06.

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— V-Verás es que... no quería molestar porque tenías un mal día y también voy a casa...

— ¿Y pensaste que era mejor así?

— Bueno... — Wooyoung desvió la mirada avergonzado, seguir a San sin decir nada no era la mejor decisión que había tomado, desde luego.

— Es igual, vamos.

El silencio inundó la mayor parte del tiempo que caminaron juntos, hasta que para sorpresa de Wooyoung, San lo rompió.

— Es bueno ver a Jongho tan feliz.

— Sí, puso mucho esfuerzo en conseguir la nota, realmente se lo merece. — Wooyoung sonrió diciendo esas palabras, él más que nadie había visto todo lo que se había esforzado el más pequeño.

— ¿Hace cuánto lo conoces?

— Hmmm... Podría decirse que somos amigos de la infancia, íbamos a la misma escuela y pese a haber estado en diferentes secundarias mantuvimos el contacto y nos veíamos bastante. Nos conocimos de una forma curiosa, al principio le envidiaba, él estaba jugando con mis compañeros y era el centro de atención por la fuerza que tenía siendo menor que nosotros y... Oh, lo siento, empecé a hablar y no me di cuenta...

Wooyoung se dio cuenta de que había desviado el tema y dejó de hablar, miró al mayor y se sorprendió al verlo sonreír mostrando sus hoyuelos. ¿Por qué no se había fijado antes en ellos? San tenía una sonrisa preciosa y nunca se había dado cuenta. 

Y de alguna manera, sentía que esa sonrisa no era como las otras que había visto ese mismo día, sentía que aquella era de verdad.

— No te preocupes, no sé la razón, pero tu voz me tranquiliza.

Wooyoung sintió su rostro arder. La primera razón fue por haberse quedado mirando fijamente la sonrisa del chico y que éste se diera cuenta y en segundo lugar por lo que había dicho. 

¿Su voz le tranquilizaba? Él siempre pensó que era una molestia para los demás porque siempre hablaba de más.

— Continúa contando la historia, quiero saber qué pasó con el pequeño Wooyoung envidioso de alguien menor que él.

Wooyoung rió y siguió narrando aquella historia, mirando de vez en cuando las reacciones del mayor para ver si sonreía nuevamente; y para su sorpresa, San se mantuvo sonriendo en todo momento.

— Espero que hoy duermas, Wooyoung, descansa. — San inconscientemente acarició el pelo del otro chico.

— Lo mismo digo hyung, espero que descanses. — Wooyoung se extrañó ante el contacto del otro, sonrió y se alejó con torpeza yendo hacia su casa. Una vez dentro, se llevó una mano al pecho y notó su respiración agitada.

¿Por qué se había puesto tan nervioso por el gesto del otro?

¿Y por qué razón no podía dejar de pensar en su sonrisa?

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