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Okay, lo primero siento mucho haber estado desaparecida mes y medio, pero entre la cuarentena, universidad y que por fin tuve tiempo de hacer varias cosas que tenía pendiente, perdí la noción del tiempo¿. Gracias por haber seguido la historia y espero que todos esteis bien ♡


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Al cabo de unas horas, Wooyoung se despertó porque le pareció escuchar unas voces y ruidos.

No sabía por qué se había quedado dormido en el sofá, pero el leve peso que tenía en su hombro se lo recordó.

Una sonrisa inmediata se formó en sus labios al ver a San dormido acurrucado a él abrazándolo, pero le sorprendió ver que ambos estaban tapados con una manta, si se suponía que se habían quedado dormidos, ¿cómo era posible..?

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando escuchó nuevamente las voces que provenían de la cocina.

— ¡Aquí no pone que le deba echar más de dos!

— ¡Idiota! No grites o los despertarás.

— ¿Y por qué me gritas tú también, imbécil?

Wooyoung rió y no comprendía como San no se había despertado con esos dos gritando. Se levantó con cuidado de no despertarle y fue a la cocina.

— Yunho, pásame eso que se usa para aquello. — Pidió Jongho.

— ¿Se supone que tengo que saber a qué te refieres?

— Sí hombre, eso que se usa siempre para hacer eso, ¿por qué no sabes a qué me refiero?

— Eres increíble Jongho.

— Ya lo sé pero pas-AAAAAAH.

Jongho volteó para tomar algo de la encimera cuando se encontró a Wooyoung en la puerta mirándolos.

— ¡¿QUÉ HACES AHÍ?!

— Esta es su casa, idiota.

— ¡PERO ESTABA DORMIDO!

— Shhh, no grites o despertarás a San. — Wooyoung contestó en un tono más bajo.

— Por cierto, ya que lo mencionas, ¿qué tal?

— ¿A qué te refieres?

— ¿Ya has aceptado que te gusta? — Dijeron Jongho y Yunho al unísono.

— ¡Oye!

— ¡Shhh! — Esta vez fue Wooyoung el que fue callado.

— Perdón perdón...

— ¿Pero sí o no?

— Ehh... — Wooyoung no sabía qué decir, los recuerdos de anoche vinieron a su mente y se sonrojó al recordar las palabras de San.

— ¿Eso es que sí? - Insistió Jongho.

Wooyoung no supo qué responder y en un arrebato, cogió un paquete de harina empezado que había a su lado y se lo echó en la cara.

— ¡Wooyoung!

— Te lo mereces, idiota.

— ¿Por qué tanto ruido?

Una cuarta voz se hizo presente y dirigieron su mirada hacia San.

— ¿Por qué Wooyoung está rojo? Y... ¿por qué Jongho está cubierto de harina? — Prosiguió.

— Estábamos intentando hacer tortitas para daros una sorpresa pero...

— Salió mal. — Completó Yunho.

— Solo un poco.

— ¿Tú crees?

— Seh, solo un poco.

— Sois increíbles. — Respondió San riéndose.

— ¡Wow! Ya van dos veces que me lo dicen hoy!

— No es un halagado precisamente, Jongho.

— Cállate, tú lo que tienes es envidia.

Yunho suspiró.

Entre bromas y risas, los cuatro terminaron preparando las tortitas.

— Ahora que lo pienso — habló Yunho — es la primera vez que veo tan feliz a San recién levantado.

— Pues ahora que lo dices... Creo que la última vez fue el último día en el campamento al que fuimos en primaria y porque tus padres te dijeron que ibais a adoptar un perrito y no podías esperar.

— ¿Me estáis llamando amargado?

— Tienes muy mal despertar, hyung. Acéptalo.

— No lo tengo.

— Tenemos pruebas.

— ¿Cuáles?

— Hongjoong.

— ¿Eso no sería más bien un testigo? — Intervino Wooyoung.

— ¡Pero no los apoyes!

Wooyoung iba a defender a San pero antes de poder hacerlo San recibió una llamada de su amigo y se disculpó con que tenía que retirarse para ayudar a su amigo.

Yunho y Jongho, aprovechando que San no estaba, miraron fijamente a Wooyoung.

— ¿Qué ocurre? 

— Es sobre lo de antes, pero esta vez en serio.

— Sí, nos preocupas y queremos saber que estás bien.

Wooyoung sonrió.

— Estoy bien, sobre San... Sí, me gusta pero estoy bien.

— ¿Se lo dirás?

— Por ahora no creo. No quiero estropearlo. Ahora mismo estoy bien, él también y no hay ningún problema, así que... ¿Por qué daría el paso?

— Haz lo que veas mejor para ti, ¿sí?

— Ánimo Wooyoung, cualquier cosa puedes contar con nosotros. 

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