Lecciones

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MEID

Tantas vueltas me están matando, todos se fueron y yo me quedé tarde con Diana. Pero ella ya se fue porque acabó rápido.

Estoy toda sucia y asquerosa que debo bañarme. Total ya son las 7:00. Me dirigí a los vestidores mientras pasaba las duchas. Allí tenía mi casillero con ropa limpia y hasta shampoo que vienen en sobres que tengo por si acaso. Me quité la ropa y comencé a ducharme, abrí el sobre de shampoo me enjuague el pelo rápido.

Escuché unos pasos dirigiéndose en las duchas, creí que Diana se había ido. Comencé a escuchar un silbido, rápidamente tomé la toalla y la envolví en mi cuerpo. Si esto es un maldito juego sea quién sea, se las verá conmigo.

Abrí la cortina y me encontré con Félix. ¿Qué demonios? Él estaba con una sonrisa egocéntrica. Maldito narcisista pensé. Él estaba con él mismo traje de hoy pero lo que más me llamó la atención fue su mejilla estaba golpeada hinchada y roja. Su traje ya no estaba limpio, estaba todo lleno de tierra.

— Félix. ¿Qué demonios haces aquí? ¿Viniste a verme como me baño o qué?- Solté seca e indiferente. Por supuesto que estaba molesta, ni siquiera sé como entró aquí. Éste sonrió aún más y observo mi cuerpo, lo miraba con mucha atención. Me siento súper incómoda y agarró con firmeza la toalla.

— Vine porque estuve llamándote. Y como no atendías, quería saber si estabas bien. De los miles de escenarios que me imaginé en el camino nunca me imaginé verte así, no es que me quejé de la vista- Dijo mientras daba pasos hacía a mí. Me sonrió con mucha picardía, mientras se relamía su labio inferior.

— ¿No te basto con la ropa interior roja de hoy?- Escupí fría. Éste soltó una carcajada que resonó en todo el baño.

— Preciosa, no me digas que no te gusto. Es más, creó que se te vería sexy ése color. Pero digámos que estoy mucho mejor, con la vista de ahora- Sonríe aún más y yo le dedicó una mirada asesina. Maldito idiota.

— Ya está, ya me viste. Estoy bien, todavía sigo respirando ahora lárgate- Escupí con demasiada molestia. Félix avanzó y me tomó de la barbilla para que lo mirase.

— Escucha preciosa, no solo vine a verte. Debemos ir al bar acuérdate de que ahora debes hacer lo que yo te diga a cambio de información confidencial, ése fue el trato- Exclamó sonriéndome divertido. Le fascinaba que yo obedeciera pero lo cierto es que yo no obedezco a nadie. Pero esto va a ayudarme a entender las cosas un poco mejor.

— Al menos ¿podés decirme que diablos te sucedió? Estas todo sucio y tenes varios golpes- Pregunte curiosa. Sabía que en el fondo la respuesta era interesante.

— Ah ¿esto? Cortesía de tu novio- Señaló su vestuario arruinado y su mejilla.

— ¿Quién? ¿Te refieres a Max? ¿Por qué te golpearía? Y es ex. Ex novio- Pregunté desconcertada.

— Sí, me refiero a Max. Y me golpeó, al parecer no le gusto la idea de que te marqué- Soltó una risa.

— Hablas de marcar como si fuera parte de tu propiedad, además te mereces esas golpizas- Fruncí el ceño al recordar el chupón que me hizo. Éste me miró y alzo una ceja interesado. Me examinaba el rostro.

— Igual eso ya no importa, él muy infeliz me noqueó y me enterró vivo en un ataúd en el cementerio Hillside, digámos que ya había cabado mi tumba, hasta había mandado a hacer una lápida con mi nombre. Eso fue bastante original y se nota que estuvo muy espontaneo estos dos días. En fin, no sé como "Eliot" me encontró, dijo que había rastreado mi paradero con mi celular, antes de que lo rompiera, llegué aquí y vine a buscarte- Dijo mostrándome su celular que estaba toda rota la pantalla.

Me he vuelto a enamorarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora