El tiempo pasa. No tengo idea de qué hora es, pero estoy segura de que ha pasado más de una hora. No creo que Biancca siga detrás de la puerta. Lo extraño es que ni siquiera la escuché alejarse por el corredor. Necesito salir de aquí, necesito escapar de las garras de este hombre porque no sé si pueda resistir mucho tiempo el tenerlo tan cerca y sin ser yo la que lo acabe devorando. No puedo pensar en esas cosas... ¡Kevin! ¿Y si en realidad nunca se quedó dormido, simplemente los mensajes tardaron en llegarle o algo así? ¿Y si ha ido a encontrarse conmigo y me ha estado esperando? Oh, no, pensará que lo he dejado plantado.
—Al parecer Biancca tiene intenciones de dejarnos encerrados toda la noche —Gonzalo se rasca la cabeza y cuando lo hace no puedo evitar poner mi atención en sus bíceps.
—¿Usted cree?
—Será mejor que intentes dormir, mañana temprano todos saldremos de excursión y es necesario que estés bien descansada.
¿Descansada? No podré siquiera levantar un pie y luego el otro después de esta noche, y no lo digo solo porque en estos momentos debería estar durmiendo sino porque cuando salga de aquí, si es que salgo, al poner mi cabeza en la almohada no podré pegar un ojo; no dejaré de recordar una y otra vez hasta que me harte ahora no solo el rostro, sino también el pedazo de cuerpo que Gonzalo tiene.
—Oh, ¿no podría hacer una excepción conmigo?, ¿con la alumna a la que le ha golpeado la cabeza y no le ha dado todavía su pastel de chocolate?
Un momento... Mi mente acaba de registrar que me ha dicho que intente dormir. Bueno, pues ¿dónde espera que lo haga si no puedo salir de aquí?... ¿en su cama?
—Aunque quisiera no podría hacerlo, ven, duérmete en mi cama.
Tiempo. ¿En su... cama? Vamos, Denisse, deja tus fantasías de lado, el sujeto es un caballero, lo ha demostrado desde el primer momento en el que lo conocimos. Debe estar ofreciéndome su cama, sí, pero para que duerma sola, oh, ¿en qué estaba pensando? Ni siquiera cabríamos los dos ahí, a menos que estuviésemos dispuestos a dormir... algo apretados.
—¿Y usted?, ¿o es que no piensa dormir?
—Tomaré un par de colchas del armario y dormiré en el suelo o en esa cama vacía.
—Entonces mañana será usted el que no pueda levantarse y no por falta de sueño, sino porque todo el cuerpo estará doliéndole.
—No será para tanto —Camina hacia el armario.
Es cierto, no sería apropiado que durmiéramos juntos, pero debe haber otra forma, una en la que Gonzalo pueda descansar y yo también. Ambos tenemos que hacerlo por el día que nos espera mañana. Además, somos adultos, o es el adulto, bueno, la cuestión es que tenemos la edad creo que suficiente para saber lo que estamos haciendo, ¿no?
—Espere, tengo una idea, si le parece usted podría dormir con la cabeza sobre la almohada y yo al revés.
—¿De forma invertida? Sí, me parece. ¿Qué tal te huelen los pies?
—Bien, espero que los suyos también lo hagan.
—¿Quieres olerlos ahora?
—No —Río al verlo levantar la pierna.
Gonzalo da la vuelta, se acuesta y yo me quedo mirándolo. Ocupa todo el largo de la cama y sí, es bastante alto y, bastante fuerte no, muy fuerte, pero no de esos tipos que parecen muñecos de acción, no, a mi profesor no se le ha subido los esteroides a la cabeza, luce el cuerpo que tiene que lucir con el vello suficiente que le da ese toque de masculinidad, aunque con o sin vello, mi Gonzalo seguiría pareciéndome sumamente atractivo. Ay, no puedo creer que vaya a compartir su misma cama, que mi cuerpo vaya a rozar su desnudez...
—¿Tienes frío? —me dice.
—No, no, está bien —Es imposible que tenga frío cuando al estar contigo estoy prendida fuego.
—Bien, acuéstate así puedo apagar la luz.
—Claro, ah, y por favor, no ronque. Mis oídos se lo agradecerán muchísimo.
—Descuida, no lo haré.
Me acuesto a su lado, junto a sus piernas, pero a su lado. Suspiro. La luz se apaga. Espero poder resistir la tentación de no acariciarlo, sobre todo mientras estemos durmiendo. ¿De qué no sería capaz de hacer si llegara a tenerlo en mis sueños?

ESTÁS LEYENDO
Loca de amor #1
Teen FictionUn ¿accidente? puede hacer que tu vida gire por completo; que las bravuconas que a diario te molestan ya no te resulte tan importante, que asistir a la escuela ya no sea tan aburrido, al contrario, que te haga contar los minutos para que la clase qu...