26.

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Decidieron entrar en casa de San para hablar con más tranquilidad.

— No puedo más con esto, no sé qué me pasa ni por qué me siento así. Es como si no sintiera nada pero a la misma vez todo se me viniese encima... — San hizo una leve pausa, limpiando sus lágrimas.— Siento que la única forma en la que no estoy mal es evadiéndome de todo jugando a un estúpido juego. Consigo evadirme de la realidad y dejar de lado todos las sensaciones tristes, siento que no hay forma de esquivar todo lo que hay en mi mente sin aislarme. Yo...

San no pudo seguir hablando, empezó a llorar con más fuerza tapando su rostro. Jongho, quien estaba sentado a su derecha, lo abrazó, sentía que el alma se le partía en pedazos a uno de sus mejores amigos así.

— Lo eché todo a perder... Por mi culpa se llevaron a Haneul cuando pude haber impedido que lo hicieran, debería haber estado a su lado, prometí que la cuidaría y no lo hice. No lo hice por un estúpido juego...

— Hey. — Habló Wooyoung, posicionándose frente a San de cuclillas. — No puedes culparte por querer evitar sufrir. Nadie quiere que le hagan daño, nadie quiere experimentar sensaciones tristes una y otra vez y todos queremos evadirnos de la realidad en algún momento.

— Exacto, San. — Aprobó Jongho. — No se trata de un estúpido juego, fue la forma de no derrumbarte, de alejarte de lo dolorosa que era la realidad.

— Pero perdí a Haneul, no podré perdonármelo nunca... 

— San. — Wooyoung tomó las manos del mayor con cuidado y las acarició, provocando que éste le mirase. — No has perdido a Haneul. Sé que no gusta que te digan esto, pero... Sí, es cierto, pudiste haber actuado de otra manera, pero al fin y al cabo eres humano, no siempre tomamos las decisiones más adecuadas. Solo querías dejar de sufrir, desconectar de la realidad. No está mal mirar por ti mismo.

— ¿Aunque eso afecte a terceros...?

— San, en muchas ocasiones uno tiene que ver por sí mismo primero antes que por los demás.

— Si no estás bien, no podrás suponer un gran apoyo para alguien más. — Aportó Jongho.

— No sé si Haneul pensará lo mismo...

— Estoy seguro de que lo entenderá. — Sonrió Mingi mientras acariciaba el cabello de San. — Es tu hermana después de todo.

— Cuando te sientas mejor, habla con ella y cuéntale todo esto que nos has dicho a nosotros.

— Y si... ¿Y si no me perdona?

— Cualquier persona entendería que no estabas bien, no te preocupes por eso ahora, ¿sí? — Wooyoung apretó con fuerza las manos de San, sonriendo.

Pasaron un buen rato así, escuchando lo que tenía que decirles el mayor, las disculpas de su parte por haberles esquivado esos días pasados y los chicos dándole todo el apoyo que necesitaba.

Las horas pasaron y aunque todos habían insistido en quedarse con San aquella noche, el mayor había rechazado sus peticiones; quería pensar sobre todo lo que habían hablado y organizar sus ideas.

— ¿Estás seguro de que no quieres tener tan buena compañía contigo esta noche? — Jongho bromeó, señalándose a sí mismo.

— Oye, ¿insinúas que Wooyoung y yo no lo somos? — Mingi se quejó.

— No, es solo que yo soy mejor. — Contestó Jongho riendo.

— Ya, ya, parad. — San sonrió. — Os lo agradezco, pero prefiero estar solo, al menos por hoy.

— Si sucede algo, sólo llámanos, ¿de acuerdo?

San asintió.

Jongho y Mingi lo abrazaron y se despidieron de ambos; sabiendo que Wooyoung era su vecino no se molestaron en esperarlo para irse.

— Bueno, si necesitas algo, estoy literalmente al lado, así que...

San lo abrazó.

— Lo siento Wooyoung.

— Hyung, ya te disculpaste ant..

San lo interrumpió.

— No. Es cierto que no respondí de la mejor forma a los chicos cuando me preguntaban por los exámenes o por... el accidente. Pero quería disculparme contigo en especial.

— ¿Conmigo?

— Sí, cuando nos encontramos el otro día te traté muy mal. No solo fui frío, sino que aún cuando solo querías darme ánimos y te preocupabas por mí solo te alejé. Quería pedirte perdón por eso y darte las gracias también. Porque aunque no nos conozcamos de mucho tiempo has estado ahí incluso en el peor momento.

Wooyoung sintió como San lo abrazaba con más fuerza y lo correspondió.

— No pasa nada, entiendo que no estabas bien. — Dicho esto, Wooyoung depositó un beso en la frente de San.

Se separaron y se quedaron mirando fijamente unos segundos, ambos sonriendo pero sin decir ni una palabra.

Y aunque San quería pedirle que no se fuera aquella noche, no pudo impedir que el otro se fuera.

Y aunque Wooyoung deseó con todas sus fuerzas que San le pidiera quedarse, sabía que no ocurriría.

Pero Wooyoung estaba feliz. 

Que San hubiera vuelto significaba volver a verlo por las mañanas, significaba que le volvería a ver sonreír.

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