antes de hablar, ¿pero era él realmente el que lo estaba diciendo? Sabía que no, o al menos de eso trataba de convencerse, pero no podía evitar culparse. Aunque sabía que no lo había dicho conscientemente, sus palabras hicieron la función de herir.
–Amy, yo... Lo siento. No quise responderte eso. Soy un grandísimo imbécil que no merece lo bien que siempre te has portado conmigo –esta vez habló en voz alta, no con un tono muy elevado, pero si lo suficiente como para que se le oyera.
Pero Amy estaba profundamente dormida, así que no escuchó nada de lo que dijo.
De todas formas no lo habría entendido, y él no habría querido explicarlo tampoco. Mejor no recordar algo tan desagradable.
Se dispuso a levantarse para ir al baño. Quizás un poco de agua fría y un rato de televisión lo ayudaría a despejarse.
Aunque era un buen plan no pudo ejecutarlo ya que ella lo cogió del brazo. Giró su cabeza para verla.
–Porfa no te vayas, quédate conmigo.
Parecía que sabía todo lo que estaba pasando, pero no, simplemente hablaba en sueños.
Giró su cuerpo para estar con ella frente a frente, para mirarla, con amor y ternura.
–Tranquila, no me voy a ir de tu lado –dijo para darle un beso en la frente.
Ella no soltó en ningún momento su brazo, pero cambio su agarre a lo que parecía un abrazo.
Él se acercó a ella para abrazarla y sentir su calor corporal.
No es que tuviese frío, pero estar cerca de ella era reconfortante, además de su olor, ese perfume que tanto lo tranquilizaba.
Parece que por fin, después de tantos pensamientos, el sueño se apoderaba de él y, por supuesto, se dejó dominar.
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Amnesia olvídame
FanficAmy, a causa de un intento de asesinato, pierde la memoria. Por el camino a su recuperación descubrirá como son las personas que la rodean y en las actividades en las que está involucrada. No todo es lo que parece, y ella es el vivo ejemplo de ello...