Capítulo 21

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El timbre vuelve a sonar. Las pizzas están aquí.

Amy abre la puerta.

–Buenas noches señorita. Aquí tiene su pedido, una margarita, una de carne, una barbacoa y una de atún. Son treinta rings.

–Aquí tiene –hacen un intercambio–. Quédese con la vuelta, y la propina.

–¡Muchas gracias! Que tenga una buena noche.

–Gracias e igualmente –lo despide con la mano y cierra la puerta.

Amy repartió las pizzas correspondientes a cada uno. La de carne para Sonic, atún para Tails, barbacoa para Knuckles, y la suya la margarita.

Sonic y Amy se sientan en el sofá, Tails y Knuckles en el suelo con la cabeza apoyada en el sofá. Insistían en que estaban mejor así.

Pusieron una película mientras comían.

Eligieron 'Ahora me ves', una película que trata de como cuatro magos sin tener nada en común, o casi, son reunidos a través de una organización secreta. Impresionan al mundo con sus trucos y hacen un poco de justicia poética robando y regalando el dinero de los ricos corruptos.

Comentaron la película cuando terminó. Aunque fuesen ladrones y suelen estar en contra de ellos sus actos no eran tan despreciables y sus trucos los dejaron con la boca abierta más de una vez.

Llevaron las cajas de pizza a la cocina para no dejarlo todo por medio.

Amy sacó unas chucherías de una bolsa en un armario y las echó en un bol de tamaño considerable.

Ahora todos estaban en el suelo sentados en círculo. Contaban cosas aleatorias. Amy dejó el bol en medio y se tumbó boca abajo.

Estuvieron un rato hablando de muchas cosas.

Amy en ocasiones callaba viendo como sus amigos contaban anécdotas y miraban como reían recordando. Se le hacía nostálgico en cierta manera.

Por unos momentos dejó de escuchar lo que decían y se puso a pensar.

Había muchas cosas que ellos sabían de ella, muchos recuerdos conjuntos. Quizás preguntando y preguntando podría empezar a recordar algo, aunque ya lo había intentado en otras ocasiones fracasando en ello. Al menos podría saciar su curiosidad.

–Oye chicos, me gustaría saber algo. ¿Cómo es que somos tan amigos?

–¿A qué te refieres? –Pregunta Knuckles un poco confuso.

–Somos un equipo bastante grande por lo que he podido ver en este tiempo. ¿Cómo es que estamos nosotros cuatro siempre juntos?

–Eso tiene su historia –comenta Sonic alzando sus ojos hacia el techo como si pudiese ver el recuerdo. Bajó la mirada para enfocarla en Amy mientras cogía una golosina cualquiera del bol.

–Amy imaginando que sería una historia un poco larga cogió una piruleta en forma de corazón– quiero saberla –introduce la piruleta en su boca.

Sonic mira a los demás buscando miradas cómplices. Tails y Knuckles asienten.

–No veo porque no –dice Sonic.

Tails, Knuckles y Sonic se acomodaron ya que los tres sabían que era una historia un poco larga de contar.

–Todo empezó con las batallas contra Eggman, o Robotnik como lo llamaba por aquellos tiempos. Con sus Badniks y demás chatarra atacaba las zonas y a sus habitantes, por suerte ahí estaba yo para acabar con todos con mis increíbles habilidades.

–Como empieces con tu ego no acabamos ni mañana –dice Knuckles cogiendo algo del bol.

–Que gracioso eres Knux. Bueno a lo que iba, libré y gané muchas batallas lo cual me hizo ganar fama. Un día mientras exploraba nuevas zonas noté como alguien me seguía. Exactamente este pequeñín de aquí –le toca la cabeza a Tails y lo despeina.

–Ya no soy tan pequeño –recalca Tails mientras se arregla el cabello.

–Ríe– claro, lo que tú digas. Al principio decidí ignorarlo y seguir mi camino. Pensé que lo dejaría atrás, pero no. Resultó que consiguió seguirme el ritmo y ser de gran ayuda en las batallas contra Eggman. Arregló el tornado en muchos aspectos. Le cogí mucho cariño y continuamos las aventuras juntos.

–¿Siempre se te ha dado tan bien la mecánica? –Pregunta Amy.

–Creo recordar que sí.

–Y con cuatro años que tenía, siempre ha sido un pequeño Einstein –comenta Knuckles.

–Continúo. Luego te conocí a tí Amy, a causa de lo que te comenté aquel día.

–Sí, lo recuerdo, en la feria.

–Y por último Knuckles.
Un día, que estaba durmiendo en la playa, Tails localizó una gran energía de Chaos, al mismo tiempo encontré un anillo en la orilla. Me hizo recordar una leyenda, por aquel entonces, que hablaba de una isla flotante: Angel Island. Con el tornado la localizamos, pero había un problema, la isla no flotaba.
Al poco tiempo de empezar a explorar encontramos pistas de que el Death Egg de Eggman se había estrellado allí y de alguna manera impedía que la isla flotase. Decidimos buscar a Eggman y destruir el Death Egg de una vez por todas con las esmeraldas del Chaos.
En el proceso nos encontramos a Knuckles, a quien Eggman le comió la cabeza para que creiese que nosotros queríamos robar la Master Emerald.

–¿De verdad te lo creíste Knuckles? –Pregunta Amy de manera incrédula.

–Yo no los conocía ni a ellos dos ni a Eggman. Él me puso en alerta y yo al ver que tenían las esmeraldas del Chaos me lo creí. Al fin y al cabo, ¿si ya tenían las siete, cuál les faltaba? La Master Emerald. Entonces su advertencia no era un farol.

–Pero lo fue.
Knuckles nos fue poniendo emboscadas, en las que por suerte conseguíamos recuperar una esmeralda. Conseguimos encontrar el Death Egg pero volvió a estrellarse, esta vez en Lava Reef Zone. Buscándolo para destruirlo encontramos a Knuckles en una puerta secreta con un Giant Ring, lo seguimos hasta al sitio donde se encontraba la Master Emerald. Seguimos nuestra labor y un par de peleas con Knuckles después, se dió cuenta que habían robado la Master Emerald. Al enterarse de que Eggman lo había engañado se alió con nosotros para poder recuperarla. Tras unas duras batallas contra los robots de Eggman y Mecha Sonic la recuperamos y la devolvimos a la isla.

–Increíble –comenta Amy, aunque estaba saturada con tantos nombres que le habían dicho en tan poco tiempo.

–Es irónico, pero nos conocemos gracias a los planes de conquistar el mundo de Eggman –dice Knuckles.

–Así es la vida –responde Tails.

Todos ríen nostálgicos, menos Amy.

Su mente quedó helada por unos momentos, ¿y si Eggman podía ayudarla? Al fin y al cabo habían librado muchas batallas, y esas batallas podrían liberar recuerdos, muchos recuerdos. ¿Y si iba a verlo?

El resto de la noche y madrugada fluyó sin más pensamientos y con muchas risas de por medio.

Amnesia olvídameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora