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Siete años después

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1820

El gran carruaje de madera oscura, perfecta y elegantemente pintada entró en la gigantesca residencia de los Gilgan.

El polvo que las ruedas levantaban del piso llamó la atención de algunos trabajadores que recogían los cultivos que las enormes tierras de los Gilgan le otorgaban a gran parte de la población de Canadá, lo que cada vez hacía a la familia más y más rica.

La casa se veía mucho más grande desde la ventanilla de la carroza, los establos habían crecido el doble y ya no podía mirarse la casa de los sirvientes desde el frente, la mansión y el establo cubrían por completo ese espacio.

El carruaje se detuvo justo frente a la mansión de la familia, rápidamente el conductor bajó de su asiento y abrió la puerta educadamente.

El señor y la señora Gilgan esperaban junto a sus hijos menores a la rubia que bajaba elegantemente del carruaje, tomando la mano del conductor como apoyo.

La señora Hemmings y un par de mucamas más no pudieron evitar formar una pequeña sonrisa en sus respectivos labios.

Delilah levantó la vista, inclinó la cabeza educadamente hacia sus padres con una apenas visible sonrisa.

Su padre asintió de la misma forma mientras Melissa sonrió enormemente con ojos levemente cristalizados, en cuanto Delilah se acercó un poco más para saludar, su madre la abrazó fuertemente.

Abrazo al que se unieron tres personas más.

Patrice, su hermana menor.

Stefan y Julia, hermanos suyos a los que solo había visto una vez, pero aún así enviaba cartas todo el tiempo y sus tres hermanos menores respondían todo el tiempo.

-Te extrañamos demasiado cariño-murmuró su madre, tomándola por las mejillas.

Delilah sonrió con ojos llorosos y volvió a abrazar a su madre y hermanos.

-Suficientes demostraciones por hoy-ordenó su padre serio, todos deshicieron el abrazo, posándose cada uno al lado del otro, con la espalda derecha y ojos en el rostro de su padre.-Delilah ha tenido un viaje largo y debe descansar-dijo más como una orden, hizo una seña al conductor y éste comenzó a meter el equipaje de Delilah en la mansión Gilgan.

El hombre miró a las sirvientas seriamente y ellas rápidamente entraron en la casa, caminando directamente hacia la cocina.

El rubio miró a su hija mayor seriamente.

-Nos alegra que estes aquí Delilah, espero que estos siete años en educación para señoritas te hayan servido de algo.-Delilah asintió con un leve movimiento de cabeza.

-Si, padre.

El hombre asintió.

-Ahora ve a tus aposentos Delilah, descansa un poco.-la rubia asintió y sonriente besó la mejilla de cada uno de los miembros para después entrar en la mansión, donde quedó un poco descolocado pues por dentro parecía ser el triple de grande desde la última vez que había estado ahí.

Miró a su madre que entraba tranquilamente después de ella.

-¿Madre?-llamó Delilah.

-¿Qué ocurre cielo?-preguntó la mayor, Delilah miró a su alrededor desorientada, su Madre soltó una ligera risa la que a penas pudo escucharse.-Lo había olvidado-contestó con una sonrisa, la mayor miró a su alrededor y señaló a una chica con el uniforme de sirvienta-Tú-la chica volteó rápidamente y miró a Melissa.

Lover 🌻 EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora