12.

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A la mañana siguiente Wooyoung no tenía academia, así que se decidió por ir a dar un paseo. Tomó sus auriculares y empezó a andar sin rumbo fijo.

A su mente vino San.

Un chico que conoció gracias a Jongho y que se había vuelto cercano a él en poco tiempo.

Pensaba en él muchas veces. Cómo estaba, qué hacía, si había dormido bien, si había comido... Ese tipo de preguntas rondaban por su mente como un torbellino más de lo que le gustaría admitir.

La mayor parte del tiempo Wooyoung era alguien positivo, alegre y enérgico, pero aquel día era todo lo contrario, se encontraba triste por alguna razón.

No tenía un motivo aparente, simplemente se sentía triste.

¿Había algo que le faltara? Realmente no lo pensaba, pero se sentía como si existiera algo que le pudiera hacer sentirse bien, seguro. Y no lo tenía con él.

Suspiró una vez más y decidió sentarse en un parque, buscó un árbol para apoyarse y se sentó acurrucando sus piernas con su pecho, envolviéndolas con sus brazos.

Cerró los ojos y simplemente disfrutó de la música, intentó no pensar en nada ni nadie.

Solo la música y él.

De un momento a otro escuchó el sonido de la lluvia de fondo, abrió sus ojos y pudo ver, en efecto, que estaba lloviendo. Dudó sobre si esperar a que la lluvia cesara o ir directo a casa, pero el hambre que tenía le impulsó a ir hacia su casa.

Caminaba lento, no tenía prisa y de todas formas se resfriaría aún si corría, por lo que se limitó a disfrutar de la lluvia.

Estuvo caminando durante varios minutos, cuando de pronto dejó de sentir la lluvia cayendo en su cuerpo. Extrañado, alzó la mirada para ver a un chico a su lado sosteniendo un paraguas, pero no conseguía distinguir quién era debido a lo abrigado que iba, hasta que escuchó su voz.

Esa voz que reconocería siempre, sin importar qué.

San.

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