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Delilah se preguntaba en donde estaba Luke, hace cinco días que no lo veía por ningun lado, ni siquiera había podido compartir con él sus ideas para poder estar juntos.

Se había negado a preguntar por el rubio, no quería que los sirvientes comenzaran a sospechar porque si algun chisme llegaba a oidos de sus progenitores muy probablemente, Luke junto a sus padres serían despedidos y ella realmente no quería eso.

Pudo haberle preguntado a Richard pero por lo que pudo ver, la misteriosa desaparición de Luke le había dado mucho más trabajo al moreno y decidió no interrumpirlo.

Así que estaba aburrida en su cama, leyendo un interesante libro de costumbres e historia Alemana, no le haría ningun mal aprender más sobre su familia, su abuela era alemana pero casi nunca hablaba sobre su país natal.

Un par de toques en la puerta captaron su atención, se acomodó de una forma presentable y digna de una "señorita"

-Adelante-dijo con voz calma.

-Hola Delilah-murmuró su madre tranquila, cerrando la puerta detras suyo.

-Hola madre-dijo un poco confundida.

-Tu padre está emocionado y me ha pedido que viniera a comunicarte que este fin de semana daremos una fiesta en nuestro campo.-Delilah la miró con una ceja arqueada.

-¿Puedo preguntar que celebraremos en esta ocasión?-preguntó curiosa, su madre se encogió de hombros.

-En realidad no lo ha mencionado, pero he de suponer que al igual que los pueblerinos, celebraremos la llegada del verano-Delilah asintió-Tu vestimenta debe de ser casual, pero sin dejar tu porte y elegancia de lado-susurró acariciando el largo y sedoso cabello de Delilah-Ya conoces los tonos que usamos en este evento-la menor asintió.

-Usaré un vestido azul, como el claro tono del cielo cuando el sol a penas se encuentra elevándose.-Melissa asintió con una sonrisa.

-Ese estará perfecto Delilah.-respondió.-Bueno, debo hablar con Marie para que las sirvientas comiencen a cocinar y hornear para el banquete de mañana.-murmuró levantándose.

-Madre-llamó Delilah cuando la mayor se giró para seguir su camino hacia la puerta de la habitación.

-¿Si?

-¿Cuantos invitados vendrán mañana?-la mayor suspiró.

-Bastantes, he llegado a la conclusión de que tu padre ha invitado a mas de setenta personas por algún tipo de despedida a la abuela Charlotte, no la veremos en mucho tiempo.

Delilah asintió nuevamente, entendiendo el motivo de la emoción de su padre y porque había sobrepasado la capacidad de invitados que el mismo había fijado.

Nunca invitaban a mas de treinta personas a sus eventos, pues querían aparentar ser muy importantes y solo dar fiestas exclusivas, incluso cuando tenia más de 20.000.000 hectáreas de terreno, sin contar la superficie de su mansión inutilmente gigante.

-Mandaré a un sirviente cuando la cena esté lista-murmuró su madre, acercándose para dejar un beso sobre su frente.

Delilah cerró los ojos con satisfacción ante esa muestra de cariño, no era un secreto que Melissa no era una madre muy amorosa cuando los infantes pasaban los seis años de edad, así que todos y cada uno de sus hijos disfrutaban a sobremanera cuando Melissa les mostraba afecto de vez en cuando.

Delilah no la culpaba, no podía hacerlo, su padre solía gritarle todo el tiempo porque 'malcriaría a las niñas' y las volvería sensibles, lloronas y sedientas de atención, así que él le había prohibido que las tratara amorosamente.

Lover 🌻 EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora