25.

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— ¡San!

San siguió caminando.

— ¡Hyung!

Los ignoró.

Jongho corrió para alcanzarlo, pero lo que no se esperaba era que al girar a San, vieran a su amigo completamente ido, no tenía expresión alguna en su rostro, sus ojos estaban apagados, sus ojeras se habían vuelto más notorias y podían incluso sentir el vacío del mayor cuando sus ojos se cruzaban.

— San...

— ¿Queríais algo?

El frío tono de su voz dio escalofríos a los presentes.

— Queríamos verte, no has contestado a los mensajes que te hemos mandado ni a las llamadas y tampoco salías de casa...

— Ah, era eso.

— San, ¿estás bien? — Preguntó Mingi, Wooyoung no se atrevía a hablar desde lo de la última vez.

— Sí, ¿por qué?

— San... No estás bien.

— ¿Por qué? Sí que lo estoy.

Los tres se quedaron callados mirándose los unos a los otros.

— ¿Quieres venir a mi casa a jugar?

— No.

— ¿A ver una película?

— No.

— ¿Quieres salir a tomar algo?

— No.

Mingi suspiró, lo que le había dicho su hermana era cierto.

— ¿Qué has estado haciendo estos días?

— Nada en especial, realmente. ¿Algo más?

Los chicos se miraron una vez más, no sabían qué hacer para sacar a San de aquel pozo.

— ¿Y tu hermana?

— Se fue con mi familia.

— San, ¿eso es lo que quieres? - Preguntó Jongho esta vez.

— ¿Qué?

— Si sigues así vas a quedarte solo.

— No estoy solo.

— Pero lo estarás, ¿no te das cuenta de que estás perdiendo a alguien importante?

San desvió su mirada.

— San, tienes que darte cuenta de lo que está pasando a tu alrededor.

San no contestó.

— Hyung...

Jongho no sabía qué decir, no sabía cómo ayudar a su amigo.

— Eh...

Los tres chicos miraron fijamente a San, esperando a que hablase.

— Bah, es igual. — Se limitó a decir, mientras se giraba.

San se había dado la vuelta dispuesto a caminar, pero una mano agarrando su brazo le desconcertó.

— ¡No da igual!

Todos se sorprendieron; Wooyoung, quien se había mantenido toda la conversación sin hablar, actuó en el último momento.

— ... ¿Wooyoung?

— San, tu situación y todo por lo que estás pasando no da igual. Sí que nos importa y si podemos ayudarte haremos lo que haga falta, por algo somos tus amigos, ¿no? Estaremos aquí para ti pase lo que pase, estés bien o mal o incluso si no sabes cómo te sientes, intentaremos ayudarte a que lo descubras.

Wooyoung hizo una pausa para mirar fijamente a los ojos de San.

— No queremos que sufras tú solo. San, déjanos ayudarte...

San intentó aguantarse las lágrimas, pero no pudo. 

Llevaba semanas mal, desde que empezó los exámenes su salud mental no estaba en las mejores condiciones y sentía que se ahogaba con sus propios sentimientos y decidió aislarse. 

Pero no pudo retenerlo más.

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