Nuestros cuerpos se sumergen en el agua. No puedo explicar la sensación que me provoca estar encima de su pecho desnudo y creo que tal vez nunca lo haga. Solo diré que se siente como tocar las estrellas. ¿Qué cosas sentiría de hacerme suya? Tengo que levantarme, pero no quiero, no quiero dejar de sentir esto que estoy sintiendo. Solo un poco más, un poco más, vamos, ¿cuál es el problema? No debes, Denisse, oigo mi voz interna, pero no quiero hacerle caso. Aun así intento levantarme y cuando lo hago, sin querer apoyo mi mano sobre el pecho de Gonzalo que también comienza a levantarse a mi mismo ritmo. No aparta mi mano de su pecho y al parecer no le importa que lo esté haciendo. Salimos a la superficie y cuando lo hacemos veo algo distinto en su mirada, algo que me parece que al igual que yo es incapaz de seguir controlando. Gonzalo pone sus ojos en mi mano que sigue en él. Oh, no, ¿qué irá a hacer? Alza su vista y la pone en mis labios. Vamos, cómemelos así como yo quiero comer los tuyos. Me acerco y veo que él también lo hace. ¡Cielos, cielos, cielos, esto va a suceder! Mis pulsaciones van cada vez más fuerte. Corre mi cabello mojado detrás de mi oreja, me toma del rostro con ambas manos y su boca se fusiona a la mía de un solo estallido. Díganme que no estoy soñando, pellízquenme, díganme que esto no es imaginación mía. Ay, qué rico besa. Cuánta pasión lleva dentro de su ser. Ojalá siga liberándola así conmigo hasta el fin de mis días.
—Creo que después de todo me alegro de que nos hayamos perdido —me dice al desprenderse. No lo hagas, no te detengas.
Hay algo dentro mío que me dice que sea arrebatada, y ese es mi corazón. Le hago caso y beso a Gonzalo de nuevo solo para comprobar que esto no es un sueño, que no estoy imaginando nada, y por supuesto para volver a gozarlo. Él me responde con la intensidad que lo caracteriza tan bien. Ahora es mi hombre y nadie podrá quitármelo.
—Oye, tranquila. No piensas comerme, ¿o sí?
Con gusto lo haría.
—Lo siento, es que... Estuve esperando esto por tanto tiempo.
—No hace mucho que nos conocemos —responde animado.
—Da igual, bésame de nuevo —Me acerco con los ojos cerrados dispuesta a que siga besándome.
—Te besaré las veces que quieras —Veo que le da un sacudón—, pero salgamos.
—¿Ya te está dando frío?
—Algo, sí.
—Qué poco resistente resultaste ser, primero la espalda y ahora esto.
—Tú no puedes hablar demasiado, no tuviste que cargar a nadie.
—Pues lo hubiera hecho de ser necesario.
—Perfecto porque ahora soy yo quien está cansado de caminar —Viene hacia mí con los brazos abiertos como si quisiera ser cargado como un bebé.
—Ni lo sueñes —Me aparto riéndome.
—Ven, vamos.
Gonzalo me indica que lo siga y gira para irse. ¿Es esto real? Porque sigo sin poder creer que mi profesor de matemáticas esté semidesnudo frente a mí, hablándome del modo que lo hace, y no solo eso, sino que además me haya besado, bueno, ambos nos besamos al mismo tiempo, el caso es que respondió a mis sentimientos, y eso es lo más increíble de todo; que haya correspondido como tanto lo deseaba. Pero ¿qué hay si alguien llegara a enterarse, a saber lo que acaba de ocurrir y luego llegue a oídos de personas que puedan de alguna forma perjudicarme? No, no quiero eso. Esto es excitante, claro que sí, pero no sé si estoy lista para enfrentar todo lo que podría implicar que esto salga a la luz. Mi madre siempre dice que tarde o temprano todo se sabe, y yo creo que es así. Pensemos, ¿qué es lo peor que podría pasarme? Bueno, pues que en vez de echarme de la escuela la amonestación sea tan grave que deba repetir de año, y yo no quiero pasar un solo día más allí y mucho menos estudiando. El rostro de mi madre furiosa viene a mi mente... ¡Richard! Ese cretino se encargaría de que quede castigada de por vida. No, no, no, no, no, no... ¡¿Qué pensará el vecindario cuando se entere, o mis compañeros de clase o el resto de mi familia?! Tranquila, Denisse, quizás estés exagerando un poco.
—¿No vas a salir? ¿Vas a desobedecerme? —dice Gonzalo desde la orilla. Me he quedado aquí y he estado a punto de ahogarme entre tantos pensamientos—. Denisse, ¿qué sucede? —Creo que se ha dado cuenta de que no puedo dejar de darle vueltas al asunto.
Tengo que salir y hablar con él. Estoy segura de que irá a entenderme y seguramente a decirme algo que calme todo el manojo de nervios que estoy hecha.
—Preciosa, ¿estás bien? —Me dijo: «preciosa», soy su preciosa.
Gonzalo vuelve a meterse en el agua y dándose prisa llega hasta donde estoy, me toma de la cintura y con su otra mano alza mi barbilla mirándome con sus increíbles ojos. Echo un suspiro y finalmente decido hablar.
—Temo que alguien se entere de lo que acaba de ocurrir, de lo que siento por ti.
—Oh, no debes preocuparte. No seremos los primeros ni los últimos de la escuela en haberse enredado, ¿no crees?
—Sí, tienes razón... pero aun así no deja de ser peligroso.
—¿Peligroso? El peligro deja de ser peligro cuando te ríes de él, vamos, hazlo, tienes una sonrisa hermosa, ríete de lo peor que pueda pasar por tu mente en este momento.
—¿Tú no tienes miedo?
—¿De qué?, ¿de que sepan lo que acaba de pasar? No. Si tú ni yo decimos nada, nadie tiene por qué saberlo.
—¿Qué sucederá cuando regresemos? Bueno, si es que lo hacemos.
—Claro que lo haremos. Seguiremos fingiendo que nada ocurrió. Ya, deja de preocuparte.
Su sonrisa me convence y acabo dándole un abrazo. Con mi cabeza apoyada sobre su pecho me siento tan segura.
—No puedo creer que esto esté pasando.
—Ni yo, me tienes loco —Me da un beso en la frente—, pero no tanto como yo haré que tú estés por mí.
—Ya quiero ver eso —Me desprendo y lo miro fijo a los ojos. Cómo quisiera que ahora mismo cumpliera con su palabra de la forma en la que lo estoy imaginando.
—Y lo harás. Bien, volvamos —Apoya su mano sobre mi espalda y marchamos hacia la orilla—, vayamos a echarle un vistazo al mapa que...
Un momento. ¿Estoy viendo bien? ¿Es eso lo que creo que es?
—Gonzalo, ¿ves eso de allí?
—Sí... ¡Espera, Denisse!
![](https://img.wattpad.com/cover/202763631-288-k518505.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Loca de amor #1
Teen FictionUn ¿accidente? puede hacer que tu vida gire por completo; que las bravuconas que a diario te molestan ya no te resulte tan importante, que asistir a la escuela ya no sea tan aburrido, al contrario, que te haga contar los minutos para que la clase qu...