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— ¡Lo hubieras visto!, era gigante, el microscopio del colegio nisiquiera lo podía mirar correctamente.— Baekhyun hablaba con gran entusiasmo, dirigiéndose a sus padres, quienes sonrientes lo escuchaban hablar.

La madre de Baek se encargaba de cortar cuidadosamente las zanahorias, mientras que el padre leía el periódico, con una taza de café a su lado.

El reloj marcaba exactamente las 10:09 pm. Baekhyun estaba tan entusiasmado con el tema de su clase favorita que olvidó la gran disputa con el grandote malo. El sonido del vapor saliendo de una cacerola y por otro lado las verduras en un sartén con un poco de aceite y especias.

Baekhyun convivía diariamente con sus padres, señores comprensibles, amables, atentos, respetuosos y religiosos, el hogar de Baekhyun olía diariamente a comida recién echa, un olor a frutas que salía del limpiapisos que diariamente utilizaba la señora del hogar. La casita no era gigantesca, era mediana, cuadradita, con cuadros de la familia y una iluminación suave, el sofá siempre en orden con los cojines en su sitio.

La mujer se abrió paso colocando vasos, platos y cubiertos en la mediana mesa cuadrada color café obscuro. El hombre se encargó de servir, mientras que Baekhyun ponía servilletas y servía jugo sólo en dos vasos, para su madre y para él.

Baekhyun y su madre se sentaron, su padre terminó de servir y comenzaron a comer, sí, sin ninguna oración, sus padres creían fielmente en un ser poderoso y magnífico, perfecto y completamente limpio, sin embargo pensaban que una oración no era necesaria para bendecir a "los sagrados alimentos " o dar gracias, pues creían que bastaba con saber que los habían conseguido honradamente y con agradecer cada uno individualmente al señor.

— Baek.— dijo su madre con una sonrisa dulce.

Byun tragó después de haber triturado el trocito de zanahoria. Levantó la vista chocando con la de su madre.

— ¿No crees que ya eres un poco mayorcito?. Tienes 17 años y aún no hemos conocido a ninguna de tus novias.—

Baekhyun tragó amargo. En realidad jamás había tenido una novia, las chicas...no eran lo suyo, no le atraían, no gustaba de ellas ni de sus conversaciones, Baekhyun se sentía atraído por los chicos, no por las chicas, algo difícil de explicar sobre todo a unos padres religiosos.

— Ahora...no quiero concentrarme en eso, sólo quiero fijar mi atención en mis estudios. —

El padre sólo pudo mirarlo por encima. La cena se mantuvo en un silencio total y Baekhyun no podía sentirse más incómodo.

— Buenas noches, cariño. —

— Buenas noches. Los quiero.— Baekhyun cerró la puerta de su habitación, dispuesto a cambiar su humor.

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En cuanto Chanyeol abrió la puerta Sehun comenzó con la lluvia de preguntas.

— ¿En dónde estabas?—

Chanyeol cerró la puerta, sacó su chaqueta.

— No te interesa. —

— ¡En dónde estabas! — gritó Sehun.

— Por ahí. —

— ¿Por ahí?, ¿¡Por ahí!?— Sehun jaló bruscamente a Chanyeol, haciéndolo chocar contra la pared. — Estoy harto, harto de tener que ser tu niñera y pagar todas tus tonterías. —

Miel y galletas - Chanbaek. (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora