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Al día siguiente, Jongho se presentó en casa de Wooyoung para jugar al nuevo juego que había comprado y entre trampas y revanchas se hizo mediodía.

Decidieron salir a comer fuera y aprovechando que Wooyoung y San eran vecinos, Jongho pensó en llamarle, pero San tenía su teléfono apagado.

— Jongho, no creo que esto sea una buena idea.

— Vamos, me dejó una copia de sus llaves para casos de emergencia y esta es una.

Wooyoung suspiró, sabía que de todos sus amigos, Jongho era el más cabezota y si quería hacer algo lo haría por mucho que todos estuvieran en su contra.

Entraron y para su sorpresa, se encontraron a San tirado en el sofá con la ropa del día anterior.

— ¿Se quedó dormido? - Preguntó Wooyoung.

— No, está practicando su funeral.

— Idiota.

— Estúpido.

— Imbécil.

— Buenos días a vosotros también.

Ambos desviaron su mirada a San, que poco a poco abría sus ojos y se incorporaba en el sofá.

— ¿Quién de los dos me explica qué hacéis en mi casa?

— Tenías el móvil apagado y nos preocupamos.

— Lo siento, debió haberse quedado sin batería, ¿qué queríais?

— ¿Te apetece venir a comer con nosotros?

— ¿Comer? ¿Qué hora es?

— Hyung, son las 14 pm.

— Qué-

— Lo que oyes, ¿tan cansado estabas anoche?

— Ehh... No, realmente no tanto.

— Entonces... ¿vendrás? — Preguntó Wooyoung con un rayo de esperanza en su voz, haciendo que San no pudiera negarse.

— Claro, pero primero me daré una ducha.

— Ah, ¿pero los otakus os ducháis?

San ignoró el comentario de Jongho, sabía que le encantaba molestar a los demás así que se limitó a ir a ducharse.

— ¿Otaku? ¿A San le gusta el anime?

— ¿Que si le gusta? ¿Tú has visto su habitación?

— Ehh, sí, ¿por qué?

Jongho ladeó su cabeza.

— Espera, ¿cuando fuiste no había figuras ni pósters de anime?

Wooyoung negó.

— Ven.

Ambos fueron hacia la habitación del susodicho y cuando Jongho abrió la puerta de la misma, se podía ver toda una fila de pósteres de diferentes animes, además de una estantería llena de distintas figuras y alguna colección de mangas.

Y lo que más llamó la atención de Wooyoung, fue el peluche de una especie de gato que descansaba sobre su cama.

— Wow, cuando vine no había nada de esto.

— ¿A ti te gusta el anime?

— Un poco, es decir, he visto varios y tal pero no tengo nada de colección como él.

— Vamos, que no eres otaku, menos mal.

— ¿No te gusta?

— No me atrae, además de que leer subtítulos todo el rato me da pereza. — Se encogió de hombros.

— Quizá es porque no has encontrado el adecuado.

— Solo conozco el chico que es un pirata y se estira, el de los ninjas, uno de titanes o algo así y alguno que otro más y ninguno me parecía interesante.

Siguieron hablando de qué géneros prefería el más pequeño, apuntando alguna recomendación que le hacía el otro, hasta que escucharon una tercera voz acercándose a ellos.

— Primero invadís mi casa y ahora mi habitación... ¿tenéis algo en contra de mi privacidad?

San entró a su habitación con una toalla rodeándole la cintura, viendo a los dos chicos sentados en su cama; mientras Jongho estaba totalmente estirado, Wooyoung sostenía su preciado peluche en sus manos casi abrazándolo.

— Solo quería demostrarle lo que te gusta el anime. ¿Por qué cuando él vino no lo vio?

— Ah, es porque había hecho limpieza y me daba flojera colocarlo todo.

— Ya bueno, encima de otaku eres perezoso.

— No eres el más indicado para hablar.

Wooyoung no podía formular palabra, tenía a San casi desnudo en frente suya moviéndose de un lugar a otro de la habitación buscando su ropa, y lo único que podía hacer era quedarse embobado mirándole.

— Voy al baño a vestirme, en cuanto esté nos vamos.

Jongho asintió y en cuanto San desapareció, se sentó al lado de Wooyoung.

— Podrías disimular un poco, Wooyoung.

— ¿Eh?

— Un poco más y te lo comes con la mirada, ¿eres consciente?

Wooyoung despertó del pequeño trance debido a la escena de minutos antes y se ruborizó.

— ¿D-De verdad?

Jongho asintió.

— Uh... Qué vergüenza...

Wooyoung se dejó caer hacia atrás tapando su rostro con el peluche, replanteándose una y otra vez por qué no había podido dejar de mirarlo, hasta que sintió un peso más en la cama y que alguien le arrebataba al peluche de sus brazos.

— Lo siento, pero Kyubei no viene con nosotros. ¿Uh? ¿Estás bien? Estás rojo a más no poder, Wooyoung, pareces un tomate.

— Eh... — Se maldijo así mismo por no ser capaz de articular una simple palabra.— Sí, sí, no te preocupes.

Una vez Wooyoung abrió sus ojos, pudo ver la posición en la que se encontraban. Él tumbado en la cama mientras que San tenía la mano izquierda apoyada al lado de su rostro y una de sus piernas entre las suyas, para conseguir el equilibrio.

Wooyoung se sonrojó aún más -si eso era posible- por la situación, agradeciendo internamente a Jongho por romper el silencio.

— Bueno, ¿nos vamos? Tengo hambre y a menos que nos vayamos ya, acabaré con tu nevera hyung. — Dijo mientras caminaba fuera de la habitación.

San se retiró riendo, dejando a Wooyoung fuera de lugar totalmente avergonzado.

¿Cómo podía tener San ese poder sobre él?

game ; woosanWhere stories live. Discover now