Jugando con fuego

25 1 0
                                    

*Para tener una agradable experiencia, escuché la canción que es parte del capítulo,  sino pierde la magia*

Empecé a removerme en mi cama, pero no lo lograba, al tratar de ver con claridad. ¿Por qué demonios tengo las manos atadas? Abrí los ojos saltando de la cama, una silueta negra en mi habitación, captó toda mi atención. Él dió otro paso hacía adelante, la luz de la luna iluminaba su rostro. Era Félix tenía esa sonrisa llena de malicia.

— Pero ¿Qué mierda esta pasando? Explícame ¿Por qué demonios mis manos estan atadas?- Suspiré fastidiosa. Él solo me miro y soltó una risa, se acercó a mí.  Me tomó de la barbilla, comenzo a besarme. Abrí los ojos como bombillas, traté de luchar contra él pero era fuerte. Traté de pensar en como salir de su agarré, hasta que comenzó a besar mi cuello, mordió en él, adiós autocontrol. Inconscientemente cerré los ojos, ya no estaba pensando con claridad. No sé porque lo estoy permitiendo, tal vez siento curiosidad de como esto va terminar,  y seguramente muy mal.

— Félix no- Solté, mientras él estaba con la respiración irregular, igual que la mía.

Los besos se intensificaron más. Él me quitó el camisón, fue dejando besos en mis senos, bajando por mi abdomen y a los segundos me encontraba gimiendo. Maldita sea. Despierta idiota, despierta de una vez, vuelve a la realidad y como si fuera que Dios escuchó mis plegarias me desperté exaltada. Puse mi mano en el pecho, sentí como mi corazón se salía de lugar. Oh no pero eso no era todo, me asusté cuando noté a alguien más en la habitación. Maldita sea ¿Acaso los sueños se hacen realidad? Pensé.

— ¿Por qué demonios estas en mi habitación? ¿Me estabas espiando?- Pregunté molesta mientras me cruzaba de brazos.

— ¿Estabas soñando conmigo?- Divertido alzó la ceja, intrigado.

— Fue una pesadilla más bien, y por supuesto que no- Bufé. Él tomó un cuadro de mi mesita de luz, tratando de ver la foto.

— Claro, habré escuchado mal. Creí que estabas gimiendo mi nombre- Dijo despreocupado, sin apartar la vista del cuadro.

— Definitivamente estas sordo. Y ya deja de tocar mis cosas,  dime a que mierda viniste o ¿Solo te dedicas a esto ahora? A atormentar a la gente que duerme por la noche- Solté sarcástica, mientras le quitaba el cuadro, y colocándolo donde antes estaba.

— Aúnque me encantaría espiarte mientras duermes, claro como si quisiera perder mi tiempo. Levántate, tenemos trabajo que hacer- Exclamó. Su tono sarcástico era claro, por supuesto que había trabajo sino no vendría.

— ¿Cómo demonios entraste?  Cerré todo con seguro- Pregunté tratando de recordar cuál fue mi error.

— Fue muy sencillo a decir verdad. Se detuvo y miró mi mesada,  donde había llevado la botella de vodka, también vió el cuchillo. — ¿Noche difícil?- Tomo la botella y la observó.

— No te interesa.

— Tienes razón. No me interesa.  ¿Y qué pensabas hacer con esto?- Preguntó alzando la ceja, obviamente intrigado, mientras pasaba su pulgar por el filo de el cuchillo.

— Lo tenía por si te llegabas a aparecer así como hoy, pensaba atravesarte con esto- Sonreí y le quite el cuchillo que tenía en la mano.

— Sigue mejor soñando conmigo, no existe ni la más mínima posibilidad de que lo logres- Soltó una risa seca. Como si fuera imposible.

— Dame 5 minutos,  sal de mi habitación- Pedí, él lo hizo y salió. Me quité el camisón, me coloqué una una musculosa negra corta, un short negro con mis medias de red, tomé mi campera de cuero negro, y coloqué mis vans. Todo mi estilo que me caracterizaba.

Me he vuelto a enamorarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora