Capítulo 29

463 61 16
                                    

Pasaron un par de días.

Amy no había recibido aún ninguna noticia de Vector.

Estaba en la casa de Cream haciéndole compañía, ya que su madre se había ido al banco a solucionar unos asuntos.

Estaban probando a cocinar diferentes recetas.

En unos días sería el cumpleaños de Cheese, así que debían perfeccionar algunos postres.

Amy no le había contado nada a Cream. No quería preocuparla.

La incertidumbre de no saber nada nuevo sobre el caso la estaba matando.

–¿Se encuentra bien? –Pregunta Cream. Ella la había notado bastante dispersa desde que había llegado. Sabía que algo le preocupaba.

–Sí sí, no es nada.

–Si usted lo dice –sabía que le estaba mintiendo, pero decidió ignorarlo. Su madre siempre le decía que no debía meterse en las vidas ajenas.

Ambas siguieron con lo que estaban haciendo mientras iban hablando animadamente, pero a la vez metidas en sus pensamientos.

[…]

Estaba de camino a casa.

Eran las ocho de la tarde, empezaba a oscurecer.

Caminaba nerviosa. No podía esperar un minuto más sin hacer nada.

Si no recibía noticias antes de llegar a su hogar empezaría a investigar por su cuenta.

Le daba igual lo que pensasen Charmy, Espio, Vector, incluso Sonic.

Como si Chaos hubiese escuchado sus plegarias su teléfono empezó a sonar, haciendo que olvidase su idea por completo.

Sacó el móvil de su bolso y lo miró. Número privado.

–¿Diga? –Pregunta intrigada. Cuando Vector la llamaba lo hacía desde el teléfono de la agencia, el cual ya tenía agregado.

–Buenas Amy, tengo una noticia que darte.

–¿Diego?

–Sí, soy yo. ¿Estás en un lugar seguro?

–Estoy de camino a casa.

–Vale. ¿Entonces no hay nadie que pueda escucharnos?

–Mira a su alrededor, hay gente paseando. Parecen no haberse percatado de su presencia– hay gente paseando por la calle.

–¿Puedes ir a un lugar apartado? Podrían estar espiándote.

Amy empezó a mirar a su alrededor de manera nerviosa, paranoica. Se aleja un par de calles.

–Estoy en un lugar apartado. Dime de una vez lo que ocurre, por favor.

–He tardado mucho tiempo, años en averiguar lo que pasó, pero hoy, por fin descansaré tranquilo. Sé quien mató a tus padres, es la misma persona que va tras de tí.

–¿Q-qué? –Chaos sin duda a escuchado sus plegarias.

–La persona que asesinó a tu padre y a tu madre es la misma que va a por tí. Los siguientes pasos que des tienen que ser muy cuidadosos. El más mínimo error podría- –se escucha un golpe. Alguien ha abierto la puerta de su casa; está dentro–. Oh no, viene a por mí, sabe que lo sé.

–¡Trata de esconderte por Chaos! –Grita desesperadamente.

–No hay tiempo, va a matarme. Ya está cerca. Amy, escúchame, ten cuidado con este cabrón, ten cuidado con- –el ruido de un disparo calla el nombre que estaba a punto de revelar.

Amy aparta el móvil de su oreja. Lo mira presa del pánico.

La llamada se cuelga, el teléfono ha sido destruido.

Se congela, no sabe que hacer.

Siente que le cuesta respirar. Tan cerca ha estado y tan lejos queda ahora la opción de la verdad.

Un escalofrío recorre su espina dorsal, algo malo está pasando.

Corre dirección a casa, aún temblando.

En unos minutos llega.

Le cuesta abrir la puerta ya que le tiemblan mucho las manos. Tras un minuto lo consigue.

Entra en la casa, sus escalofríos nunca fallan.

–N-no...

Alguien había entrado. Todo estaba revuelto. Había muchos papeles por el suelo.

Empezó a faltarle el aire, parecía que se iba a ahogar. Su pulso se empezó a acelerar y comenzó a sentir palpitaciones.

Como pudo se acercó al sofá y se dejó caer, las piernas le fallaron.

La sensación de ahogo iba cada vez a peor, pero ahora acompañada de pensamientos intrusivos.

¿Qué buscan? ¿Qué quieren de mí? Me voy a morir. ¿Y si sigue dentro de la casa?

Ese pensamiento le hizo empezar a mover la cabeza paranoicamente, intentando ver todos los puntos de la casa a la vez.

Miró su brazalete de jade buscando consuelo.

Tenía el móvil en el sofá, estaba pantalla arriba. Un mensaje llegó haciendo que esta se iluminase. Como pudo lo cogió y lo leyó. No debió haberlo hecho.

Quería que te dieses cuenta de que he estado en tu casa.
A la próxima iré a por tí.

Tiró el móvil hacia un lado del sofá, alejándolo de ella lo máximo posible.

Sus síntomas se intensificaron, haciendo que por un momento pensase que se le habían cerrado las vías respiratorias.

Apretó el brazalete con fuerza, con esperanza.

Unos golpes en la puerta la hicieron alterarse aún más.

–¡Aléjate! ¡Aléjate de mí!

Al escuchar los gritos la persona que había detrás de la puerta la abrió, con la copia de la llave.

Sonic.

Durante unos pocos segundos observó la casa, toda desordenada con papeles por el suelo.

Enseguida se dirigió hacia ella.

–¡Amy! ¡¿Amy por Chaos, qué te ocurre?!

Pero ella no respondía. Solo se dedicó a coger con fuerza el brazalete y el brazo izquierdo de él y concentrarse en su respiración, en poder captar oxígeno.

Sonic la cogió en brazos y corriendo la llevó al hospital.

Entró de manera escandalosa al recinto, demandando ayuda.

Enseguida trajeron una camilla y se la llevaron a observación.

Él fue detrás de la camilla hasta una puerta donde los de seguridad no le permitieron el paso, solo personal autorizado.

Irritado fue a la sala de espera a sentarse impaciente por una respuesta.

Pasó una media hora.

–¿Familiares o amigos de Amy Rose? –Preguntó un gato que parecía ser enfermero.

–Sí, yo. –Se levanta rápidamente– soy Sonic The Hedgehog, un amigo suyo.

–Su amiga está en el box tres, si quiere puede pasar a verla. Ahora está mucho más tranquila, le hemos dado una benzodiacepina por vía intravenosa.

–¿Qué le ha ocurrido para estar así de nerviosa?

–Un ataque de ansiedad, aunque aún desconocemos el motivo que lo ha desencadenado. Si me disculpa, tengo que atender a otros pacientes –se va.

Sonic camina hasta la habitación donde se encuentra Amy.

Da tres golpes a la puerta y entra.

Es la hora de empezar a protegerla, incluso de ella misma.

Amnesia olvídameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora