—Joder, Dem, ¿dejas ya de acaparar el espejo? —Olivia empujó suavemente a Demet con la cadera para mirarse—. Estás que te sales. Ahora deja que me vea.
Demet se pasó los dedos por el pelo.
—Estás en mi cuarto de baño. Usa el tuyo.
Olivia suspiró y frunció el ceño.
—Pero me gusta más el tuyo. Venga, aparta —dijo empujándola con la cadera un poquito más fuerte—. Además, tu amiga te está esperando en el salón, así que no seas grosera. Termino en un segundo, ¡y luego vamos a quemar la noche!
Riendo, Demet se echó un último vistazo en el espejo y salió del cuarto de baño. Cogió el modelito que había dejado sobre la cama. Después de ponerse una falda corta negra y una blusa roja de manga corta con botones, se calzó unos zapatos negros de tacón y llamó a Olivia para que le diera el visto bueno. Dio una vuelta con gracia para enseñarle bien el atuendo.
—Estas muy guapa —le dijo.
Demet sonrió y salió al salón. Alina se levantó del sofá de un brinco y con los ojos grises bien abiertos.
—Joder, Demet, estás guapísima.
Poniendo los brazos en jarras, sonrió.
—Muchas gracias Alina.
—Hasta ahora, solo te había visto con ese uniforme horrendo negro y blanco que nos hacen llevar.
—Bueno, pues gracias, Alina. —Se echó a reír—. Para otra camarera de uniforme horrendo, tú tampoco estás nada mal. A mí no me quedan tan bien esas medias de rejilla como a ti.
Alina esbozó una sonrisa traviesa al tiempo que apoyaba la pierna en la mesa de café.
—¿Esto tan viejo? Mira, si pudiera vivir con un body de rejilla, lo haría. Pero por mucho que me importe un pimiento lo que la gente piense, no creo que la sociedad lo considerara muy apropiado, ¿verdad?
Demet negó con la cabeza y se echó a reír.
—Me da que tienes razón.
Olivia salió de la habitación con un vestido rojo y zapatos de tacón a juego. Llevaba el pelo recogido y el vestido se le ceñía al cuerpo tipo reloj de arena como un guante. Después de dar una vuelta ante Demet y Alina, se fue a la cocina, sacó tres vasitos de chupito del armario y los llenó hasta arriba de tequila.
—Venga, señoritas —gritó Olivia—. Vamos a tomarnos un par de chupitos antes de salir.
Las tres mujeres se bebieron su chupito, emocionadas por salir de marcha por la ciudad. Tras apurar el segundo, oyeron un golpe en la puerta y Dilan entró sin más.
—¿Para qué te molestas en llamar, idiota? —preguntó Olivia, poniendo los ojos en blanco. Demet le dio un codazo en el estómago—. Digo, Dilan, claro —dijo con la voz entrecortada por el golpe.
Dilan le dedicó una sonrisa falsa y luego se fijó en Alina. Volvió a mirar a Demet con una expresión inquisitiva.
—Pero ¿qué vas a hacer? Pensaba que esta noche la pasábamos juntos.
Demet sonrió, cruzó el salón y se le abrazó al cuello.
—No, el otro día te dije que íbamos a tener una noche de chicas con Alina y Olivia.
Dilan la cogió por las caderas con suavidad y le preguntó al oído:
—¿Podemos salir y hablar un momento?
Demet asintió, él le cogió la mano deprisa y se la llevó al dormitorio. Cerró la puerta y se cruzó de brazos.
—¿Esa de qué coño va? —susurró.
ESTÁS LEYENDO
Destino
Romance(Historia adaptada D&C) UN PRIMER ENCUENTRO PERDIDO. UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD QUE NO DEJARÁN ESCAPAR. Recién graduada en la universidad y tratando de hacer frente a la muerte de su madre, Demet Özdemir se traslada a la ciudad de Nueva York para inte...