Se levantó bruscamente del sofá, por fin lo recordaba todo. Y ahora que sabía la verdad, nadie le iba a impedir impartir justicia.
–Amy, querida, ¿dónde vas? –Coge su muñeca.
–A meter a ese hijo de puta a la cárcel.
Gracias por haberme hecho ver la luz de nuevo, –se libera de su agarre– pero ahora ya no hay nada que me pueda detener.–Amy por favor- –no pudo terminar la frase ya que cerró de un portazo.
Con la energía y el ritmo que llevaba le sería imposible alcanzarla, ya no era tan joven como pensaba.
Amy salió de la portería con velocidad, decidida a buscar a su objetivo ella sola.
Sabía que Sonic rondaba cerca, pero le daba igual. No quería dirigirle la palabra después de que haya sido tan impertinente.
Sabiendo todo lo que sabía de su madre se atrevió a decir ese comentario, y se le hacía imperdonable. Era algo que le había dolido mucho recordar.
Caminó con rapidez para dirigirse a casa de Axel. Notó como el azulado empezó a seguirla. Sabía que en pocos segundos lo tendría delante, y así fue.
–Hey, ¿por qué tanta prisa? ¿Pasa algo?
Ella da un suspiro pesado e intenta pasar de largo, lo cual no pudo.
–Apártate –espeta. Quería decirlo con desprecio, pero sonó como con tristeza.
–La coge de la muñeca– Amy qué-
–Le da una bofetada– no me vuelvas a dirigir la palabra, imbécil.
Se acarició la mejilla, pero en ningún momento le soltó la muñeca. Sabía a que venía eso, por alguna razón.
–Suéltame –dice ella.
–Yo no quise decirte eso-
–Pero lo hiciste, y ni siquiera te has molestado en hablarlo conmigo.
–No lo recordabas.
–Pero si quisiste hacerme recordar otras cosas, ¿o no te acuerdas? Como nos conocimos, mi afición por las alturas y las atracciones de feria o la rosa blanca.
–Eso era para hacerte sentir mejor.
–Mira Sonic, si tanto me conocieses sabrías que diciéndome la verdad me hubiese sentido mejor. Así nos hubiésemos ahorrado esta sarta de mentiras. La mentira de que me querías –soltó el agarre y comenzó a caminar.
Se quedó parado durante unos minutos sin ser consciente de como ella se marchaba.
Realmente no fue él quien dijo eso, pero si el que intentó arreglarlo.
No había mentido en ningún momento, y mucho menos con lo que sentía.
–Pero yo sí te quiero –dijo en voz baja, pero reaccionó al ver que no estaba.
Amy ya le había sacado ventaja, desvío su caminar para que no le fuese fácil encontrarla.
–Maldito estúpido –decía mientras pequeñas lágrimas se escapaban de sus ojos.
Caminó hasta que cayó en cuenta de donde le habían llevado sus piernas. El destino es caprichoso. Elevó la mirada hacia el letrero que indicaba el nombre de la calle.
–Calle Strauss.
Unos pasos se fueron acercando hacia ella.
–Te lo dije, ese erizo te haría tocar el suelo, pero nunca dije como.
–Te estaba buscando, Axel.
–Parece que la niña ya recordó todo. Bien, eliminarte será más placentero aún.
–No podrás, voy a hacer que te pudras en la cárcel, donde tendrías que haber estado siempre.
–¿Eso crees? –Ríe– pobre ilusa. –Saca una pistola de detrás de la cintura de su pantalón– fallé una vez, no lo haré dos.
–Nunca entenderé porque mataste a mis padres, pero no harás lo mismo conmigo.
–Alexandra era el amor de mi vida, la luz de mis ojos, pero no entendía mi manera de amarla.
–Si hay maltrato no hay amor, eso es simple.
–Soy impulsivo, si hay algo que me molesta actúo. Y no me gustó que me dejase de querer, mucho menos que me cambiase por otro.
–Quizás te cambió porque mi padre sí sabía como amar.
–El estúpido de Héctor no iba a arrebatarme lo que más quería, tenía que morir. Nunca olvidaré como la bala de esta pistola atravesó su cráneo –sonríe mirando a la pistola para en breve volver a mirarla a ella–. Alexandra ya era libre para volver a estar conmigo.
–¿Entonces por qué diablos la mataste?
–Porque Héctor ya había hecho estragos en ella, te llevaba en el vientre. Una hija de ese bastardo.
¿No lo entiendes verdad? Tú tendrías que haber sido mi hija y no la de ese miserable.–No sería tan miserable como lo eres tú.
–Ese es el colmo, el carácter es idéntico al de Héctor, –se acerca– pero tu apariencia física es la de Alexandra.
Si tan solo no fueses la unión de aquello que tanto odio incluso podríamos estar juntos.–Ni en tus mejores sueños ni en mis peores pesadillas.
–Le apunta a la cabeza– no te preocupes. Mi objetivo es verte como a tu padre, por haberme arrebatado aquello que tanto quería –dispara.
Por un momento su respiración se cortó viendo a la muerte cara a cara.
Sintió como una mano se posaba en su cabeza y la apartaba de la trayectoria de la bala.
Otro disparo se realizó provocando un quejido ahogado a su receptor. La persona que la había apartado de la muerte.
–¡Sonic! –Lo abrazó con fuerza y puso las manos en su herida para evitar que se desangrase más rápido, cerró los ojos.
–Lo siento Amy, lo siento mucho –dijo en susurro, sintiendo el aliento frío de la muerte cada vez más cerca.
–Puto imbécil, siempre metiéndote en mis asuntos.
Apuntó con su arma de nuevo a la cabeza de Amy, pero esta vez no pudo efectuar ningún disparo ya que se le tiraron encima.
–Aquí aguamarina. Rubí y yo tenemos al objetivo –dijo poniendo los brazos de Axel en la espalda forzando su flexión.
Amy levantó la cabeza abriendo los ojos lentamente.
¿Aguamarina? ¿Rubí? Esa voz. ¿Son…?
–¿Rouge? ¿Shadow?
–Siento que el bien siempre llegue tarde Pinkie.
–Sonic está herido.
–Atención base, civil herido. Procedemos traslado al hospital más cercano –dice Shadow a través de un comunicador.
–Está perdiendo mucha sangre, no sé si hay algún órgano dañado. Pero la ambulancia tardará demasiado.
–Yo soy más veloz que una ambulancia –carga a Sonic–. ¿Te encargas tú de este estúpido?
–Claro cielo. Me gusta finalizar yo misma los trabajos –dice Rouge.
–¿Y por qué no me haces a mí un trabajo linda? –Pronuncia Axel que, a pesar de la situación, no había perdido su pésimo sentido del humor.
–Rouge fuerza más la flexión de su brazo– a callar. Los cerdos no hablan.
–Cuida a Amy también –dice Shadow para salir corriendo dirección al hospital más cercano.
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Amnesia olvídame
FanfictionAmy, a causa de un intento de asesinato, pierde la memoria. Por el camino a su recuperación descubrirá como son las personas que la rodean y en las actividades en las que está involucrada. No todo es lo que parece, y ella es el vivo ejemplo de ello...