Las palabras eran simples, el diseño, elegantemente sencillo. El despacho de Can estaba en completo silencio, excepto por el repiqueteo monótono y rítmico que él provocaba al golpear con la tarjeta impresa sobre el escritorio, una y otra vez. Había perdido la cuenta de las veces que la había mirado a lo largo del día.
Ante nosotros se presenta un camino abierto… un futuro lleno de amor eterno… Por favor, únete a nosotros porque DEMET ÖZDEMIR Y DILAN PARKER celebramos nuestro enlace.
Sábado, 23 de septiembre de 2019,
a las seis de la tarde The Diamond Room Calle Cincuenta y cinco Oeste, n.º 30 Organizado por Gina y Henry Parker S. R. C. 212-981-1275 antes del 15 de septiembre.El ruido de la invitación que percutía sin cesar sobre el escritorio de Can no era el único sonido de la sala. Sin embargo, había que acercarse mucho a él para poder distinguir alguno.
Eran los sonidos de la destrucción de su corazón y su respiración superficial. No estaba sorprendido, pero tenía delante la prueba de que ella pensaba llegar hasta el final.
A Can le había llegado la noticia hacía unos días. Dilan había anunciado la boda, entusiasmado, y sus palabras habían sorbido toda la esperanza de Can, junto con todo el aire de sus pulmones. Durante la breve conversación que mantuvo con Dilan y teniendo en cuenta que tenía que mostrarse feliz por ellos, Can se había sentido como Jekyll y Hyde. Consciente de que su tono debía revelar algo parecido a la emoción, había felicitado a Dilan y le había salido incluso mejor de lo que esperaba. Al colgar, había necesitado hasta su último ápice de autocontrol para no estampar el teléfono contra la pared. Pero daba igual. El cuchillo ya se había clavado en lo más hondo de su corazón y lo había mutilado.Can estaba tan concentrado en la invitación que apenas se percató de que Osman había entrado arrastrando los pies. Levantó los ojos de aquel anuncio torturador y miró a su hermano. Osman estaba enterado de lo que ocurría y tenía cara de preocupación. Can sabía qué le iba a decir y, joder, no quería oírlo.
—Es lo que hay, muchacho. Tienes que dejarla…
—Cállate la puta boca, Osman —siseó—. No tienes ni idea de lo que tengo en la cabeza ahora mismo.
La sorpresa de Osman se hizo evidente en su rostro al fruncir el ceño.
—Entonces, ve a por ella, Can. Cuando uno quiere algo con tantas ganas, no se rinde sin más: lucha y lucha, hasta que no puedas luchar más. Los Yaman lo llevamos en la sangre, por lo que tendría que resultarte bastante fácil. Además, no he conocido a un cabroncete más tozudo que tú en toda mi vida.
Can estuvo a punto de soltar una carcajada amarga, pero se detuvo un instante a considerar la sugerencia de su hermano. Sabía que podía entrometerse en la vida de Demet y desgastar sus defensas. A cada segundo que pasaba, la idea de retenerla en su piso se le hacía más atractiva, en sus brazos, en su cama, hasta que ella se quitara la coraza y jurara ser suya. Sabía que ella ocultaba sus sentimientos hacia él y comprendía el miedo que tenía a desatarlos. El riesgo era enorme para ambas partes. Si ambos confesaran su deseo de estar juntos, todos los someterían a un escrutinio muy duro para ellos, aunque podrían afrontarlo juntos.
Pero ¿qué sentido tenía ir a por ella? Le abrasaba el corazón pensar que podía dedicarle su tiempo y posiblemente —no, seguro— enamorarse de ella, y que ella acabara decidiendo que no quería estar con él. Si se lo planteara siquiera, sería imbécil de remate. El problema era que en cuanto cerraba los ojos, era en ella en quien pensaba. La sensación de impotencia lo consumía.
—¿Estás loco? ¿Luchar por ella? Se va a casar con él.
—¿Y el loco soy yo, dices? —interpeló Osman con incredulidad. Se sentó delante de Can y ladeó la cabeza—. Hermano, no solo has decidido asistir a la fiesta del enlace, sino que, además, has aceptado la petición de Dilan para ser su padrino de boda. A ver quién es el que está loco…

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Destino
Romansa(Historia adaptada D&C) UN PRIMER ENCUENTRO PERDIDO. UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD QUE NO DEJARÁN ESCAPAR. Recién graduada en la universidad y tratando de hacer frente a la muerte de su madre, Demet Özdemir se traslada a la ciudad de Nueva York para inte...