—Hola, preciosa —dice Gonzalo al despertar. ¿Se habrá dado cuenta por la forma en la que lo miro que he estado haciéndolo desde que yo desperté? Bah, nada de eso importa ahora porque ya no tengo nada que ocultar.
—Hola —contesto acercándome un poco más a él.
—¿Qué tal dormiste?
Qué pregunta. ¿Cómo explicar con palabras lo que creo que jamás las tendría?
—De maravilla y ¿tú?
—Excelente —Me da un dulce beso y empieza a levantarse. ¿Qué querrá hacer?, ¿a dónde querrá ir? Estamos tan bien aquí dentro—. Levantémonos, tenemos suerte de que el sol haya salido pero nada nos garantiza que una tormenta venga.
Cierto, tenemos que seguir con la búsqueda. Hubiese querido que el tiempo de ayer empeorara lo suficiente como para que no podamos salir hasta luego de un par de días más, pero no hubo caso. El viento que había comenzado a soplar fuerte trajo lluvia, pero una lluvia tan ligera que hasta hubiésemos podido bañarnos en ella. Me consuela pensar que de todas maneras nada nos garantiza que una verdadera tormenta surja en algún momento y ambos tengamos que pasar un buen rato refugiándonos sin que la posibilidad de regresar se asome por al menos un poco más.
—De acuerdo.
Me levanto y voy por mi mochila. Mi estómago vuelve a gruñir, ¿será por saciar el hambre que aún tengo de Gonzalo? Oh, pero cómo me gustaría tomarme un zumo gigantesco de naranja y pan tostado con mermelada de frutilla, no, un momento, mejor un buen sándwich tostado de jamón y queso, eso sí que sería delicioso. ¿Qué veo allí? Mis galletas sobre el suelo. No será el desayuno ideal, pero comeré lo que sea con tal de saciar mi hambre. ¿Cómo es que fueron a parar allí? Oh, claro... Las había ido a buscar para dárselas a Gonzalo y él en vez de comérselas fue a mí a quien quiso comer, por eso las arrojé sin que nada me importara porque lo único que tenía en mente era ser poseída, sí, poseída por ese hombre que me hizo conocer cuán placentero puede ser la tortura.
—Volveremos a la camioneta y seguiremos buscando la manera de regresar con el resto —me dice.
Doy la vuelta para observarlo mientras como una de las galletas tanto como quisiera estar comiéndomelo a él.
—¿Qué sucede? —vuelve a decir.
¿Es que no te das cuenta de lo que quiere mi boca?
—Denisse —Ahora creo que sí lo ha hecho—, hay que irnos.
—Bien —Echo un largo suspiro, cargo mi mochila y lo sigo.
Gonzalo pasa la puerta y hay algo que no resisto callarme por muy tonto que pueda sonar.
—Sigo sin poder creer que estoy despierta.
Lo he imaginado tantas veces, lo he soñado hasta con los ojos abiertos y hoy, o más bien ayer, se ha hecho realidad. ¿Quién hubiera dicho que aquel sujeto que me encandiló con su sonrisa cuando lo vi aparecerse en la escuela sería mi príncipe azul?
—Pues lo estás —Me besa con ternura.
Nos acercamos a la camioneta, Gonzalo se adelanta y mete las llaves para encender el motor mientras yo estoy a punto de abrir la puerta del copiloto.
—Maldita sea. No enciende —Le da un golpe al volante.
No tengo idea de automóviles ni nada que se le parezca así que creo que tengo todo el derecho de pensar que tal vez, solo tal vez la camioneta no encienda porque el motor está muy mojado. Aunque no lo entiendo, solo fue una lluvia ligera, o al menos eso fue lo que me pareció escuchar.
—Aguarda unos segundos e...
—¿Intenta nuevamente más tarde? —dice antes de que acabe y yo río porque ha sonado exactamente igual a una operadora de servicios.
—Algo así.
—No, no hay manera —Tira las llaves fuera—, tendremos que seguir caminando.
—¿Más todavía?
—Tranquila —Baja del vehículo con el mapa en mano—, ya sabes que en caso de que te canses puedo llevarte, y tú a mí, claro.
—Muy gracioso. Bueno, y ¿hacia dónde iremos?
Gonzalo abre el mapa y se queda en silencio durante un par de segundos. Por favor, por favor que no vayamos a perdernos ni encontrarnos durante el camino con más animales o más gente loca.
—Hacia allí —Señala con el dedo.
—Genial. Al menos no se ve ningún otro bosque peligroso.
—Bien, andando. Según este mapa hay un puente con el que debemos cruzarnos...
—¿Y ese puente nos llevará hacia dónde?
¿Realmente me importa hacia dónde pueda llevarnos? Lo único que quiero es tener a Gonzalo para mí sola el resto de mi vida de ser posible y eso no podrá ser si en unas horas nos reencontramos con el resto. En estos momentos nada me gustaría más que siguiéramos perdidos, pero creo que no sería nada justo para él que se ha esmerado tanto en salvarme la vida ni para mi espalda que echa de menos dormir en una cama.
—Aquí dice que pasándolo encontraremos unas colinas y luego las ruinas de una antigua tribu...
Aunque si quizás pudiera hacer algo para estar al menos un par de horas más junto a él eso sería estupendo, pero ¿qué? ¿Qué estoy pensando? No, por supuesto que no inventaré nada. Ay, es que no quiero volver, no hoy, mañana... tal vez tampoco. ¿Cómo le hago entender a este hombre que no deja de hablar que no tengo la más mínima intención de hacer lo que dice?
—...Supongo que debe ser un lugar turístico, así que si tenemos suerte hoy mismo podríamos reunirnos con nuestra civilización...
Pero si se lo digo seguramente creerá que estoy loca porque a qué persona en su sano juicio preferiría quedarse perdida en el medio de la nada junto a otra persona que ama, bueno, alguna vez escuché que los enamorados también están algo locos, así que eso debe ser, estoy loca, sí, pero loca de amor. Gonzalo está mirándome y por la forma en la que lo hace estoy segura de que algo me ha preguntado, o tal vez ha soltado algún chiste. Espero que no se enfade conmigo por no haber estado prestándole atención. No, ¿cómo va a enfadarse conmigo si en mi cabeza siempre está presente?
—¿Qué ocurre?, ¿no quieres volver? —me dice.
Oh, al parecer se ha dado cuenta. Mi cara debe lucir fatal. ¿Tanto se me nota que me entristece que esta aventura romántica llegue a su fin?
—No —Maldición, he comenzado siendo demasiado honesta. Un momento—. Es decir, sí pero —¿Cómo le explico lo que me ocurre sin que piense que soy una psicópata?—... no quiero que esto se acabe.
—¿Quién dijo que lo nuestro terminaría aquí? —Se detiene y a mí me hace también hacerlo.
Tengo miedo: miedo de que al volver Gonzalo ponga su atención en alguien más, en otra chica que no sea yo; en una chica más inteligente, más experimentada, incluso más linda. Nada me asegura de que deje de parecerle atractiva cuando vea que en realidad... que en realidad solo soy una niña queriendo ser una adulta.
—¿O es que no quieres continuarlo? —vuelve a decir.
![](https://img.wattpad.com/cover/202763631-288-k518505.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Loca de amor #1
Teen FictionUn ¿accidente? puede hacer que tu vida gire por completo; que las bravuconas que a diario te molestan ya no te resulte tan importante, que asistir a la escuela ya no sea tan aburrido, al contrario, que te haga contar los minutos para que la clase qu...