O26

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En algún momento de tu vida debes de abrir la ventana y observar a las demás personas que caminan vagantes por ahí, chocando entre ellas como simples y pequeños gramos de polvo que vuelan sin rumbo. Cuando las logres ver sube tu mano hasta tus ojos y cúbrelos, ahora intenta adivinar quién te hará feliz y quien te hará miserable.

Baekhyun yacía tendido sobre el colchón de la extensa cama con una sábana blanca cubriendo de su cintura para abajo. Su torso desnudo, sus cabellos graciosamente alborotados y sus pequeñas y rojas mejillas de fresa expuestas.

Chanyeol salió del cuarto de baño sonando su propio cuello, miró a Baekhyun.  — Creí que dormirías. —

El castaño negó. — No tengo sueño...—

El mayor cerró la puerta del cuarto de baño y caminó hasta topar con la cama y sentarse. — ¿Quieres algo? — le preguntó mientras se dejaba caer en la cama y cerraba los ojos esperando por una respuesta de parte de Baekhyun.

El celular de Chanyeol comenzó a vibrar encima del buró. El mayor se sentó de nuevo mirando en dirección al buró. A pesar de que Baekhyun se moría por preguntar se limitó a quedarse callado y mirar el televisor apagado.

— Ya vuelvo, debe de ser Mike. — Al finalizar, Chanyeol agarró el celular y salió de la habitación para contestar.

Chanyeol.

Chanyeol suspiró cerrando los ojos con un gran alivio al escuchar la voz de su hermano. — Joder, que susto me has dado. —

Perdón, hombre. Solamente quería avisarte que puedes comenzar el curso de capacitación el lunes a las 9:00 de la mañana.

— ¿Y por qué me has hablado desde otro número? —

Es el número de mi oficina, relájate. Estás paranoico.

Es por...— suspiró alejándose un poco de la habitación. — Miyeon, me buscó. —

Del otro lado se escuchó un suspiro pesado por parte de Sehun. — Lo que faltaba, Sunmi no ha parado de llamar y de dejar mensajes.

— No me voy a preocupar más por ése par de locas, son simples ex's dolidas. No me voy a preocupar más. — Chanyeol regresó a la habitación con su celular pegado a su oído, Baekhyun le miró en cuanto lo vio entrar. — Baekhyun está conmigo, no debería de preocuparme por nada más. —

Ya lo has entendido, te dejo, hermano. Tu tan aburrido hermano mayor debe de trabajar.

— Cuídate, lo digo en serio. —

Tú también, cuida de Baekhyun.

— Lo haré. —

La llamada fue terminada cuando Sehun decidió colgar.

— ¿Sehun? — Preguntó Baekhyun.

— Sí, llamó desde su oficina para hacerme saber que el lunes podía asistir al curso de capacitación. —

Baekhyun sonrió extendiendo sus brazos hacia Chanyeol con un gesto infantil haciendo que el mayor le abrazara. — ¿Sabes qué quiero? — preguntó el castaño con una sonrisa en la cara.

— hm. —

— Quiero un beso del hombre más malo del mundo. —

Chanyeol sonrió restregando su mejilla contra la de Baekhyun para seguidamente besarlo tal y como su Ángel se lo había pedido.

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— ¡Contesta! — Gritó Kyungsoo en medio de su histeria. — ¿¡Quién era ella!? —

Jongin se recargó en la mesa sin saber exactamente qué mierda responder. Kyungsoo caminó hasta él para jalarle de la camisa y obligarle a que le mirara. — ¡Responde, carajo! —

El mayor miraba al piso.

— ¿Te piensas que yo soy tu fácil prostituta?. — le gritó.

— No, Kyungsoo, ¡No! — contestó Jongin. — Sólo que no es fácil. —

— ¿No es fácil para quién?, ¿Para ti?, ¡O para mí! —

— Para los dos...te quiero, sí... pero es que. —

— ¡Es que nada! — Kyungsoo golpeó la mesa con la palma de sus manos. — Si no estás seguro de nada de esto, ¡Para ya!, ¡Me estás lastimando! —








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Llorar no es signo de debilidad, es signo de sensibilidad, es una manera muy precisa de demostrar que eres humano y que por mucho que intentes hacerte ver como el fuerte de la manada; tienes sentimientos, sentimientos un poco rotos.

En medio de la oficina estaba Sehun sentado en el piso con su espalda recargada en la parte delantera del escritorio, con una sonrisa llena de dolor pero a la misma vez de satisfacción. Definitivamente enamorarse rápido era de idiotas o de personas demasiado buenas.

Quizás Sehun era eso; un idiota increíblemente bueno.

En el fondo sabía y dolía el hecho de conocer los motivos; la felicidad de su hermano y la de Baekhyun, la edad, el destino o sencillamente una mala jugada de la maldita realidad que siempre terminará rompiendo tus fantasías. Nadie podría comprender a Sehun, no había nadie en la tierra que le pudiera escuchar entendiendo cada palabra que decía. Únicamente él conocía las razones, las torpes razones por las cuales se había enamorado de Baekhyun y junto con ellas las razones por las cuales debía de olvidarse de él.

La felicidad de su hermano menor, el hermanito al que vio crecer, al que vio dar sus primeros pasitos en el piso de la sala en la casa de sus padres, debajo de una alfombra café con diseños clásicos. Cuando se cayó y volvió a intentar dar otros pasitos torpes para perder el equilibrio y volver a caer.

Verle dar las primeras mordidas a su enorme pastel de chocolate cuando cumplió los seis años. Su primer diente, el primer resfriado, el primer conjunto de zapatos que Sehun le compró con su primer sueldo. Ver a Chanyeol de cuatro años reír con su primer diente asomándose, escucharlo reír a carcajadas durante el almuerzo lo había sido todo. La primera vez en que Chanyeol cayó de su bicicleta, su primer día de clases, la primera vez en la que lo vio correr hacia él para pedirle que le ayudara con una tarea.

Sin duda daría todo por verle feliz y haciendo de su vida algo saludable, porque definitivamente prefería verlo formar una familia con el amor de su vida, que verle atemorizando a personas, robando, haciendo cualquier maldad.

Sehun se soltó a llorar mientras sostenía su cabeza. ¿Pero por qué dolía tanto?, sólo se vieron unos días, ¿por qué dolía tanto dejar de verlo?.

Porque los dos seres que Sehun más quería merecían estar felices y si juntos lo eran, él definitivamente lo permitiría.

En su pecho sentía un nudo doloroso que no le permitía respirar con normalidad, cada que abría la boca para suspirar terminaba con un rió de lágrimas bajando por sus mejillas, nublando su vista hasta volver a hundirse en el mismo pensamiento; Todo por él, todo por ellos.

Sehun de pronto se sintió como un niño pequeño cayendo de su bicicleta quedando con cientos de rasguños por todo el cuerpo.

Enamorarse definitivamente no era nada fácil, no era nada fácil asimilar, sentarte delante de una fogata y darte cuenta de que de pronto ése cuento de hadas ya no existe más. Que el príncipe ya no eres tú, que te has convertido en la hada madrina para hacer que la princesa estuviera con un príncipe, un príncipe que definitivamente no eres tú.

Sehun levantó su cara tratando de que sus lágrimas pararan de torturarle, deseaba gritar que su pecho dolía, deseaba gritar que moría de felicidad porque su hermano estaba feliz y estable pero también deseaba gritar que Baekhyun se le estaba yendo de las manos como agua.

Miel y galletas - Chanbaek. (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora