Capítulo 22

469 67 7
                                    

Era de día, las diez y cinco de la mañana para ser más exactos.

Amy acababa de despertar. Desde que le ocurrió el incidente del disparo no necesitaba dormir mucho para estar activa.

Se levantó del suelo.

Para dormir todos juntos habían juntado unos colchones inflables en la sala.

Miró hacia los lados, no había nadie, ni tampoco ningún colchón cerca del suyo.

Se levantó, notó un aroma agradable, olor a limpio.

En la mesa había lo que parecía ser una nota. Se acercó y la cogió para leerla.

'¡Hola Amy! Lo sentimos mucho, pero hemos tenido que irnos.
Knuckles ha recibido un aviso de robo de la Master Emerald. Seguramente haya sido Rouge.
Tails tenía que comprar cosas para un invento y dice que si va muy tarde luego no hay quien entre a las tiendas.
Y yo pues no tenía nada que hacer, pero se me hacía raro quedarnos los dos solos durmiendo.
En compensación hemos limpiado todo lo que ensuciamos ayer.
Espero que no te enfades.'

Amy deja la nota de nuevo en la mesa.

–¿Enfadarme yo? ¿Por una limpieza gratis? Menudo regalo.

Fue a la cocina y se preparó algo para desayunar.

Se sentó a la mesa.

Mientras comía se le vino a la cabeza la idea de esa noche. ¿Y si iba a buscar a ese tal Eggman?

Sabía que ninguno de los tres aprobaría la idea, pero, ¿por qué tenían que saberlo?

Acabó su plato y lo puso para lavar, no era el mejor momento para entretenerse.

Fue al baño, se lavó la cara, los dientes, se vistió y se peinó. No había tiempo que perder.

[…]

Ahí estaba, en frente de la puerta de entrada de la base de Eggman. No se esperaba tan poca vigilancia.

Cayó en cuenta de que si algo le llegaba a pasar no la ayudaría nadie porque no sabrían donde encontrarla.

Le mandó un mensaje a Shadow. Sabía que si algo le pasaba él no tardaría en llegar, además de que no la acosaría a preguntas. Solo le diría algo del tipo que dejase de hacer estupideces.

'Shad, estoy en la base de Eggman. Voy a entrar a hablar con él'

Y sin más picó a la puerta.

Cerca de la puerta se abrió una especie compartimento por el cual se asomó una cámara.

Al detectar que era una enemiga la puerta se abrió de par en par y salieron dos robots corpulentos los cuales la cogieron de los brazos y la llevaron hacia dentro.

No opuso la más mínima resistencia, a fin de cuentas los robots la llevarían justo hacia Eggman. Así se ahorraba el buscarlo ella misma.

Pasaron metros y metros de interminables puertas hasta llegar a una sala con lo que parecía un gigante ordenador central. Allí estaba Eggman, ¿viendo una serie?

–Señor, le traemos a una enemiga.

–Estaba en la puerta de entrada tocando el timbre señor.

–Eggman se levanta de la silla– ¿Tú otra vez Rose? ¿Qué haces aquí? ¿No ves que estoy de vacaciones?

–¿Vacaciones?

–Sí, los villanos también tenemos que relajarnos de vez en cuando. Te repito de nuevo, ¿qué haces aquí?

–He venido a buscar respuestas.

–¿Respuestas? ¿Respuestas de qué? Ya te he dicho que estoy de vacaciones. Cualquier destrozo que haya ocurrido no es asunto mío.

–No venía a hablar de eso. Quiero que me expliques cosas de mi vida anterior. No sé si lo sabrás pero he perdido la memoria.
¿Tú has tenido algo que ver en ello?

–No, lo que te ha pasado no es para nada mi modus operandi. Me gusta cazaros en grupo. Ir de uno en uno no me gusta.

–Bien, una posibilidad menos.

–Bueno, ahora si no tienes más preguntas estúpidas te voy a encerrar hasta que tus amigos vengan a buscarte.

–No van a venir, nadie sabe donde estoy ahora –miente.

–Vaya, eso no me lo esperaba. En ese caso mandaré un mensaje yo mismo –chasquea sus dedos para que venga un robot cámara.

–No hace falta, de verdad Robotnik.

–¿Robotnik?

–¿Te llamas así verdad?

–Sí, pero nadie me llama así desde hace mucho tiempo.

–Como ya te he dicho he perdido la memoria. Todo lo que sé de tí ahora es lo que me han contado, por lo tanto yo ahora mismo no tengo nada en tu contra, al menos directamente.
Por lo que veo no eres una mala persona.

–Por supuesto que lo soy. ¡Soy un villano!

–No me malinterpretes, pero no eres para nada una mala persona. Mira toda esta situación. Has tenido la oportunidad de torturarme, incluso de matarme, pero no lo has hecho.

–Ya te he dicho que ese no es mi estilo.

–Por eso precisamente lo digo. Tú puedes ayudarme Robotnik, ayúdame.

–¿Y cómo pretendes que te ayude?

–¿Tienes algo que pueda hacerme recuperar la memoria?

–No, no lo tengo, y si lo tuviese tampoco lo usaría contigo. Todo buen científico sabe que la memoria no puede recuperarse con una máquina, a menos que tengas tus recuerdos almacenados en otra máquina, lo cual no es tu caso.

–¿No piensas hacer nada?

–Por supuesto que no. Además, ¿para qué quieres recuperar la memoria? La mayoría de tu vida es un tormento. Si fuese tú haría una especie de retiro espiritual y dejaría de darle vueltas al asunto.

–Entiendo.

–Y ahora lárgate –ordena a los robots que la suelten–. Volveré a invadir las ciudades en un mes. Tómatelo como un aviso. Y si en una batalla recuperas algo de memoria, que conste que no habrá sido cosa mía. Yo no ayudo a nadie, y menos si no consigo nada a cambio –vuelve a sentarse en su silla.

–Muchas gracias igualmente Robotnik –los robots la sueltan.

–Fuera de mi base antes de que me arrepienta y te encierre.

Amy pasa el primer portón, Eggman pulsa un botón y cierra la puerta de la sala donde él se encuentra.

–Desde luego esta eriza está cada vez más rara y desquiciada –coge un mando y le da al play para seguir viendo la serie.

[…]

Las puertas se abren y Amy sale al exterior. Shadow la estaba esperando en la puerta.

–¿Enserio has venido aquí específicamente para hablar con Eggman?

–Sí.

–¿En algún momento dejarás de hacer estupideces?

–Por el momento no.

–Suspira pesadamente– te acompaño hasta casa.

Fueron caminando unos minutos en silencio hasta que.

–No le diré nada a nadie antes de que me preguntes.

–Gracias Shad.

Amnesia olvídameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora