[la primera vez que se vieron]
🍁🍁🍁
1809
-¿Por qué no podemos ir con ustedes?-preguntó la rubia, educadamente mientras ella y su hermana menor miraban atentamente a su madre mirándose al espejo, arreglando los a penas visibles cabellos sueltos de su Perfecto rodete alto.
-Porque es una cena para adultos, cariño, no habrán niños y además tienes clase mañana Delilah-la rubia hizo una mueca que su hermana menor imitó.
-¿Por qué tardas tanto mujer?-preguntó su esposo, entrando en la habitación que compartía con su amada esposa.
-Estoy lista-dijo sonriéndole a su marido, el cual solo asintió y se dirigió a sus hijas.
-Niñas, no le causen demasiados problemas a Marie-las rubias asintieron-Y ya saben lo que deben hacer siempre que nosotros no estamos.
-Vigilar a las sirvientas y decir si alguna ha robado algo de nuestra propiedad-dijeron al unísono, su padre asintió.
-¿Qué más?
-No hablar con nadie más que con la señora Beaumont y su esposo-repitieron nuevamente, sus padres asintieron, estando contentos con la respuesta.
-Ahora, acompáñennos afuera-dijo su padre nuevamente, las pequeñas de siete y cuatro años se levantaron de la enorme cama de sus padres, siguiéndolos hacia la puerta de su mansión.
Una vez fuera se detuvieron frente al carruaje negro que llevaría a sus padres hasta el pueblo vecino.
Su madre las miró con cariño para después besarles una mejilla a cada una.
-Nos veremos en unos días, mis amores-dijo dulcemente, las menores la abrazaron hasta donde sus cortas estaturas les permitieron, arrugando ligeramente el hermoso y costoso vestido de su madre, la rubia les acarició el cabello para separarlas de ella unos segundos después.
-Adios mis niñas-habló el Rubio oscuro, besándoles la frente a cada una, las pequeñas repitieron la accion que hicieron con su madre anteriormente.
Finalmente su padre las separó de él nuevamente.
-Les compraré un obsequio mis niñas-dijo su padre, emocionando a las pequeñas.
-¿Nos comprarás nuevos vestidos?
-¿Nuevas tiaras?
-¿gargantillas?
-¿prendedores?
-¿Joyas?
-¿O un nuevo caballo?
Preguntaron rápidamente, con emoción, su padre las calló con un movimiento de mano.
-Ya lo verán-murmuró, para después dirigirse a la señora Beaumont.-No quiero que les pase nada a mis hijas, si las encuentro con un mínimo raspón, te vas-amenazó tranquilamente.
La mujer asintió, tragando saliva nerviosa.
-Mantén alejados a los salvajes niños de mis preciosas hijas-murmuró duramente antes de ayudar a su esposa a subir a la carroza.
La señora Beaumont quería soltarle a su jefe una enorme blasfemia, pero como todos los años que tenía trabajando para el, se aguantó.
Una vez la carroza comenzó a alejarse de donde ellas estaban paradas, las pequeñas agitaban sus manos de un lado a otro.
-Niñas, vayamos dentro.
Las menores obedecieron sin rechistar, caminando derechas.
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Lover 🌻 EN EDICIÓN
RomanceTERMINADA | EN EDICIÓN HASTA NUEVO AVISO Esta historia comenzó en el invierno del año 1809, con dos niños que vivían vidas totalmente diferentes a pesar de residir en el mismo lugar. Una era la hija de uno de los hombres más ricos de suiza y el otro...