Capítulo 24

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Rouge las llevó a otra discoteca donde conoce al dueño.

Las acompañó a la parte trasera del local.

–Pasad queridas –dice abriendo la puerta–. Por aquí entramos los VIPS.

–¿Cómo es que conoces tantos sitios? –Pregunta Amy.

–En mi adolescencia me gustaba mucho salir a estos sitios, y también los hijos de los dueños. Era un buen método para entrar gratis –explica.

–No sé porque, pero no me sorprende en absoluto –dice Sally de manera burlesca.

Siguieron caminando por el largo pasillo. Rouge iba saludando a los guardias que conocía. Salieron cerca de la pista de baile.

–¡Bienvenidas a uno de mis lugares favoritos en el mundo! –exclama Rouge.

–Me gusta la música –comenta Blaze.

–¡Rouge cariño! –Saluda un lobo negro de ojos verdes. Tendrá unos 25 años.

–¡Ricky! –Ella se acerca y lo saluda con un beso.

–Vaya, que manera más cariñosa de saludarse –susurra Amy.

–¿Son amigas tuyas? –Las señala.

–Sí.

–Tan preciosas como tú –se acerca y las saluda con dos besos–. Un placer señoritas.

–El placer es nuestro –devuelve el cumplido Sally.

–Venid conmigo –coge a Rouge de la mano y hace un gesto con la mano indicando que le sigan.

Les va abriendo camino hasta llegar a la barra de bebidas.

–¡Hey Max!

–¿Qué se le ofrece jefe? –Pregunta un camarero de la barra. Era un perro marrón oscuro.

–¿Ves a estas tres señoritas de aquí? –Señala a Blaze, Sally y Amy– son amigas de Rouge, así que no quiero que les falte nada. ¿Vale?

–Como diga jefe.

–Se gira para mirarlas– bueno chicas, yo tengo que irme. Y si por casualidad tenéis algún problema con alguien, avisad a los guardias y yo mismo me encargaré de arreglarlo. Nos vemos más tarde –se despide para abrir una puerta cerca de la barra e irse.

–¿Y él es…? –Pregunta Blaze a Rouge con intención de que termine su frase.

–El dueño de la discoteca, un exnovio mío.

–¿Que bien os lleváis no? –Dice Blaze.

–Eso explica el buen trato –comenta Sally.

–Bueno, ¿vamos a la pista o pedimos algo primero? –Dice Rouge.

–Vamos a pedir algo, así me activo –elige Sally.

Se giran y cada una pide al barman lo que le viene de gusto.

–¿Cuánto es? –Pregunta Amy al chico.

–Nada, si eres amiga del dueño invita la casa –dice el perro para alejarse a atender a otros clientes.

–Me parece increíble que a Amy le hayan dado alcohol siendo menor –dice Blaze.

–Ahora parece más mayor con el maquillaje. Además, ni que fuese la primera vez que bebe –comenta Rouge.

–¿Ah si? –Dice Amy intrigada después de darle un sorbo a su piña colada. Desde que dejó de tomar la medicación su cuerpo le pedía algo tropical, ¿y qué mejor que esa bebida?

Amnesia olvídameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora