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— No era necesario que lo hicieras pero me siento agradecido. —

Dijo Baekhyun al encontrarse de frente con la fachada de su casa, había aceptado que Chanyeol lo acompañara, ¿para qué negarle el hacerlo?. El camino fue silencioso pero no tenso, no hubo silencios incómodos ni mucho menos comentarios torpes para únicamente no parecer tonto. Chanyeol era tan casual que gustaba.

— Lo hice porque quise, no para recibir un "gracias" a cambio. —

Sin embargo, su actitud a la defensiva no cambiaba del todo, seguía manteniendo el perfil pasivo-agresivo que ahuyentaba a todos a su alrededor.

Baekhyun asintió con la cabeza sin nada más que decir ni tampoco querer decir. Es decir; ¿para qué hablar?, Chanyeol era una moneda de doble cara, cualquier cosa que cualquiera de los dos dijera les llevaría a una posible respuesta, una posible respuesta que probablemente a ninguno de los dos les gustaría. Baekhyun decidió darle la espalda para subir los primeros dos escalones que conducían a la puerta de madera obscura. Chanyeol se mantuvo "abajo" únicamente viendo cómo la cabeza de Baekhyun se elevaba conforme sus piernas subían los escalones hasta llegarle un poco más arriba del pecho.

— Baekhyun. — Le detuvo. Byun no se permitió subir el tercer escalón, se giró para mirarlo y oírle lo que se que fue a oír.

— Lo siento. — Y entonces las piernas de Baekhyun perdieron toda la fuerza que tenían contenida, ¿para qué se disculpaba?, ¿esto era una clase de broma pesada?. Ése era el problema, Chanyeol olía tanto a traición que ya no podías esperar otra cosa de él que no sea una apuñalada por la espalda.

— ¿Sentirlo?, ¿qué es lo que sientes?. — El menor ladeó su cabeza en un intento por escuchar con cuidado cada una de las cosas que dirá Chanyeol.

— Baekhyun...— Repitió el otro.

Con qué propósito repites mi nombre. ¿Baekhyun?, Baekhyun qué, ¡Baekhyun qué!. ¡Chanyeol, habla ya!

Pensó desesperado el más bajito, manteniendo una postura tranquila aunque internamente estaba muriendo de ansiedad.

— Siento haberte tratado de forma en la que te traté. Lo siento de haberlo hecho sin al menos ofrecerme la oportunidad de mirarte cinco segundos más. —

Por mucho que no pareciese una disculpa sincera, lo era. Las opiniones no siempre tienen que ser analizadas meses o años enteros para saber que te encuentras duramente equivocado y que aún estás a tiempo para remediarlo.

— ¿Cómo es qué puedes cambiar de opinión tan de repente?. — Reprochó Baekhyun sin signos de estar bromeando.

— Dejaré de hacerlo. —

Y casi sin comprender, Baekhyun lo miró con ojos llenos de preguntas.

— No te molestaré más. No será necesario que evites pasar por lugares que antes frecuentabas únicamente para no encontrarte conmigo. — ahí acabó, Chanyeol no pudo y no quiso dirigirle la mirada, se dio la vuelta y comenzó a caminar importándole muy poco si Baekhyun deseaba decirle algo.

Todo, absolutamente todo en la vida tiene un precio, todos somos productos empaquetados que caminan chocando entre sí, con un etiquetado en la frente que desde que nacimos define cuando y qué valemos, la poesía no siempre puede ser dulce. El precio por dejar en paz a Baekhyun fue romperle el corazón, pisarlo sin darse cuenta contaba como una simple torpeza que con el tiempo sanaría.

Baekhyun bajó los dos escalones con prisa queriendo hablar aunque su garganta no daba para más que simples jadeos desesperados.

Chanyeol pudo mirar a Baekhyun parado, estático, quieto. Baekhyun era un niño con un rostro tan estético que daba apariencia de un angelito.

Miel y galletas - Chanbaek. (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora