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Resulta que este es el último capítulo que publico antes de desaparecer unos días x problemas personales.

Pido perdón y espero les guste.
🍁🍁🍁

-Entonces...no podemos sentar a los VanDinne cerca de los Froger, pero los Froger y los Haunten no se llevan bien...-murmuró su madre mientras ella junto a unas sirvientas repasaban un mapa del salón de fiestas.

Delilah solo la miraba aburrida, bebiendo una copa de agua, obsequiándole muecas de vez en cuando.

Llevaban casi dos horas debatiendo el orden de las mesas en donde sería la fiesta después de la boda.

Siendo sincera, debía de admitir que el enorme salón de eventos de su casa se miraba magnífica, los adornos eran hermosos, hasta le daban ganas de casarse ahí, claro que con Luke, pero como eso no iba a ser posible mientras siguieran en Suiza, quedaba descartado.

Su vestido estaba completamente listo desde un día atrás, y eso fue porque nuevamente le quedaba demasiado ajustado de la cintura el día que decidió volver a probárselo, su madre en cuanto la menor le comentó la situación solo la miró seriamente.

Era una de esas miradas que te llenaban de terror, y no fue a la única que le ofreció esa mirada, pues a un par de sirvientas que cuchicheaban en voz baja las miró incluso peor.

Melissa obligó a la costurera a corregirlo nuevamente en un solo día, diciéndole que agregara unos seis centímetros de sobra.

-Señora Gilgan.-llamó una sirvienta desde la entrada al comedor.

-¿Qué?-preguntó sin prestarle atención, pues se veía muy ocupada anotando (muy probablemente) un apellido en su hoja.

-El señor Campbell busca al señor Gilgan.-susurró.

-Pues avísale a él.-dijo obvia, sin dejar de mirar su montón de hojas, asintió y escribió algo nuevamente.

-El señor Gilgan ha salido hace unas horas, se lo he comunicado al señor Campbell pero se niega a irse.

Melissa suspiró hastiada, rodando los ojos.

-Dile que pase.-respondió negando con notable disgusto.

La sirvienta se alejó de ahí silenciosa y rápidamente, Delilah la siguió con su mirada lo más que pudo.

-¿Por qué el señor Campbell vendría antes?-preguntó curiosa Delilah, intentando ocultar su nerviosismo.

-No lo se Delilah.-respondió bufando, mientras llevaba la copa de vino a sus labios.

-¿Crees que quiera que firmen la dote antes del martes?-la mayor se encogió de hombros.

-Entonces ha venido en vano, porque yo no puedo firmar nada.-dijo casi con molestia.

-¿No te parece injusto que tú no puedas tener tu propio dinero y que papá tenga que ser el único que puede hacer algo con el?-Su madre la miró seria.

-Nunca digas eso cuando haya más gente presente Delilah, podría traerte muchos problemas.-dijo seria, la menor tragó ligeramente sabiendo lo que le pasaba muchas veces a las mujeres que se sentían con libertad para expresar sus opiniones.

Lover 🌻 EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora