Noche sangrienta

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MAX

Me siento como un imbécil, tuve que esforzarme mucho en no besarla con ganas y por no arrancarle la ropa y querer llevarla a mi cama. Meid era hermosa. Y más cuando estaba vestida de ésa forma. Después de su cita. Ése imbécil. Lo mataría si fuera por mí. Después de ver como Meid se desmayaba, la atrapé al instante y pedí en llevarla, entonces Alex y Tina fueron conmigo. La estábamos llevando a su departamento. Le quité dos mechones de su cara. Era tan hermosa incluso cuando dormía. Dejé que Alex y Tina la recostarán. Y así yo pude irme.

Está chica siempre me lleva a la locura, no hay nada que no hiciera por ella. Todavía sigo atento, no puedo creer que comiencen ése tipo de amenazas. Alguien está acosándola. Me preocupa que sea alguien que habíamos dejado en el pasado. Pero mi sospechoso principal es Félix, algo me dice que ese maldito esta con vida. No me importa si debo matarlo, no quiero que se le acerqué a Meid.

La protegí siempre a mi manera, sé perfectamente que no soy bueno para ella. Pero no me importa, voy a cuidar de ella y mantenerla a salvo así muera en el intento. Ay Meid. Meid, si supieras, como me tienes. Verte con el idiota de la otra noche. Tuve que hacer un maldito esfuerzo por no ir y darle un golpe en su jodido rostro y matarlo con mis manos. Jamás olvidaré lo de nosotros. Ella y yo tenemos una atracción inevitable, y tuve que alejarme por que eso podría ser muy peligroso no solo para ella sino para ambos. Odie cada minuto el hacerlo. Pero es mejor para ambos. Solo hago mi trabajo. Y voy a matar a quién trate de hacerte algún daño. ¿Me dejarás otra opción Meid? ¿Dejarás que te salve? Siempre supe que serías mi perdición.

MEID

Partes de recuerdos, recuerdos borrosos, personas a quiénes no puedo recordar. Todo era un destello de recuerdos, ya no era solo un sueño. Una sombra oscura atraviesa mi ventana, me congelé al notarlo tan callado. Siento mi pulso acelerarse, sabía perfectamente quien era, lo reconocí al instante, era Félix. Él seguía vivo y estaba sentado en el borde de mi ventana. Sólo me dedica una sonrisa traviesa mientras me observaba, éste dio unos cuantos pasos hacía a mí.

Trató de alguna forma en escapar, pero el fue rápido y tomó mis muñecas, las apretó con fuerza y las colocó al lado de mi cabeza.

— Tú, tú estabas muerto. Habías muerto, ellos dijeron- Y éste ladeo la cabeza riéndose.

—¿En serio piensas que pueden matarme? ¿así de fácil? Me siento ofendido, que siempre subestimen mi inteligencia, siempre tengo un plan muñeca, y la cuestión es que no te queda mucho tiempo aquí-Dice éste tapando mi boca, quedé inmóvil.

Mierda, sé que debo reaccionar pero mis piernas no reaccionan. Todo mi cuerpo no reacciona. Él me toma del brazo con fuerza. Levantándome de mi cama y quiere guiarme algún sitio de la casa.

Me guía en la sala, luego directo hacía el sótano. Ahí estaba él, estaba atado. Félix me suelta y me obliga mirarlo, estaba sin fuerzas, se nota que tenía varios golpes. Era Max, él nunca se rinde, sin importar como éste. Tenía sangre en la cabeza y sonreía con una maldad, como si le divirtiera estar atado. No demostrará debilidad ante nadie. Pero verlo de esta manera se me rompe el alma. Era como si no pudiera sentir nada, como si lo acostumbraron a tal dolor. Pero al notarme, un destello de furia pasó por sus ojos.

Félix me toma de la cintura y se acerca de mí puedo sentirlo, sus labios tan cerca de mi oreja. Ésa acción le molesta a Max y lanza miles de insultos.

— Sabés que no podrás salvar a todos- Junto con eso, escuchó un disparo, rapidamente miró a Max, quien estaba pálido y con ojos abiertos. A él no le había dado. Pero entonces ¿A quién? Y como si eso respondiera mi pregunta siento algo en mi estómago, tocó con mi mano y sentir algo caliente deslizarse por mis dedos. Sangre. Era mi sangre. Caí de rodillas al piso. Busqué mi mirada hacía a Max. Quién gritaba y trataba de safarse, gritaba mi nombre, pero no se entendía por que unos hombres aparecieron de la nada tapándole la boca con una tela. Sé que quería llegar a mí como yo a él, quería decirle que estaba bien. Alcé mi mirada a quién estaba parado frente a mí. Una sonrisa apareció en su rostro, y me disparó de nuevo.

Me he vuelto a enamorarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora