Mi amigo me observa dubitativo por un par de segundos y luego acaba aceptando. No tardo demasiado en sujetarlo fuerte de la mano e ir llevándolo poco a poco fuera del grupo. Hay tanta gente aquí dentro, la caverna está casi a oscuras así que es casi seguro que nadie note nuestra ausencia. Además, la señora Nesbitt estará tan empecinada en seguir contándonos acerca del viaje que hizo con su padre y otras historias relacionadas con este lugar que no sabrá que nos hemos escapado, me pregunto si con Gonzalo sucederá lo mismo. Bueno, solo serán un par de minutos. Iremos a ver esa figura, nos sacaremos un par de fotos y volveremos inmediatamente con el resto.
—Espera, Denisse, ¿sabes cómo volver? —Mi amigo me detiene antes de que sigamos caminando.
—Claro que sí, hay un mapa en cada esquina, ¿lo ves? —Le señalo un dibujo enorme tallado en madera.
—De acuerdo.
Volvemos a ponernos en marcha. Mientras seguimos avanzando entre la multitud, una ola con mayor gente se acerca a nosotros, pero ¿de dónde han salido? Busco a Kevin para volver a tomarlo de la mano, al haberle indicado donde estaba el mapa se la solté. Rayos, ¿dónde está?, ¿dónde está Kevin? La gente no deja de pasar de un lado y del otro. Observo a mi izquierda, luego a mi derecha. Quizás haya caminado un poco más hacia adelante por miedo a no poder salir de esto con vida.
—¿Kevin? ¿Kevin? —lo llamo, pero no tengo respuesta y tampoco alcanzo a verlo.
Ay, no. Lo he perdido. Qué tonta soy. Lo he convencido de que tuviéramos nuestra primera aventura juntos, la primera rebeldía del viaje y lo acabé estropeando. No solo no hemos podido desafiar a la señora Nesbitt como corresponde, sino que además he rompido la promesa que le hecho de no perderlo y como si fuera poco seguramente nos darán la reprimenda escolar del año, a mí, que las vengo coleccionando, y a mi buen amigo que solo ha querido que nos divirtiéramos. Bueno, ya, debo encontrarlo. Tal vez no siguió avanzando y decidió volverse con el resto del grupo, sí, de seguro eso pasó. Bien, quizás esté a tiempo de encontrarlo antes de que alguien de la clase lo vea y le pregunte por mí. Kevin no es bueno mintiendo, bueno, creo que yo tampoco, pero podría intentar decir cualquier cosa que justifique nuestra ausencia, si es que Kevin no delató ya las intenciones que teníamos. Oh, Helen se pondrá furiosa, será mejor que marche más rápido, pero ¿cómo hacerlo si hay tanta gente?
Un momento. ¿Para qué lado estoy yendo? Toda esta gente me ha terminado mareando. Necesito ver ese mapa. Allí está. Veamos. Sí, esa es la figura de la mujer siendo quemada, me acerco más para ver el dibujo en detalle. Una sola cosa que interprete mal puede llevarme a cualquier otro lado. De acuerdo, entonces la salida está a mi izquierda. Bien, entonces la clase debe estar avanzando por ese camino. Genial. Miro una última vez para no olvidar las instrucciones que debo seguir y me voy.
Después de caminar por un par de minutos algo me dice que estoy yendo por el lado contrario, ya debería de al menos estar viendo la salida. Oh, qué suerte, allí está. Bien, desde aquí entonces estuvimos marchando hacia la derecha... ¿o era hacia la izquierda? Ya tengo la cabeza toda hecha un lío. Creo que lo mejor será que espere a la clase donde Gonzalo dijo que lo hagamos en caso de que llegáramos a perdernos. Sé o quiero creer que la dulce Helen no irá a cumplir su promesa de dejar aquí dentro a quien se pierda, pero será mejor por las dudas no tentar al diablo. Además las manos ya están empezándome a sudar, ¿qué tal si no se han dado cuenta de que no estoy con ellos y se han marchado? No creo que Gonzalo no haya notado mi ausencia, ¿o sí?
Corro porque la gente que hay a mi alrededor ya no es mucha y tengo el suficiente espacio como para poder hacerlo. Cuando llego a la salida ni siquiera me detengo dos segundos a pensar en quedarme allí parada, sino que sigo corriendo directo para meterme en el bosque. ¡Escucho una bocina! ¡Es la del autobús! ¡Se están yendo! ¡Me están dejando! Corro más deprisa, al ritmo que llevo temo lastimarme con algo, pero de todas formas sigo. ¡¿Cómo es que Gonzalo no se dio cuenta de que no estaba con el resto de la clase?! Pensé que quizás... no lo sé, para él yo no era igual al resto.
Pero ¿qué es esto?, ¿dónde estoy? Ya debería haber llegado y sin embargo solo veo puros árboles mientras sigo corriendo. Oh, no. No, no, no, no, no.
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Loca de amor #1
Teen FictionUn ¿accidente? puede hacer que tu vida gire por completo; que las bravuconas que a diario te molestan ya no te resulte tan importante, que asistir a la escuela ya no sea tan aburrido, al contrario, que te haga contar los minutos para que la clase qu...