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23:39

Y Delilah ya había salido de su habitación en completo silencio, mirando a su alrededor a cada segundo, rezándole mentalmente al señor para que nadie la encontrase infraganti en su camino a las escaleras.

Podía sentir el frío del piso contra las plantas de sus pies, el calor en el resto de su cuerpo por la gruesa capa y el sudor frío que cubría las palmas de sus manos.

Pero aún con todos los nervios y el miedo del mundo, no se detuvo, ¿quien lo haría estando tan cerca de conseguir todo lo que siempre quiso?

La mansión estaba en completa oscuridad y todo el ruido que se escuchaba era el aire cruzar por la ranura de la ventana del primer piso, así que debía de ser el triple de cuidadosa.

Logró bajar las escaleras en completo silencio, cruzar el enorme recibidor, la gran biblioteca, la segunda sala de estar, (pues la primera la usaba su padre para reuniones privadas) el tercer comedor que usaban solamente cuando habían invitados, hasta que llegó finalmente a la cocina.

Fue la primera vez que aquel camino se le hizo eterno.

Suspiró agradecida, empujando lentamente la puerta de la cocina, ciertamente estaba sorprendida consigo misma, lo había logrado y lo más sorprendente era que había sido mucho más sencillo de lo que esperaba.

Pues a veces aún habían sirvientas limpiando hasta la madrugada, o alguna rondando por las habitaciones, después de llevarles un vaso de leche a los mellizos.

Los mellizos.

Patrice.

Fue inevitable que un gesto de nostalgia se pintara en su rostro, no volvería a ver a ninguno de sus hermanos, no los vería crecer.

Negó rápidamente, tal vez sonara terriblemente egoísta, pero ella de verdad no quería sufrir cada día de su vida como veía a su madre hacerlo.

Aunque no lo mostrara, se le notaba en los ojos.

Además, les dejó cartas explicando el porqué de su huida, todas se las dejó a Patrice, ocultas en el bolsillo de uno de sus abrigos.

Se negó a pensar más en ello, así que solamente empujó la puerta lo suficiente como para poder pasar, cerrándola detrás suyo con la misma delicadeza con la que la abrió.

Caminando de puntillas, se dirigió a la puerta del servicio, sosteniendo con fuerza la bolsa de tela con sus pocas pertenencias.

Al comenzar a abrir la puerta, un ruido detrás suyo la hizo detenerse en seco.

-¿Ya te vas?-preguntó seria, encendiendo la vela a su lado.

Delilah se giró aterrada, sintiendo sus manos comenzar a temblar.

Melissa elevó las cejas, incitándola a contestar.

-Y-Yo...-tartamudeó sin saber qué decir.

La mayor la miró seria, llevando una copa a su boca.

-¿Que planeabas Delilah?-preguntó fingiendo desconcierto.-¿De verdad pensaste que se podrían ir como si nada?

-M-mamá...-pidió en voz baja, sintiendo sus ojos cristalizarse.

-Lilah-murmuró con una sonrisa burlona.-Ya no eres una niña, sabes que los cuentos de hadas no son reales y los finales felices no se pueden conseguir.

Delilah limpió rápidamente una lagrima rebelde de su mejilla.

-Dime Delilah...¿que es lo que te llevó a realizar tan ridículo plan?-preguntó seria, la menor la miró fijamente, ofendida.-Contéstame Delilah.-exigió.

-No quiero ser como tú.-escupió entre dientes furiosa.

Su madre la miró sorprendida.

-¿De que hablas?-preguntó seria.

-Sabes de lo que hablo.-dijo con desagrado.

-Dímelo.-exigió saber, llevando nuevamente la copa a sus labios, aunque solo era agua.

-No quiero ser solo un adorno, no quiero ser maltratada ni humillada por mi esposo, no quiero estar obligada a casarme, quiero casarme por amor, quiero casarme con alguien que me ame y me respete, que me escuche, que me apoye y me pida mi opinión, no uno que me tache de idiota por tener senos y solo me presuma como a una de sus tantas adquisiciones.

Finalmente, lo dijo.

Su madre apretó los labios mientras asentía y la miraba seria.

-¿Y tu crees que ese sirviente no va a tratarte así? Es un hombre, ellos saben muy bien cómo manipular Delilah.-murmuró.

-Te puedo jurar que él nunca me va a tratar como papá te trata a ti, él me respeta lo suficiente como para considerarme su igual.

La mayor suspiró profundamente.

-Véte, anda.-susurró haciendo un gesto con la cabeza.

-¿Qué?-preguntó confundida.-¿No vas a detenerme?

La mayor no pudo evitar soltar una silenciosa risa.

-Cariño, si quisiera hacerlo, le habría dicho a tu padre desde que los escuché hablar en tu habitación.

Delilah la miró sorprendida y también muy confundida.

-¿Entonces...?

-Solo quería estar segura de que tomabas la decisión correcta.-admitió, dejando algo sobre la mesa larga de madera, justo a un lado de la vela.

-¿Y esto?-preguntó abriendo la bolsita.

-Necesitarán dinero.-dijo con uña pequeña sonrisa, Delilah la abrazó fuertemente.-Disfruta tu vida, mi niña hermosa.

-Muchas gracias.-susurró, alejándose de su madre lentamente.

Caminó hacia la puerta nuevamente, pero no pudo abrirla.

Se giró a mirar a su madre, quien solo la miraba expectante.

-¿Por qué me ayudas?-preguntó curiosa.

La mayor sonrió con nostalgia y tristeza.

-No quiero que pases por lo que yo pasé Delilah.-suspiró con sus ojos volviéndose llorosos.-Yo amé a alguien, la amé tanto que incluso diecinueve años después sigo amándola como la primera vez, cada día de mi vida la extraño mas que el anterior y cada día qué pasa odio más a mi madre.

»Por su culpa, yo no pude estar con el amor de mi vida, no pude ni siquiera decirle lo mucho que la amaba, murió sin saber todo lo que sentí por ella, mi madre la acusó a las autoridades, ni siquiera pude despedirme de ella.-sonrió, pero era una sonrisa llena de dolor.

»¿Y sabes porqué la perdí? Porque fui cobarde, porque nos tardamos mucho en hacer lo que tú y ese niño están haciendo, a nosotras no nos dio tiempo de pelear por lo nuestro, ni siquiera nos dio tiempo de decir que nos amábamos, me quitaron el tiempo y a mi único amor, y yo me niego a causarte todo el dolor que me causaron a mi.

Delilah estaba llorando al igual que su madre, esa historia era muy triste.

-Véte ya, mi niña, se feliz por mi.-pidió con una pequeña sonrisa ladina, saliendo de la cocina.

Delilah suspiró entrecortadamente, dándose media vuelta y ahora si, salir corriendo de su antiguo hogar, esperando encontrarse con Luke.

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C h a l e x su mom

Lover 🌻 EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora